Capítulo 2

392 37 5
                                    


𝔍𝔬𝔢𝔩

Sabía que era arrogante y orgulloso, lo había notado desde que vino hace un mes por el aviso de bartender, entró al lugar mirando todo como si fuese una mierda muy mala para su persona, deslizando sus ojos verdes por cada rincón sin esconder siquiera lo mucho que le desagradaba. Él y yo no habíamos hablado antes, no me encargo de contratar personas, ese es el trabajo de Zabdiel, yo solo me limito a rellenar cheques con sumas de dinero lo suficientemente grandes como para que todos los trabajadores hagan lo que tienen que hacer sin meter las narices en lo que no les importa pero este en particular y a pesar de no tener absolutamente nada que ver con el mundo de los tragos y la noche, fue fácil de captar, solo necesitó escuchar cuanto iban a pagarle para que se abriera de piernas como una ramera.

Lo cierto es que había demostrado ser diferente a lo que creí, aceptó sin chistar por los horarios y turnos alternos que le ofrecieron sin embargo no hizo nada por querer que Zabdiel se lo follara encima de la mesa, contrario a eso, se limitó a asentir con gestos controlados, como si no quisiera que se notara lo mucho que le atraía la idea de ganar unos buenos ceros al mes. Comenzó a trabajar a los dos días de su entrevista y hasta hoy, además de ser un arisco de primera con aires de superioridad, ha cumplido con su parte del contrato, sirve tragos sin parar y entra a la hora que le corresponde sin embargo cometió su primer error, no tiene idea de lo vigilado que está y por eso ahora lo tengo entre la pared y mi cuerpo, es más bonito de cerca y tengo que admitir que me encantaría escucharlo gemir mientras me lo follo pero tampoco voy a darle el gusto.

-¿Qué se supone que eso significa? -Su tono es más calmado de lo que esperaba, suponía que reaccionaría diferente pero ya veo que su orgullo es más grande de lo que creía.

-Significa que tu pequeño culo me pertenece.

-¿De qué carajo estás hablando? ¿Quién te dió el derecho de hablar de esa manera? Estás muy enfermo, idiota. Si ya terminaste lo que querías decir, voy a largarme de acá porque no estoy para otro baboso que piensa con el pene. -Empujó mi pecho con fuerza y fue sorprendente la rabia que emanaban sus palabras, este pequeño idiota tenía agallas, bastante a decir verdad.

-¿Eres selectivo acaso? ¿Piensas que no soy lo suficientemente hombre para tí? No jodas Erick, te gusta mucho el dinero que te pago como para largarte de acá. -Yo estaba enojado, realmente lo estaba porque era la primera vez que alguien me rechazaba, la primera que alguien me miraba con asco y aunque no buscaba ni mierdas de él más que cogérmelo una vez, mi orgullo estaba herido sin embargo usé mi mejor sonrisa falsa, no iba a permitirle notar nada.

-Me pagas para servir alcohol en putas copas, ya lo dijiste, idiota, no para aguantar tu incapacidad para mantener la polla quieta.

-Entonces...¿Es solo cuestión de dinero? Siempre es cuestión de dinero. -Mi sonrisa se hizo más grande mientras observaba de cerca su rostro rojo de rabia, había tocado un punto sensible y estaba comenzando a disfrutarlo.

-No me acostaría contigo ni con todo el dinero del mundo, el problema no es que puedas pagar por un culo, el problema es que el mío está fuera de tu alcance.

-¿Estás seguro de eso? -Sonreí mientras me acercaba más, ya estaba lo suficientemente pegado a su delicada anatomía como para sentir el vibrar incontrolable de su respiración. Estaba nervioso y aunque sus ojos eran puro veneno, era evidente que su cuerpo decía lo contrario.

-Aléjate de mí antes de que te arrepientas. -Gruñó enojado mientras intentaba apartarme, está vez no lo logró.

-¿Qué harás? ¿Vas a gritar? -Reí con sorna, se me estaba haciendo el difícil pero sabía que iba a caer, todos lo hacen.

-Voy a patear tus bolas tan fuerte que jamás en la vida vas a tener una erección.

El tono frío y completamente pesado que utilizó, me hizo darme cuenta de que no dudaría en hacer lo que dijo. Nos quedamos en silencio durante unos segundos, él seguía respirando de forma irregular, con su pecho subiendo y bajando contra el mío y aunque segundos antes había estado pensando en follarlo, ahora no sentía más que rabia por él. Era un pequeño grosero y maleducado pero tenía agallas para enfrentarme de esa forma, si hubiese sido cualquier otro, no dudaría en mandarlo a la calle por hacerlo, detesto a las personas como él sin embargo iba a dejar que permaneciera acá, si quería dinero, tendría que trabajar muy duro para tenerlo.

-¿Eres consciente de lo que acabas de hacer? -Hablé dando un paso lejos de él, la rabia seguía en sus ojos claros pero noté el alivio inmediato por la distancia.

-¿Eres consciente de que puedo denunciarte por acoso?

-¿Acoso? ¿Acaso crees que eres tan bonito como para que quiera meter mi pene en tí? No me hagas reir, no eres la gran cosa, solo estaba probando cuan fácil eres.

-No soy fácil y si ya terminaste la estupidez que hacías, voy a retirarme, tengo que servir putas copas.

Salió del despacho con paso firme y relajado, como si no hubiese estado hace dos segundos entre mi cuerpo y la pared, el maldito idiota creía que había ganado la partida, ni siquiera sabía que esto era solo el comienzo. Sonreí por lo sucedido, pocas veces la gente lograba sorprenderme y este renacuajo había sabido como hacerlo, que pena que no estuviera enterado de lo mucho que iba a divertirme a partir de ahora, había elegido las palabras justas para incluirse como cabeza en la lista negra que guardaba bajo llave, iba a encargarme de hacerle tragar sus palabras, iba a lograr que viniera a mí, que rogara por mi atención, iba a hacer todo lo que estuviera en mis manos para que gimiera mi nombre cuando me lo follara, después... después simplemente iba a pasar de su culo y mandarlo a la mierda como hacía con cada uno antes de él.

El reloj de mi muñeca anunciaba que era casi la hora de cerrar, la noche había sido productiva y mi cuenta de banco solo hacía aumentar. Inferno no era solo un club cualquiera, era el puto amo, construido desde cero con sacrificio, sudor y esfuerzo, nadie más que yo había invertido su vida a esto, cada billete que entraba a mi poder, era un recordatorio de lo equivocados que estuvieron todos conmigo, un recordatorio de que jamás necesitaré de alguien para alcanzar lo que quiero, un recordatorio de que todo eso que dijeron mis padres cuando confecé que me gustaban los chicos, no es más que polvo en el viento. Lanzarme a la calle con solo dieciseis años, sin nada más que la ropa que llevaba puesta, fue tan duro como necesario, fueron tiempos horribles que no quiero recordar, noches de frío y hambre a merced de la denigración de mi propia sangre solo por tener gustos que no fueron capaces de comprender, era un niño y estaba solo, solo con una homosexualidad definida más no consumada pero de todo se aprende, todo golpe te hace más fuerte y quienes juzgaron tus elecciones y abandonaron a tu suerte, vuelven a tí como ratas hambrientas, como hienas carroñeras cuando saben que ya no eres aquel niño indefenso. Por eso hoy, ocho años después y con todo un imperio en mi nombre, puedo decir que mis mal llamados padres, no tienen ni un céntimo de mí, no merecen ni la lástima por haber sido la causa de mis días más sombríos, por eso respiro en libertad y me sirvo un whiskey en nombre de sus fracasos.

-Y tú pequeño Erick...vas a saber muy pronto lo que significa estar en el top de mi lista negra.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Inferno II JoerickWhere stories live. Discover now