Capítulo 16

366 35 13
                                    


𝕰𝖗𝖎𝖈𝖐

-Para...por favor. -Susurré cuando el aire era necesario para mí, cuando mis pulmones pedían a gritos un poco del oxígeno que él me robaba. El beso había sido tan intenso como aquel primero y yo tenía miedo.

-Te deseo. -Jadeó tomando mis mejillas en sus manos, acentuando cada sílaba como si quisiera tatuarlas en mi piel, como si le doliera expresarlo en voz alta y yo lo entendía, lo entendía porque sentía lo mismo.

-Yo...no puedo, Joel...no puedo jugar tu juego sin salir perdiendo.

Tal vez me adelanté al decir mi pensamiento, tal vez debí guardar en mi interior todo lo que me hacía sentir, todo el miedo que vivía en mi pecho como un organismo independiente y carroñero que se alimentaba de mi incapacidad para separar lo que sentía con lo que era correcto porque si de algo estaba seguro es de que desearlo como lo hacía, era un error. Era un error porque nunca me dió nada más que malos tratos, era un error porque yo era solo un chico pobre de veinte años que trabajaba para poder cumplir con algo que no pude lograr, no al menos como quería, era un error porque mi cuerpo y mi alma eran puros, inocentes, era un error porque el hombre que tenía delante, es todo lo contrario a mí. Es un ser que ha vivido demasiadas lunas a merced de un patrimonio económico que desconozco, que ha probado más labios que botellas, que ha utilizado Dios sabe cuantos cuerpos para saciar su placer y jamás podría ofrecerme más que una cama y sexo vacío y yo no estaba listo para eso.

-¿Qué juego? -Habló ronco y notoriamente excitado, no estaba encima de mí pero no me hacía falta para saber que su erección regía entre sus piernas.

-Tú... solo quieres jugar, yo no puedo hacerlo. -Sabía que estaba siendo demasiado abierto, que le estaba entregando en bandeja de plata la llave de mi vulnerabilidad pero ya no podía guardarlo más tiempo, no buscaba nada, solo quería terminar lo que nunca empezó y aunque me doliera demostrar lo que sentía, era necesario para sanar.

-¿Qué juego? -Repitió esta vez con tono serio y me atreví a mirar sus ojos, error, no debí hacerlo, no cuando la preocupación real estaba detrás de sus avellanas claras. Observé por unos segundos y me permití grabar en mi mente el sentimiento confuso que me atravesó el pecho, ese que me decía que estaba siendo sincero pero al mismo tiempo me pedía alejarme.

-Este...ni siquiera se que estás haciendo acá. -Tal vez yo era solo un pobre iluso que pretendía escuchar algo bonito, algo que alimentara a mi alma carente de buenos recuerdos de amor y sabía que era imposible que él me brindara eso, que protegiera mi alma como si fuese sagrada, sabía que me rompería en pedazos como ya antes hizo pero ahí estaba yo, ansioso por su respuesta.

-Vine a la cena que tu abuela pidió.

-Lo se pero...

-Pensé que no estabas acá, estaba buscando el baño y bueno...me equivoqué de puerta. -Su respuesta me desanimó un poco, a pesar de saber que obviamente no me estaba buscando a mí, mi tonto corazón quería creer que si, que mi ausencia le causaba lo mismo que a mí la suya.

-Pues ya puedes irte, definitivamente este no es el lugar que buscabas.

El tono amargo de mi voz hace que achine sus ojos para mirarme mejor, me pone los pelos de punta el solo hecho de sentir como escruta mi rostro en busca de algo que no se si puedo ocultarle y por un tiempo indefinido, ambos solo estamos ahí, viéndonos a los ojos, tratando de comprender que diablos nos está pasando. Joel es un hombre hermoso, desde la primera vez que lo ví, quedé más que flechado con él, sería muy tonto no admitirlo pero sabía que no era para mí, no pertenecemos al mismo mundo y con el paso de los días en el Club, pude notar que ni siquiera sabía de mi existencia. Cada noche desaparecía con un chico nuevo en sus garras, el destino era incierto pero el objetivo estaba claro y fue ahí donde comprendí que jamás volteraría a verme porque yo no era como ellos, no era guapo ni adinerado, no era un alma libre y dispuesta, no era más que un pobre chiquillo que trabajaba sin parar por una causa noble. Nunca pasaría nada, ni siquiera un saludo y me armé de barreras para evitar caer, iluso fui, jamás cumplí mi promesa y aunque demostraba lo contrario y me engañaba a mí mismo enlistando todo lo malo que encontraba en él...terminé definitivamente a sus pies.

-¿Por qué insistes en sacarme de tu vida?

-¿Qué? -Definitivamente no era lo que esperaba escuchar, ni siquiera sabía que podría decir eso y mi sorpresa fue notoria, él sonrió sin alegría alguna, más bien lucía como lastimado y eso estaba por completo fuera de mi capacidad de comprensión.

-Tú insistes en poner barreras entre los dos.

-Yo no hago eso. -Me removí incómodo en la cama, él estaba demasiado cerca y su calor corporal llegaba a mí creando pequeñas olas de electricidad, no quería eso, no podía con eso.

-Haces exactamente eso, lo hiciste en mi despacho la primera vez, lo hiciste cuando nos besamos y saliste huyendo, lo haces ahora.

-No salí huyendo. -Respondí enojado ahora, el solo recuerdo de él quedando con un chico para tener sexo aún cuando yo estaba delante, aún cuando mi respiración no había vuelto a la normalidad por el beso que compartimos, aún cuando tenía una jodida erección que obtuvo por mí cuando me ofrecí como un completo virgen y me rechazó, hace que todo vuelva de golpe y ya no quiero verlo.

-Si...

-No...no salí huyendo, tú fuiste tan cerdo y asqueroso de ponerte a planear tu follada de la noche con alguien más. Tú pudiste hablar en otro momento pero preferiste que yo escuchara como ibas a cogerte a otro. Yo estaba ahí, yo te...te...¡Joder! Te ofrecí mi virginidad, estaba dispuesto a entregarme a tí y tú solo...solo...

-Fui un idiota que hizo planes para coger con alguien más. -Saberlo de antemano no hacía que ahora doliera menos, el peor castigo era escucharlo de sus propios labios y repetir en bucle el sentimiento oscuro que me crea ese recuerdo.

-Vete de acá, no se que estás haciendo, ya te dije que no voy a jugar tu juego. Tienes demasiados cuerpos donde liberar tus tensiones, demasiado niños ricos que están dispuestos a ser solo uno más en tu colección pero yo no.

-No me trates así.

-Entonces lárgate, sigo sin entender que jodida mierda haces en mi habitación.

-Ya te dije, me equivoqué de puerta, creí que no estabas.

-Pues lamento decepcionarte pero acá estoy y este no es el puto baño. -Casi grito mis palabras, estaba al borde de un colapso y no quería perder los papeles delante suyo pero me estaba doliendo demasiado comprender que realmente no me buscaba, que no le interesaba en lo más mínimo mi existencia.

-Doy gracias a Dios por confundirme de habitación porque no me habría perdonado  no verte. Eres demasiado filoso para aceptar mis plalabras y se que no me crees nada porque he hecho todo lo contrario pero yo no he podido dejar de pensar en tí ni un jodido día, no se que me hiciste, Erick pero ya no quiero que me apartes de tu vida, te quiero para mí aunque ninguno de los dos entienda que es lo que siente pero de verdad no voy a dejar pasar la oportunidad de tenerte. No es juego, tú no eres un juego, no más, no ahora, no cuando se lo mucho que me equivoqué contigo. Me gustas y me gustaría que me permitas enseñarte el caos que creas en mí.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Inferno II JoerickWhere stories live. Discover now