Capítulo 23

400 39 4
                                    


𝕵𝖔𝖊𝖑

-Espera...espera, Erick.

-¿Para qué? Es evidente que no tienes nada que decir y yo hablé de más.

-No puedes solo irte así, no puedes volver a irte. -Él se encontraba a medio camino de llegar a la puerta, su semblante no era agradable y yo estaba nervioso, jodidamente nervioso por enfrentar a un niñato que aunque no lo sabía, tenía el total control sobre mí.

-Nunca antes he estado aquí, es la primera vez que me largo.

-Lo sé, me refiero a que no te vayas de mí, no puedo seguir más así, Erick, ya no.

-¿Qué dices?

Él estaba tan sorprendido que permitió que me aferrara a su cuerpo, no reaccionó cuando lo abracé por la espalda e impedí que siguiera su camino. Mi corazón latía fuera de control en mi pecho y podía jurar que mis piernas temblaban. Era jodido, había tenido sexo con más personas de las que puedo recordar y un simple chiquillo virgen que ni siquiera ha hecho más que devolverme algunos besos, tenía la total capacidad de inmovilizarme, de alterar mi cuerpo y mi alma de formas que jamás pensé.

-Yo...estoy enamorado de tí.

Silencio.

El maldito silencio haciendo fuerza en la habitación, impregnándose en el aire sin permiso de nadie pero con la autoridad suficiente para hacerme temblar. Sentí el pequeño saltito que dió en mis brazos cuando escuchó mis palabras, cuando se percató de que mi voz era literalmente una súplica, un llamado de auxilio, una necesidad latente de recibir una respuesta favorable, una respuesta que no rompiera mi alma en pedazos, alma que ni siquiera sabía que tenía hasta que lo conocí.

-No...no tienes que...no es necesario que digas...

-Es necesario, Erick. -Esta vez soy firme, esta vez me sobrepongo a mi miedo y mis nervios, es hora de enfrentar la realidad y no puedo actuar como un cobarde cuando él ya hizo todo primero.

-Joel

-No... solo...espera. -Lo tomo de la mano y hago que vuelva al sofá, necesito hablarle de frente antes de que se enfríe el momento.

-¿Qué pasa?

-Mis padres me corrieron de casa cuando admití que me gustaban los chicos, era solo un muchacho inexperto que ni siquiera había tenido alguna relación y tuve que aprender a vivir solo. No tenía dinero, no tenía nada más que la ropa que llevaba puesta pero salí adelante. Con los años me fui haciendo frío, tal vez algo insensible pero levanté mi imperio sin deberle nada a nadie, sin rogar por ayuda y aunque a veces me sentía solo y necesitaba un hombro para llorar, no lo hice, solo pensaba en mí, en lo que había alcanzado, en lo que logré sin ayuda de nadie.

-Joel...

-Todo el que se acercaba a mí era solo por mi dinero, por tener solo un poco de beneficio y yo me aproveché de eso, me aproveché de los que se aprovechaban de mí y fue así durante mucho tiempo, fue así hasta que te conocí. Yo me fijé en tí desde la primera vez que entraste por esa puerta, no voy a mentir, al principio creí que podía tenerte y se me iba a pasar después de tener sexo, que serías solo uno más en la lista pero pasaron los días y no podía sacarte de mi cabeza. Me ignorabas, nunca te vi mirarme y siempre llevabas ese aire prepotente como si te creyeras superior a todo y me molestaba, me enojada saber que yo no podía dejar de mirarte  y tú... tú...

-Yo hacía lo mismo contigo, yo también pensaba que no me mirabas. -Y su tono al decirlo fue tan bonito, tan cargado de sentimiento que mi corazón fácilmente pudo derretirse. ¿Cómo podía existir un ser tan hermoso?

-Yo realmente estoy enamorado de tí. -Tomé sus manos en las mías, necesitaba que me creyera, que realmente comprendiera que era verdad, que no estaba mintiendo ahora. -Lo sé porque nunca antes me enamoré de otra persona y quizás pienses que solo es un juego, entiendo que te parezca eso porque me haz visto con más chicos pero yo en serio...yo en serio estoy enamorado de tí, Erick y si te traté tan mal y busqué otros cuerpos para mis fines lujuriosos, fue porque no creía que sintieras algo por mí y sobre todo porque yo mismo no quería aceptar que me tenías a tus pies.

-¿De verdad estás enamorado de mí?

-Con todo lo que soy, Erick.

-¿De verdad? ¿No me estás mintiendo?

-No miento.

-Está bien...yo...te creo. ¿Vale? Te creo. -Sonrió pequeño para mí y suspiré enternecido, era realmente lo más hermoso que mis ojos habían visto y gracias a Dios...era mío. ¿Era mío?

-Solo...prométeme que no vas a huir, que nunca más vas a alejarte de mí.

-No lo haré, ya no voy a irme. -Aseguró con una sonrisa que removió mi mundo, él iba a matarme de ternura.

-Gracias, Erick, de verdad. -Me acerqué un poco más, no quería tornar esto sexual, no era el momento aunque tenía ganas pero necesitaba su calor, su aroma a bebé para confirmar que era real, que estaba aquí conmigo, que este momento no se iba a escurrir como agua entre mis dedos.

-Gracias a tí, yo realmente me siento ahora como un idiota.

-¿Por qué?

-Porque te he juzgado mal, nunca creí que hubieses tenido que pasar por algo como lo que me contaste, siempre pensé que eras un hijito de mamá. -Reí sin gracia ante eso, no me enojaba, de hecho lo entendía pero nada más equivocado que eso.

-No lo soy, no soy un hijito de mamá.

-Ya se...ahora se, por eso te pido perdón.

-No es necesario, estabas en tu derecho.

-No fui justo y siento que necesito hacer algo para compensarte.

-Puedes hacer mucho para compensarme pero ahora vamos a desayunar, no hemos pedido nada y ha pasado tiempo. -Sabía que este era un posible momento romántico sexual pero no quería eso, no quería que la primera vez de Erick viniera acompañada de una historia triste, no quería tener sexo por impulso, quería que fuera especial porque él era especial.

-Creo que es buena idea, en realidad tengo hambre. ¿Quieres que prepare algo de comer? Así no gastas dinero en algo que puedo hacer yo.

Y fue en ese momento en el que estuve seguro totalmente de que Erick era la persona que quería en mi vida, ese pequeño chico con carencias económicas y un pasado difícil que no se deslumbraba ante el lujo o el dinero. Sabía que yo poseía una fortuna a mi nombre, que la plata no era un problema y que comprar un desayuno era algo completamente minúsculo para mí, sabía que lo que podría gastar en ello no significaba nada en comparación a lo que tenía y sin embargo aún así, él prefería preparar con sus propias manos lo que comeríamos. Reafirmé lo que ya sabía y lo besé delicadamente porque merecía que lo cuidara como un tesoro, él era un tesoro y saber que en lugar de querer tomar ventaja sobre mí usando mis sentimientos a su favor, el prefería seguir siendo un simple chico que no necesitaba más que respirar para tenerme irremediablemente a sus pies.

 Reafirmé lo que ya sabía y lo besé delicadamente porque merecía que lo cuidara como un tesoro, él era un tesoro y saber que en lugar de querer tomar ventaja sobre mí usando mis sentimientos a su favor, el prefería seguir siendo un simple chico qu...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Inferno II JoerickWhere stories live. Discover now