Capítulo 10

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𝕵𝖔𝖊𝖑

-¿Comprendes?

-Lo has repetido treinta veces en los últimos diez minutos, me ha quedado claro.

-No seas idiota, Zabdiel, si lo pregunto es porque quiero que salga tal y como lo he planeado.

-Si, me ha quedado claro. Lo que sigo sin entender es por que no quieres que lo sepa, si él mismo vino a pedirte ayuda...

-Mira, si te pedí que averiguaras todo de su vida, fue porque no tenía ni puta idea de por que pidió el dinero. Esa noche solo vino a decir que lo necesitaba, no dijo la cantidad y no dijo para que.

-¿Y desde cuándo a tí te importa lo que los demás quieran?

-No me importa, simplemente quise saber cual era el motivo, no tenía pensado ayudarlo hasta que la verdad me golpeó.

Admití esta vez sin vergüenza, realmente me sentía un basura por haber dicho todas esas cosas aquella noche, por haber hecho que se largara como lo hizo, por haber sido tan indolente. Normalmente no me preocupaba por nadie, mi vida no se basaba en ayudar a otros pero cuando Zabdiel se presentó en mi despacho con el reporte que le solicité, todo dentro de mí se sintió horrible, yo me sentí horrible. Erick no era absolutamente nada de lo que yo creía, ni siquiera se acercaba a la definición de ramera que tan entusiastamente le había otorgado, era todo lo contrario y aunque no tenía por que importarme, lo hizo, me importó demasiado y aquí estaba yo, entregando un cheque por veinte mil dólares de forma anónima para que pudieran darle a la abuela la operación.

-Bueno...debo admitir que su vida es una mierda, no creí que fuera tan pobre, digo, es realmente pobre y además tiene toda esa situación.

-Por eso quiero que le entrgues esto a su hermano. Según lo que conseguiste averiguar, está a punto de salir y es la oportunidad que tendrás.

-¿Y por qué mejor no...

-Quiero que se lo des en persona, iría yo mismo pero tal vez me reconoce y el anonimato se iría por el desague. Ve, le entregas el jodido cheque y le dices que no haga preguntas. Son veinte mil y los necesitan con urgencia, no creo que le moleste que alguien se lo regale.

-Tienes razón, voy a salir y esperar a que el chico aparezca.

-¿Tienes la foto?

-Seguro, es guapo el bastardo, no olvidaría su cara. -Una sonrisa extraña se cruzó en sus facciones, Zabdiel no era como yo, no andaba de cama en cama por la vida pero era gay.

-No vinimos a que te enredes con su hermano, solo entrega el maldito cheque.

-Ya... deja de ladrar, hombre, tal parece que te gusta Erick.

-Vete a la mierda.

El idiota se bajó del auto con una sonrisa en sus labios, no sabía lo que sus palabras causaron pero una incomodidad extraña se instaló en mi pecho al escucharlo. Me quedé en silencio mientras él caminaba hasta sentarse en una banca en frente de la farmacia de la cual debería salir en breve el hermano de Erick y esperé mientras cientos de ideas descabelladas corrían como lava por mi cabeza, ideas que no tenían el mínimo sentido pero que estaban ahí, jodiendo mi maldito cerebro como si fueran un taladro percutor.

Una semana atrás, Erick había venido por sus propios pies a mí, había caminado en mi dirección por voluntad propia, por un propósito, por una causa justa y yo había actuado como un auténtico imbécil, había alardeado de mi fortuna mientras señalaba sus carencias, había ofendido su integridad, burlado su motivo, había prácticamente puesto su nombre en la lista de personas aprovechadas que me rodeaban. Yo no era un santo, poco me importaba el resto de la gente pero fue un duro golpe saber la verdad, me sentí ridículo cuando conocí lo que él callaba.

Inferno II JoerickWhere stories live. Discover now