Lena se levantó del sofá y fue a abrir la puerta. No tenía idea de por qué aparecería a las once de la noche, pero todavía estaba feliz de verlo.
—James, ha pasado mucho tiempo— dijo sonriendo a modo de saludo.
—Lo ha hecho— dijo James besando su mejilla al pasar.
—Entonces, ¿a qué debo esta visita nocturna? — preguntó cerrando la puerta y guiándolo a través de la cocina hasta el salón.
—Mañana daré una conferencia como invitada y decidí usarla como excusa para visitar a Kelly. Pero aparentemente todavía está agotada por haber jugado voleibol todo el día de ayer, así que decidí dejarla dormir un poco y salir a caminar. Encontré que mis pies me llevaron aquí, y conociéndote como te conozco, —se encogió de hombros. —Supuse que aún estarías despierto—
Lena sonrió y se sentó indicándole a James que se sentara también. Miró alrededor del salón por un momento y luego se acercó para sentarse en el sillón junto a ella. Palpó detrás de él y levantó un camión de juguete con una sonrisa.
—Entonces, escuché que tienes un nuevo hombre en tu vida— dijo. Lena se echó a reír y se recostó.
—Sí, lo hago. Como puede ver, ha tenido un gran impacto en mi hogar—Pasó la mano por el espacio indicando los diversos juguetes y libros esparcidos. James miró a su alrededor y le dio esa sonrisa que solía hacerla derretir un poco.
—Ciertamente tiene muchas de sus cosas aquí—dijo James poniendo la camioneta en la mesa de café.
—Yo culpo a Andrea—dijo Lena con un suspiro. —Ha decidido que quiere el papel de la tía divertida y no importa lo que yo diga, sigue apareciendo con juguetes y ropa nuevos que encontró y pensó que le quedarían bien. Sin embargo, la cantidad excesiva de libros que admito es culpa mía—Señaló una precaria pila de libros de imágenes en el extremo de la mesa de café. James le sonrió de nuevo.
—¿Quieres una bebida? — ella ofreció.
—Me encantaría uno si lo estás ofreciendo—Lena se levantó y bajó el whisky del estante alto en el que ahora vivía. Se sirvió un par de dedos para ambos y devolvió la botella. Le entregó un vaso a James mientras pasaba y regresaba a su asiento.
—Entonces, háblame de él. Este nuevo hombre tuyo, — dijo James. Lena se rió y negó con la cabeza a James. Él le devolvió la sonrisa. Lena suspiró.
—Él es muy dulce, absolutamente devoto de mí— dijo dándole una mirada a James. Él sonrió animándola a continuar. —Él toma mi mano cada vez que salimos juntos— James se rió entre dientes. —Él ama a mis amigos, le encanta estar cerca de mí, siempre quiere quedarse y cada día encuentra una nueva forma de distraerme de mi trabajo—James siguió sonriendo mientras ella tomaba un sorbo de whisky.
—Suena como un puñado— dijo James.
—Él es en cierto modo. Pero bueno...—Lena bajó su vaso y su atención se centró en la vía del tren que Leo había dejado esa mañana y se había olvidado de guardar. Ella sonrió. —Él también me hace sonreír, tiene los ojos azules más dulces que he visto en mi vida, y... confieso que lo amo mucho. Tampoco encuentro que realmente me importen las interrupciones en mi trabajo—
James sonrió y tomó un sorbo de su whisky aparentemente sin prisa por llegar al grano. Lena lo incitó con una mirada.
—Lena, yo ... te extraño. Caminaba esta noche pensando en los cambios en tu vida y bueno... encuentro este lado tuyo bastante, cautivador. No es que no lo estuvieras antes, pero... —Se encogió de hombros. —Pensé que todavía no estabas interesado en este lado de las cosas. Tener una familia—Lena se echó a reír y se recostó.