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Génesis | Capítulo: Punto y aparte
11 DE NOVIEMBRE, 2020
Salgo del baño, escuchando como Milagros conversa con India cuál amigas de toda la vida, mirándolas a ambas sentadas sobre el sillón con la televisión de fondo.
Para sorpresa de ambas, India ladra en respuesta, como si realmente entendiera las boludeces que mi prima comenta, haciéndonos reír.
–La amo –me comenta con una sonrisa plantada en su cara, señalando a mi bebé, quién baja de un salto y corre hacia mí en cuanto me ve.
La levanto en seguida, llevándola conmigo otra vez hasta el living y tomando lugar donde antes había estado ella junto a Milagros.
–¿Y el padre?
Mi sonrisa disminuye un poco ante la pregunta, recordando los malos términos en los que quedamos con mi novio desde aquella situación con Santiago hace unos días.
Y como lo extraño, a decir verdad.
Apenas si intercambiamos un par de mensajes a la mañana cuando me avisa que se va a entrenar y cuando vuelve; y por ahí algún que otro durante el resto del día.
Las veces en las que sugirió pasar por mi departamento un rato o que yo suba, terminé negándome e inventando alguna que otra excusa pobre.
No se exactamente porqué, pero no me siento con las ganas suficientes de enfrentar la situación y tocar nuevamente el tema, molesta todavía con su falta de interés.
Así que no me parece tan mal el hacerlo sufrir un poco con mi distanciamiento. A ver si así le sirve para darse cuenta de su error.
–Entrenando, supongo –contesto, evitando mirarla al hacerlo.
–¿Supones? ¿Por qué se pelearon ahora? –deduce rápidamente, ni siquiera permitiéndome negarlo. Aunque poco sentido tendría el hacerlo.
Muevo mi cabeza en un gesto dubitativo antes de responder.
–No peleamos justamente, pero tampoco estamos muy bien que digamos –cuento y ante su silencio sigo– Fue una boludez, en realidad. Tuve un choque de palabras con Santi y bueno, quedamos medio mal.
–¿Que sería un choque de palabras con exactitud?
–Se estaban peleando con Pía, quise defendarla y calmarlos un poco a los dos también, pero hice todo lo contrario haciéndolo enojar más a Santi y me terminó diciendo que no me meta porque yo no era la madre –le explico, levantando mi mirada de India para pasarla a ella.
Mantiene esa expresión de asombro en su cara, la misma que seguramente tuve yo al escucharlo de primera mano.
