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16 DE JUNIO, 2021

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16 DE JUNIO, 2021

Génesis | Capítulo: Amigos

Los bracitos de Bautista se enredan al rededor de mi cuello y se aferran a éste, besando rápidamente mi mejilla antes de mirar a Enzo y sacarle la lengua.

–Te estás desubicando, pendejo. Ya vamos a hablar vos y yo –mi novio se la sigue, haciéndose el ofendido ante las burlas del menor.

Esta vez soy yo la que deja un beso sobre uno de los cachetes de Bauti mientras me río por la actitud de ambos. Empezaron a pelear desde que llegamos a la tarde para darles la bienvenida y la siguen cada vez que tienen la oportunidad.

El chiquito ya no es tan chiquito, y ahora que creció es hasta peor que el padre de lo jodon que es. Además de que es totalmente consciente de que nos tiene a todas totalmente embobadas con él.

Guchi dice que en su mayoría es culpa nuestra por malcriarlo tanto y la verdad que razón no le falta, pero con esa carita de nene bueno que tiene se compra al que sea y es imposible decirle que no en algo.

–Es mi novia ahora, tío. Perdiste –le retruca fácilmente él antes de escaparse cuando Enzo le hace el amago de querer agarrarlo.

–Que pibito –comenta divertido, rodeándome con uno de sus brazos por la cintura cuando Bautista se frena a un par de metros de nosotros para mirarnos.

Hay un intercambio de gestos entre los dos que solo ellos entienden antes de que el hijo de mi amiga vuelva a reírse y encare nuevamente hacia afuera para volver con el resto.

–Vos también chiquilin, deja de pelearle –le reprocho, girando entre sus brazos para poder mirarlo mejor a la cara.

–Estoy practicando para cuando nos llegue nomás –murmura bajito al mismo tiempo que siento una de sus manos abandonar mi cintura y acariciar el costado de mi levemente abultada panza con la punta de sus dedos.

Y son ese tipo de comentarios que tira en situaciones totalmente casuales los que hacen que me derrita del amor.

–Te amo –dejo un beso sobre sus labios, repitiéndome por dentro que no voy a ser susceptible a mis hormonas y llorar cual maricona.

Algo que, como siempre, Enzo no tarda en notar.

Es más, creo que este último tiempo desde que nos enteramos del embarazo es como si él directamente hubiera desarrollado un sexto sentido y reconoce mis estados de ánimo antes de que yo siquiera me de cuenta de lo que me pasa.

Y lo detesto porque le encanta sacármelo en cara haciéndose el vivo.

–No llores por favor –susurra divertido, ganándose un golpe de mi parte sobre su brazo cuando me alejo.

Odisea | Enzo Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora