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Génesis | Capítulo: Familia

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Génesis | Capítulo: Familia

15 DE DICIEMBRE, 2020

-¿Quién mierda te enseñó a hacer una valija? -me cuestiona Milagros, sacando casi la mitad de las cosas que ya había metido, tirándolas nuevamente sobre mi cama.

La miro de mala manera, cansada de que me esté cuestionando cada dos segundos cada cosa que pongo y saco de la bendita valija.

Está claro que el orden en éstos momentos no está siendo del todo mi fuerte pero lo último que necesito es que me lo esté recordando constantemente y poniéndome el doble de nerviosa de lo que ya estoy.

No lo admitiría en voz alta y mucho menos a Enzo, pero todo el tema del viaje me tomó más de sorpresa de lo que esperaba. Apenas sí tuve tres días para digerir la noticia y prepararme mentalmente para lo que sigue.

Es un estado de ansiedad constante en el que estoy, en el cual mi cabeza me juega en contra una y otra vez llevándome a pensar en todo lo que puede llegar a salir mal de ésto.

Como no gustarle a su familia, por ejemplo.

Tengo esa presión horrenda dentro mío que me tortura constantemente con el hecho de tener que dar una buena impresión, sabiendo que claramente la familia Pérez formaría una opinión sobre mí al conocerme.

Y eso me mata.

A fin de cuentas el conocer a la familia de Enzo termina siendo una situación mucho más compleja y diferente para mí de lo que fue el conocer a Paula y Gastón o a sus compañeros del club, por ejemplo.

Son situaciones para nada comparables, ni de cerca.

-Génesis, no saques la campera, al menos una tenes que llevar.

Me reservo los comentarios para mi misma, ignorando mi mal genio y haciendo caso a lo que me dijo; al fin y al cabo yo la llame para venga y me ayude, todo con tal de no terminar entrando en crisis.

Algo totalmente evitable, claro, si tan solo hubiese hecho caso a la sugerencia de mi novio y hubiera preparado la valija ayer y no haber tenido que llegar al último día sin absolutamente nada guardado.

Totalmente mi culpa.

Voy recibiendo de a poco cada prenda que mi prima va descartando mientras acomoda lo que si se queda, volviendo a poner el resto en su lugar dentro de mi placard.

Mi ceño se frunce sutilmente al encontrar casi al fondo de todo una prenda que ciertamente no coincide ni con mi talle ni con mis gustos en ropa. Me estiro hasta agarrarla y sacarla, entendiéndola frente a mí.

Sonrío al reconocer el buzo, más que nada por el hecho de que es el buzo de Pía que buscamos por absolutamente todos lados y de arriba a abajo tanto en lo de Enzo como acá.

Odisea | Enzo Pérez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora