09 DE JULIO, 2021
Génesis | Capítulo: Desesperación
Un susto.
Eso es todo lo que fue.
En cuanto mi dolor empeoró, Enzo no dudó en llamar a mi ginecólogo y pedirle una consulta de urgencia.
Sin problema alguno nos dijo que sí, que en cuanto lleguemos al hospital pasemos directamente a su consultorio y que él se encargaría de avisar en recepción que iba a estar esperándonos para hacer todo lo más rápido posible.
Mientras lo veía a Enzo buscar mis documentos, los últimos análisis y preparar todo dentro de mi cartera no podía hacer más que llorar, pensando directamente lo peor.
Y sé que no era la única de los dos, que entre mi miedo y mi dolor, la preocupación de Enzo también se hacía peor. Reconocía en su silencio y en las miradas que me daba constantemente todo lo que su cabeza pensaba.
El viaje fue una tortura para los dos. Parecía hacerse cada vez más y más largo y más insoportable.
Las puntadas en mi vientre bajo eran cada vez más constantes y una más fuerte que la otra. Cerraba los ojos e intentaba respirar lo mayormente posible, buscando también encontrar algo de tranquilidad dentro de tanta desesperación.
Enzo me hablaba al mismo tiempo que usaba su mano libre para acariciar la mía que tenía por sobre encima de mi panza. Estaba tan tenso como yo.
El miedo de ambos no desapareció hasta mucho tiempo después de que el médico me revisó y nos aseguró que el bebé estaba bien, que las puntadas y el dolor fueron producto del estrés.
Aún así, no descartó el riesgo y directamente me obligó a hacer reposo, no someterme a situaciones de mucho estrés y nada de hacer esfuerzos físicos innecesarios.
Todo podía ser el factor desencadenante de algo peor. Algo a lo que ni Enzo ni yo estamos dispuestos a llegar.
No podría perdonarme nunca el hecho de siquiera imaginar en que algo le pase a nuestro bebé por mi culpa.
Pensar aquello me lleva directamente a recordar otra vez el motivo que, podría decirse, empezó todo esta mañana.
La ridícula discusión que tuvimos sigue presente en mi cabeza, cada cosa que nos dijimos se repite constantemente y la culpa se hace peor.
A fin de cuentas, la razón terminó siendo de Enzo, como era de esperarse.
Y yo estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que todo resulte bien en nuestra familia, incluso si eso significa tener que adaptarme al estilo de vida que él idealizó para nosotros.
Por más sacrificio que eso requiera.
Mis pensamientos se dispersan en cuanto Enzo entra nuevamente a nuestra habitación y mis ojos recaen brevemente a la bandeja que sostiene entre sus manos.
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Odisea | Enzo Pérez
FanfictionYo no tengo la culpa de que me gustes, la culpa es tuya por tener todo lo que me encanta.