Génesis | Capítulo: Sinceridad del corazón
22 DE DICIEMBRE, 2020
Sigo a India con la mirada, viéndola luchar para mantener la pelota entre sus dientes a medida que corre hacia Enzo. Respira agitada de tanto ir y venir una vez que suelta la pelota a los pies de mi novio, quién vuelve a pateársela lejos una vez más.
Juegan así una y otra vez hasta que India se asusta cuando el perro más grande quiere jugar también y la pisa, haciendo que termine escondiéndose entre las piernas de Enzo.
Él la acaricia y parece intentar volver a hacerla jugar tentándola con la pelota pero al final termina desistiendo cuando ella no da señal alguna de querer moverse lejos suyo otra vez.
Me río cuando Enzo protesta y le habla como si ella en realidad fuera a entender algo de lo que dice. La pobre lo mira nomás y termina ignorándolo cuando mi suegro sale, con una bandeja llena de carne para la parrilla entre sus manos, llamando su atención.
–Para, ahora te corto unos pedazitos y te doy –escucho que Carlos le dice, provocando una involuntaria sonrisa en mi cara.
Siento un poco de nostalgia al pensar en que mañana para esta misma hora ya voy a estar en Rosario, lejos de la hermosa Mendoza y de todos ellos.
Fueron días tan lindos e impecables donde tuve la oportunidad de conocer un poco más de las maravillosas personas que son y de una parte de la vida de Enzo que desconocía que hasta la idea de quedarme unos días más, como me pidieron, surge.
Algo que obviamente descarto automáticamente, el compromiso está ya con mi familia desde siempre y no puedo simplemente no ir. Ya hace mucho desde la última vez que los vi y tanto ellos como mis amigas empiezan a hacerme falta.
Sí intentaría volver de visita en cuanto tuviera el tiempo y Enzo también, algo que además toda la familia Pérez me hizo prometer, asegurando lo encantados que estaban conmigo al igual que yo con todos ellos.
Y así mismo también nosotros, o más bien yo, les hice prometer a ellos que irían a Buenos Aires a vernos en cuanto pudieran. Algo que Tatiana me aseguró que haría en seguida, haciendo alusión a que por ahí viaje junto con Enzo en cuanto él se vuelva para allá antes de empezar la pretemporada con River en Neuquén.
Lo que además significa que por ahí no lo vería ni a él por un tiempo.
Esos pensamientos pasan a estar en un segundo plano cuando veo a Enzo caminar en mi dirección, quitándose la camiseta que tenía puesta en un rápido movimiento.
Su cuerpo es algo que siempre termina robándose mi entera atención. Se mantiene tan en forma y está tan bien formado gracias al entrenamiento constante que hasta podría llegar a felicitarme a mi misma por lo bien que estoy comiendo.
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Odisea | Enzo Pérez
FanfictionYo no tengo la culpa de que me gustes, la culpa es tuya por tener todo lo que me encanta.