.:。✧*゚ ゚・ ✧.。. * * .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. * . *.:。✧ *゚ ゚・ ✧.。
"Abeltown y nuevos aires"
Durante toda la noche, David se dedicó a conducir sin parar. Con una gran taza de café al lado—que luego pasó a ser una jarra — y música de varios estilos, el señor Blanc evitaba caer rendido a los pies de Morfeo.
Daniela iba de copiloto, pero tomaba siestas de por medio. Intentaba escribir todas las clases que podía a mano, para luego pasar a sus alumnos por Fax. La biblioteca de la ciudad en dónde habían pasado los últimos meses no tenían mucha información o explicaciones básicas para un aprendizaje completo, por lo que ella utilizaba la máquina de Fax para imprimir las informaciones que encontraba y enseñaba. Era una persona comprometida con su trabajo y amaba lo que hacía.
Tal vez te estarás preguntando qué pasó con el trabajo del que le habían ascendido. Pues, seguía allí, sólo que se concentraba más en archivos en la computadora y conferencias por la misma; ganaba lo suficiente para comer y alimentar a su familia, pero no le servía para nada más... debía volver a la oficina para ganar lo que le correspondía.
Rebecca, en cambio, dormía profundamente. Se había pasado la tarde leyendo y esperando ansiosamente el próximo destino; dentro de unas horas sería su cumpleaños número 17, y no podía estar más feliz.
Porque ella amaba los cumpleaños, los tenía en su lista de "mejores oportunidades de decirle a tu madre que no te gusta su pastel de carne".
Bueno, tal vez esa lista sea mía, pero ella los trataba de forma especial.
Decía que cuando una persona cumplía años, podía empezar una nueva vida. Borrón y cuenta nueva, una rara psicología pero con un poco de sentido.
Lo comparaba usualmente con una página en blanco, como las de su diario. Podrías empezar a escribir tu propio capítulo de vida y, todo lo que se quedara impreso allí, se convertiría en tu propia historia, que luego las personas la leerían y conocerían cada paso que diste y lo que superaste en cada párrafo o línea que hayas escrito. Era una especie de motivación personal y te permitía ver todo lo que habías logrado hasta ese punto.
Era algo extraño, pero si ella lo comprendía y lo ayudaba a seguir viendo el lado positivo de la vida, creo que era algo hasta interesante.
Pero también le gustaba cumplir años porque significaba pedir deseos.
Y ese año, pensó durante bastante tiempo, y en cuanto lo tuvo, se sintió completa: conocería a alguien especial.
Había leído varios libros juveniles durante los últimos años. Siempre variaba entre países y personajes mágicos, aventuras o misterios, pero el tema que siempre se destacaba era de la chica enamorada durante ese trayecto. Siempre era un chico perfecto, apuesto, fuerte y valiente, con facciones determinadas y mucho sentido del humor.
ESTÁS LEYENDO
"Querido Diario: Me enamoré"
Teen FictionUn viaje en carretera que termina en una mudanza repentina. Un pueblo con extrañas personas: "Es mejor no venir nunca acá", "no metas tus narices en dónde no te incumbe", "si tus vecinos hablan bien frente tuyo, hablan mal a tus espaldas". Un diari...