Un viaje en carretera que termina en una mudanza repentina.
Un pueblo con extrañas personas: "Es mejor no venir nunca acá", "no metas tus narices en dónde no te incumbe", "si tus vecinos hablan bien frente tuyo, hablan mal a tus espaldas".
Un diari...
Faltando unas pocas cuadras antes de llegar al parque, King detuvo a Becca para decirle algo. Se lo veía serio, pero preocupado. Observó a la chica fijamente antes de hablar:
— Ey, mira... Necesito que hagas algo y me prometas que lo harás — Becca asintió sin dudar. Era su amigo, además ya le había confiado a él su primer beso hace pocos minutos. No sería ningún problema para ella volver a hacerlo.
— ¿Qué necesitas?
— No le digas a Max que nos besamos.
La joven soltó una corta risa incómoda. ¿Cómo? ¿Por qué le pedía algo tan raro?
Max y ella habían establecido una amistad rara, pero era una de las pocas personas con las que llegó a pasar más tiempo y eso le hacía sentir especial. Era muy extraña su petición porque sabía que el chico no estaba interesado de esa forma en ella, había dejado muy en claro que el enamoramiento no sucedía de un día para otro.
Además, ella estaba enamorada de King.
Bueno, eso creía.
Pausa comercial de narrador para aclarar: Becca creía que al dar su beso con King, iban a ser novios o algo más que sólo amigos, porque por algo ya se besaron ¿verdad?
Era algo directo para ella, bueno, no es que le explicaron mucho de estas cosas, lo leía directamente. Libros en dónde misteriosamente el chico ya se enamoraba de la joven luego de hablar y diez capítulos después tenían una bonita relación llena de aventuras y cariño mutuo.
Pobre ilusa, yo también estuve ahí un día.
En fin, la chica sólo aceptó confundida y él le agradeció su colaboración. King, en realidad, no quería que su amigo se enterase por la boca de ella, quería esperar el mejor momento para decirle él mismo. No odiaba a Max, pero se había comportado de una manera muy fuera de sí durante esos días y alguien lo debía poner en su lugar y hacerle calmar sus hormonas calenturientas.
Becca divisó la cabellera rojiza de Hope en medio de la oscuridad de la noche. Estaba parada junto a Vero cerca de los toboganes, hablando de manera animada de algún tema. Al lado de las chicas había algunas bolsas, probablemente llenas de los elementos de camping y otras cosas personales de ambas.
Se acercaron y las saludaron, Becca abrazando a sus amigas y King chocando palmas. Le preguntaron sobre Max, pero el chico se apresuró a responder antes de que Becca abriera la boca.
— No lo vimos salir, lo esperamos durante mucho tiempo.
A Rebecca no le gustaba hacia dónde iba eso. Primero mentiras a sus padres, y ahora a sus amigos. Estaba convirtiéndose en lo que había jurado destruir: una persona con muchos secretos.
