Desperté a Raúl y preparamos el desayuno, llamé a Izan y me dijo que esperarían en el hospital hasta que Raúl y yo llegaramos.
-El desayuno estaba delicioso, no sabía que cocinabas tan bien, me recuerdas mucho a tu madre.- su mirada se clavaba en la mía haciéndome sentir inferior.
-Gracias, supongo- dije en un susurro. No entendía por que me sentía así con él, seguro que era porque en realidad, él era un completo desconocido para mi, pero con el tiempo se pasaría.
Llegamos al hospital y fui corriendo a abrazar a Izan.
-bebé, ¿Fuiste a casa en algún momento?
-Si, vinieron Will y Liam a mitad de la noche para que pudiéramos ir a descansar.
-Mejor, quédate aquí conmigo y con Raúl, no quiero estar sola con él.
-¿Te hizo algo?- Le expliqué que no me había hecho nada, pero lo que sentía cuando me miraba y que sentía que con tan solo sentirle cerca me sentía débil .- Pequeña, esta noche iré contigo, nunca te dejaré sola, espero que cuando tu mamá despierte cambien las cosas con Raúl.
-Iz, ¿Te puedo contar algo que nunca conté a nadie?- Él asintió, para que comenzara a contarle.-Cuando yo era más pequeña, era una chica muy feliz y eso, después pasó lo tuyo yo estuve sin salir. Pero eso no es lo importante, cuando yo salia a la calle o iba a comprar o a alguna fiesta, sentía que alguien me seguia, pero nunca llegué a ver a nadie, unos días después de sentir eso, recibí una extraña carta, de un tipo de papel extraño, era amarillento, y rugoso, como si fuera muy antiguo, pero cuando la tuve entre mis manos, su tacto era suave, como de un papel nuevo. Tenia un aroma extraño, y cuando la abrí se me cortó la respiración, en la carta ponía que nos veríamos en algún futuro, y que me había estado siguiendo, también sabía lo de mi padre, después de esa carta no volví a saber nada de el tema y decidí no contárselo a nadie. Eres tú el único que sabe de esto.
-Tam, deberías haberle denunciado a la policia- Me abrazó y me dio un beso en la cabeza.
-Disculpen, los familiares de Montse- nos acercamos hacia él.- ella a despertado, podrán verla en diez minutos. Izan y yo sonreímos.
-¿Ves? Las cosas comienzan a ir mejor.
-Si, estoy deseando verla.
Pasaron los diez minutos, entramos y pude ver a mi mamá sonriendome, parecía que nunca hubiera estado a punto de morir. Corrí hacia ella y nos abrazamos fuerte.
-Mamá, estas despierta.
-Hija, te amo, feliz cumpleaños atrasado, tengo una sorpresa para ti.
-Si mamá, pero eso podrá esperar hasta que salgas de aquí.
-Está bien hija, Izan ven aquí, dame un abrazo.-Izan se acercó a ella feliz y le dio un abrazo.-¿Me la estas cuidando bien?
-Claro que si. Nunca la dejaré sola, nunca dejaré de cuidarla, la amo.
-Lo se Izan, lo se.
El día pasó volando y yo tuve que volver a casa ya que mamá me había obligado, Izan venia junto a mi, y Raúl iba en la parte de atrás de auto.
-¿Que vais a querer cenar chicos?
-Lo que tu quieras pequeña
-Todo lo que tu hagas estará bien.- esa frase me resultó extraña, pero decidí dejarlo pasar.
-Entonces haré pasta a la carbonara.
Los dos asintieron. Cuando llegamos a casa Raúl se fue a duchar, y me quedé a solas con Izan.
-No me gusta mucho ese tal Raúl, es extraño.
-No pasa nada bebé, seguro son imaginaciones nuestras.
-Puede ser. Bueno, vallamos preparando la cena.
Preparamos la cena, y la comimos, Raúl ahora no parecía como antes, estaba diferente, como su fuera otra persona.
-Tamara, gracias por la cena, estaba muy buena. Buenas noches, iré a dormir.-Se levantó y fue a su dormitorio.
-¿Que te parece si celebramos lo de tu madre?
-¿De que manera?
-Tu, yo, tu baño, duchandonos, besándonos, sintiéndonos el uno al otro, no se, piensalo.
-Pienso que me encanta esa idea.
Fuimos al baño y abrimos el agua, lo demas.. Ya se lo imaginan. Nunca antes lo había hecho en la ducha, y tengo que reconocer que no estaba nada mal. Terminamos de "ducharnos" y fuimos a mi dormitorio.
-Eres perfecta.
-La perfección no existe, todos tenemos defectos.
-Si, pero tus defectos son perfectos Támara. Yo te amo.
-Yo igual te amo Izan.
Sentí como Izan se dormía, yo no tenia sueño. Pero cuando comencé a tener sueño escuché un ruido en la casa. Me levanté con cuidado de no despertar a Izan. Abrí la puerta despacio y observé que la luz del baño estaba encendida, me acerqué con la esperanda de no encontrarme a Raúl haciendo sus necesidades, me asome a la puerta y ahí estaba Raúl, al lado de la ducha cogiendo algo, no se veía bien que era. Me entraron ganas de estornudar y me alejé de ahí para que no se diera cuenta de que le estaba observando.
-¿Tamara?
-Disculpa si te asuste, estaba con un poco de sed y me iba a tomar un vaso de leche, pero primero quería entrar al baño a hacer pipí.
- Tranquila, entra, yo te subiré el vaso con leche.
-Gracias.
Entré al baño y cerré la puerta, hice pipí y me lavé las manos. Bajé a por mi vaso que ya estaba lleno.
-Toma, lo iba a subir ahora.
-Gracias, ya me lo tomaré aquí.- me bebí el vaso y subí a mi cuarto, de repente me entró mucho sueño y me dormí.
*
Sentía un dolor de cabeza insoportable, me giré hacia el lugar donde estaba Izan y me di cuenta de que no estaba. Había una carta, era un papel extraño, como el de la otra vez. Cogí la carta y la abrí. Ponía que era de Izan. Cuando comencé a leerla las ganas de llorar me inundaron."Lo siento tanto Támara... Confiaste en la persona que no debías confiar..."
La carta continuaba, pero mi vista fue tan borrosa que no pude seguir leyendo, busqué por toda la casa para mirar si era una broma y estaba escondido, pero lo único que encontré fue una nota, en un papel normal.
"Tuve que salir temprano, chicos tengan cuidado con lo que hacen." Raul.
Seguí buscando y encontré otro papel en el sofá.
"Tamara, no hay tiempo. Espero que entiendas el mensaje que te escribí en la carta, y que encuentres esto antes que él. No confíes en nadie." Izan.
Esto era extraño, leería la carta de nuevo. Y ¿que mensaje tengo que entender? ¿que me deja? ¿que todo era una mentira? ¿por que lloraba por alguien que no merecía la pena? Me tiré en el suelo y estuve ahí por mas de diez minutos.
-Por favor, que esto pare, que esto pare, no me puedes hacer esto, otra vez no- dije en un susurro.-Te amo Izan- dije deseando que él me escuchara. Aunque no se lo merecía. Le tenia que odiar. Me hizo daño otra vez.
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¡Juguemos! {EDITANDO}
RandomTamara era una chica sensible, cariñosa, amable y demasiado confiada. Pero ya saben que las personas demasiado confiadas nunca acaban bien, las personas amables siempre son utilizadas, a las personas sensibles se les hace daño y a las personas cariñ...