El martes por la mañana el director me llamó a su despacho por lo sucedido el día anterior.
—¿Me puedes explicar por qué mandaste a una compañera al hospital?
—Pues a ver, antes de nada, entenderé el castigo que me quieras poner. - asintió - Y ahora te explicaré; esta chica, vino a ridiculizarme frente a todo el instituto con sus amigas, y yo guardé la compostura. Pero resulta que mencionó algo que me hizo perder el control de mi. Sé que no está bien, pero no pude aguantar, disculpa. - En ese momento se abrió la puerta fuertemente y los dos miramos en esa dirección.
—Izan me dijo que estabas aquí cuando pregunté por ti. Papá ella tiene toda la razón, Charlot se lo merecía, no debes castigarla. - ¿Luna me está defendiendo? ¿El director es su padre?
—¿Qué fue lo que dijo para hacerte perder los nervios?
—Habló muy mal de mi difunto padre.
—Sí, es verdad. Yo estaba delante en todo momento, incluso me llevé un codazo al intentar separar.
—Lo siento- solté una risa incómoda. Ella sacudió la mano restándole importancia.
—Pese a que Charlot se pasó mucho y también recibirá su castigo, tú también serás castigada. No se puede ir golpeando a la gente de esa forma, aunque, entre nosotros, yo habría hecho lo mismo.-sonrió- Serás expulsada tres días, y cuando pasen esos tres días, deberás quedarte una hora más para ayudar a limpiar el aula. La forma de que ese castigo pueda ser eliminado es que Charlot lo decida.
—No es justo papá.
—Luna, gracias por defenderme pero es lo más justo para todos, ella me hirió con esas palabras, pero yo me comporté como un animal. Director, ¿Me puedo retirar? - él asintió y me marché. Luna salió detrás de mi.
—Sé que tú y yo no somos amigas. También te digo que Charlot se pasó con lo de ayer, lleva toda la vida haciéndolo, pero si sigo a su lado, es porque sé que me necesita. Aunque después de lo de ayer, me estoy planteando seguir siendo su amiga. No defiendo lo que hace, porque está mal, pero sí comprendo que sea así en ocasiones. - guardamos silencio por un momento. - Bueno, ha sido un placer hablar contigo, espero que te vaya bien, adiós. - y se marchó.
¿Qué quería decir con que comprende que a veces Charlot sea así? De verdad que no entiendo que haya razones para eso.
Dejé de darle vueltas al tema y fui a despedirme de Izan y mis amigos para marcharme a cumplir el castigo.
—¿Quieres que vayamos esta tarde a tu casa?
—Vale, así no me aburro.- di un abrazo a cada uno y me marché.
Cuando iba de camino a casa, me choqué con un hombre, parecía nervioso.—Perdona, estaba... Bueno, perdona. - asentí con la cabeza y continué mi camino. - Chica, ¿Tienes hora? - Este hombre era super extraño.
—No, lo siento. - Iba a continuar mi camino cuando agarró mi muñeca. - Suéltame.
—Eso significa que no tienes móvil, ¿No? - No contesté, intenté soltarme. - ¿no quieres venir un rato conmigo?-No podía estar pasándome esto, no en pleno día, ¿Y la gente? ¿Por qué no hay gente en este momento?
—Déjame en paz- su agarre se volvió más fuerte. Entonces decidí golpear su entrepierna con mi rodilla y cuando aflojó su agarre me solté y salí corriendo hasta que encontré una calle un poco más concurrida. Conseguí calmar mi respiración y continué mi camino a casa.
Cuando llegué, decidí poneme a hacer ejercicio ya que no tenía nada mejor que hacer.
Me di una ducha y puse a ver una peli hasta que me quedé dormida. El sonido del timbre me despertó, ¿Tanto había dormido?
Fui a levantarme pero mis amigas las agujetas no tardaron en hacerse presentes, finalmente me puse en pie y fui a la puerta a ver quién era.
Cuando vi la persona que se encontraba tras ella me sorprendió y dude en abrir, pero finalmente decidí abrir la puerta.
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¡Juguemos! {EDITANDO}
RandomTamara era una chica sensible, cariñosa, amable y demasiado confiada. Pero ya saben que las personas demasiado confiadas nunca acaban bien, las personas amables siempre son utilizadas, a las personas sensibles se les hace daño y a las personas cariñ...