El camino hacia casa de Anabel fue muy agradable, su hermana era muy amable.
Sonó mi telefono era mi madre.
*llamada telefónica*
—¿Mamá?
—Hija, ¿Qué tal estás ?
—Me he ido hace quince minutos de casa, sigo igual. —Escuché a alguien de fondo.—¿Quien está contigo mamá?
—Will, vino aqui a hacerme compañia.
—Vale ma, te quiero, tengo que colgar que acabamos de llegar. Te amo mamá.
—Te amo hija, no lo olvides, recuerda que estoy aqui para lo que necesites.
—Lo se mamá, adiós.
*fin de la llamada telefónica*
—Entremos, mis padres te esperan.-Dijo Anabel. No sé por qué razón estaba nerviosa, me sentía como cuando vas a conocer a los padres de tu novio.
Ella me sonrió y me agarró la mano, eso me tranquilizó.
Abrió la puerta una mujer de ojos verdes-azulados brillantes.
Vestía un vestido rojo de un modelo muy parecido al mío. Sus labios formaron una sonrisa que me hizo ver sus perfectos dientes blancos. Esa mujer era preciosa.
—Tami, encantada, pasa. — le sonreí y caminé hacia la sala de estar.
Había un hombre no muy mayor sentado viendo la televisión, supongo que sería el padre de Anabel, también sus ojos eran hermosos.
—Cariño, esta es Tami, la chica de la que tanto nos a hablado Ani.
—Hola Tamara— dijo con una sonrisa, me dio un abrazo.
No me esperaba ese abrazo por parte del padre de Anabel, pero se lo devolví sin pensarlo— encantado de conocerte.—Llámeme tami, encantada — hice una pausa pensando su nombre, pero nadie me lo había dicho.
—Oh, Me llamo Henry, y mi mujer se llama Camila.
—¡Vamos a mi cuarto Tami!— dijo Anabel y me cogió de la mano.
Estuvimos una hora en su cuarto y decidimos bajar, su madre nos había llamado para tomar un aperitivo antes de la cena.
—Tami, acomódate en el sofá.— le hice caso y me senté.
Los padres de Anabel comenzaron a hablar de algo, o mejor dicho, de alguien y como soy tan cotilla le puse atención.
—¿Va a venir?
—No lo se.
—Tienes que llamarle, me prometió que vendría.
—Vale ahora le llamo.
¿Venir? ¿Quién? ¿Mas gente? No, pensaba que ya estábamos todos...
¿Y si es una chica que me cae mal? ¿O un chico demasiado guapo y no me puedo concentrar ni en la cena ni en Anabel? Bueno, ese no sería un problema para mi.
A lo mejor es la abuela, pero, ¿Por qué tanta insistencia en que venga? O sea, sí, es su abuela, pero esto es una cena de agradecimiento...
No sé, a lo mejor pidieron pizza y estaban esperando que llegase el repartidor.
Bueno, ya lo sabré cuando llegue quién sea. O a lo mejor nunca lo sé, porque puede que nunca venga.
Comenzaron a hablar de nuevo los padres de Anabel, pero esta vez no hice caso, solo a una frase.
—Vendrá en diez minutos, vamos poniendo la mesa, — Ya está, claramente es el repartidor de pizza.
Entre todos pusimos la mesa y terminamos de ponerla en tres minutos, todavía quedaba un poco para empezar a cenar. Tengo hambre.
—Bueno Tami, cuentanos algo de tu vida.
—No sé qué contaros. Soy una chica de 17 años, me gusta mucho comer, sobretodo la pizza, sí acertó en la elección - ella me miró raro- bueno pues, mi madre es la persona a la que más amo en este mundo, y en la que mas confío , y bueno me encanta ir al instituto —Dije eso es un tono entusiasta que sonó mucho a broma (eso era lo que pretendía ). Todos rompimos en carcajadas, pero el sonido de la puerta hizo que todos nos callasemos.
—Por fin has venido. - yo me giré ilusionada para ver la cantidad de pizzas que traían. Pero lo que vi, no me lo esperaba en absoluto.
—Tami.— dijo en un susurro.
Tenía que salir de ahí como fuera.
—Perdona, ¿dónde está el baño?
—Arriba, a la derecha, en la puerta del final.
—De acuerdo, ahora vuelvo.
Subí las escaleras casi corriendo, no podía ser, tenía que esta soñando.
Sentí unas ganas de llorar insoportables, pero no podía hacer eso, tiré de la cadena para disimular.
Cuando salí quise morirme, pero del susto que me di.
Respiré hondo, y me aseguré de que era él.
Y sí, lo era.
—¡Tami!— vino corriendo y me abrazó.
Foto del vestido de Anabel en multimedia.
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¡Juguemos! {EDITANDO}
RandomTamara era una chica sensible, cariñosa, amable y demasiado confiada. Pero ya saben que las personas demasiado confiadas nunca acaban bien, las personas amables siempre son utilizadas, a las personas sensibles se les hace daño y a las personas cariñ...