Ya habian pasado dos semanas desde que me fui. Había conocido a dos chicas y un chico. Esmeralda era una chica bastante guapa, sus ojos eran verdes, pero si te fijabas bien tenia algunos reflejos azules, su cabello era rubio oscuro, pero cuando se ponía en el sol, el pelo le brillaba tanto que parecía rubio claro, era alta, y vestia bastante bien. Eric era un muchacho lindo, su pelo era castaño, ni claro ni oscuro, era alto, fuerte, pero no demasiado, sus ojos eran marrones con un poco de verde, pero cuando oscurecía, las manchas verdes se ponían grises, solía vestir ropa con la que se le notaba su musculoso cuerpo. Lía era fisicamente bonita, cuando la conocí, me resultaba una persona extraña, pero en cuanto pasó una semana y la conocí bien, supe que era una persona maravillosa y que íbamos a ser grandes amigas, su pelo era castaño oscuro, algunas veces parecía negro, ella no era ni muy alta ni muy baja, su cara era muy alegre, sus ojos, color miel, con unas pestañas larguísimas que la hacian adorable, tenia una sonrisa con la que parecía que anunciaba algún dentífrico, ella era dulce y cariñosa. A ellos tres les había contado toda mi historia, y me apoyaron en todo, también me dijeron que debería de llamar a Izan, a mi madre y a mis mejores amigos para que tuvieran noticias mías.
—¡Tamara Danver, ven aquí ahora mismo!— Dijo Eric notablemente enfadado desde su cuarto.
—Solo te pinté con permanente toda la cara, no es tan malo.
—También me has atado de pies y manos en la cama. Ven a desatarme ahora y te prometo que no te haré nada.
—¿Lo prometes? — dije acercándome lentamente a él. Él asintió y yo le desate. Se levantó rápidamente y comenzó a seguirme por toda la casa, me tropecé con un cojín que había en el suelo y caí. El se tiró encima mía y comenzó a hacerme cosquillas.—Para, para— de las cosquillas que me estaba haciendo me entro una arcada, rápidamente me lo quité de encima y fui corriendo al baño.
—¿que te a pasado?— entró Lía en el baño.— Espera te sujeto el pelo.— me sujetó el pelo y me puso la otra mano en la frente.
—Gracias, pero parece ser una falsa alarma.
—Menos mal, yo ahora estoy en mis días y me encuentro fatal.— mi cara se puso pálida y ella lo notó.—¿Que te pasa?
—Tengo un retraso. Yo no suelo tener retrasos— pensé y recordé— las pastillas, dejé de tomarlas cuando mi mamá tuvo el accidente. Llevo dos meses con un retraso, tengo que ir al ginecólogo para que me recete las pastillas de nuevo.
—Yo te acompaño si quieres.— asentí y decidí llamar a mi madre.
*Llamada telefónica*
—¿Quien es?
—Mamá, soy Tamara. ¿Como estas?
—Tamara hija, te extraño, vuelve conmigo por favor.
—No puedo mamá, no aun. Tengo tantas cosas que contarte.
—Yo tengo que darte una mala noticia hija. Es sobre Izan.
—¿Que a pasado mamá?— me puse en la peor situación.
—Cuando tu te fuiste, él estuvo muy mal la primera semana y..— hizo una larga pausa.
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¡Juguemos! {EDITANDO}
RandomTamara era una chica sensible, cariñosa, amable y demasiado confiada. Pero ya saben que las personas demasiado confiadas nunca acaban bien, las personas amables siempre son utilizadas, a las personas sensibles se les hace daño y a las personas cariñ...