– ¿Roko? – pregunta el espectador número ocho con sorpresa.– ¿Os conocéis? –digo confusa mientras el chico que tenía al lado se acerca a mi jefe para darle un apretón de manos y un par de palmadas en la espalda.
Ambos se giran hacia mí y asienten. Cuando estoy a punto de preguntar de qué se conocen, Damiano se gira de nuevo dándome la espalda y empieza a hablar con Roko. Me abro paso entre ellos y me acerco a la barra hacia uno de los clientes que estaba esperando a que le atendiésemos.
Los chicos parecían entretenidos, Damiano reía con ganas y le daba de vez en cuando algún golpe suave a Roko en el brazo. Mi jefe también sonreía al escuchar algunos de los comentarios sarcásticos del italiano, pero de un momento a otro el ambiente se tensó, Damiano se irguió y pasó a un semblante totalmente serio. Roko le hace una pregunta a Damiano que yo no llego a escuchar, pero su mirada pasa en un segundo de reflejar felicidad a... ¿incomodidad? ¿cabreo?, no sabría descifrar exactamente que está pasando por su cabeza.
Prefiero no intervenir en su conversación, así que me acerco al siguiente cliente y le sirvo su copa de Whisky. De los pequeños altavoces del local empezaron a sonar las primeras notas de la canción que escuchamos el otro día en el coche de Damiano, Take me out . Giro mi mirada instintivamente hacia él y me encuentro con sus ojos clavados en mí, acompañados de una sonrisa ladeada. Le devuelvo la sonrisa sintiendo como mis mejillas se tornan de un color rosa y me giro hacia la caja para guardar lo que nos acaban de pagar.
Escucho al italiano despedirse de Roko, al pasar por detrás mío me agarra de la cintura y se acerca a mi oído.
– Voy a fumar, en quince minutos vuelvo. Piensa bien qué vas a cantar hoy, tienes espectador especial.
Y tras darme una palmada en el culo se aleja y sale del bar con un cigarro en la boca.
Mierda, ni siquiera he pensado en eso. Saco mi móvil y empiezo a mirar en mi Playlist canciones que puedan servirme para esta noche. Y llegué a una canción que me moría de ganas de cantarle a Damiano mirándole a los ojos. Bad guy, de Billie Eilish. Me apetecía muchísimo provocarle cantándola, con mis ojos clavados en los suyos aunque mostrando cierto desinterés. Hoy tenía ganas de empezar yo el juego.
A los quince minutos Damiano ya estaba colocado en la parte izquierda del local, apoyado con su brazo en la pared y con su mirada fija en mí. Me subo al escenario, hoy estoy nerviosa por primera vez desde que empecé a cantar aquí. Damiano ya me ha escuchado cantar más veces, pero dos de ellas fueron solo los últimos versos de las canciones, y la otra fue en su coche haciendo el idiota; así que esas no cuentan.
Enchufo todo el equipo y me pongo delante del micrófono. Como cada día los siete espectadores de siempre dirigen sus miradas hacia mí, aunque sin soltar sus vasos de Whisky y sin prestarme mucha atención. Pero la diferencia está en el nuevo espectador; el número ocho. Este me mira desde el fondo del local con una sonrisa que consigue que se me erice la piel. Asiente con lentitud transmitiéndome calma y diciéndome: "Lo vas a hacer bien, como siempre". Le sonrío en agradecimiento y empiezan a sonar los primeros golpes de la canción, me muevo al compás.
White shirt now red, my bloody nose
Sleepin', you're on your tippy toes
Creepin' around like no one knows
Think you're so criminalTodavía no le miro. Me muevo de forma sutil detrás del soporte del micrófono y me concentro únicamente en la canción.
Bruises on both my knees for you
Don't say thank you or please
I do what I want when I'm wanting to
My soul? So cynical
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Sin sentimientos
RomanceMi nombre es Anna, Anna Luca. Tengo la vida de una universitaria española normal y corriente, aunque en Roma. Mis días son de lo más monótono , salir con amigos, ir de fiesta, y perder horas en un trabajo mediocre para pagarme la comida. Tengo un...