– ¿Qué ha sido del Whisky? –pregunto mientras le da un trago a la copa de Aperol.Se encoje de hombros y sonríe con sus labios sobre el borde de la copa.
– Intentando superar el mal vicio del Whisky –dice repitiendo las palabras que le dije la primera noche que pasamos aquí.
Victoria nos mira confundida y se gira para hablar con los tres chicos que están discutiendo sobre cuanto se dejaron ayer en copas.
Damiano posa su mano sobre mi muslo y se acerca a mi oído.
– ¿Cómo te han caído?
Yo asiento sonriente y le acaricio la mano que tiene sobre mí.
– Muy bien. Victoria es un amor, y toca el bajo que te mueres.
Siento como Damiano se mueve incómodo. Le miro confusa y este niega como tratando quitarse una idea de la cabeza.
– ¿Te ha enseñado videos? –pregunta aún sin soltar su mano de la mía.
– Sí, de un par de covers. Son una pasada.
El italiano deja un beso en mi mejilla y hace un gesto con la mando pidiéndome que le espere allí mientras él se levanta. Le sigo con la mirada y veo como se acerca a Victoria, le da un suave tirón en el brazo y la levanta del sofá. No alcanzo a escuchar de lo que hablan, pero tras la respuesta de Victoria al reproche de Damiano este parece relajarse instantáneamente.
Siguen hablando un rato más, así que tras darle tres largos tragos a mi copa ,y uno a la del espectador número ocho, me acerco a los chicos que, efectivamente, siguen discutiendo sobre el precio de las copas de la noche anterior. El chico del pelo largo, Ethan, se mueve un poco para hacerme un hueco y poder sentarme con ellos. Se lo agradezco y este me regala una sonrisa tímida mientras se acomoda el pelo hacia atrás con la mano.
– Oye Anna, ¿Cómo conociste a Dam? –me pregunta el rubio, Thomas.
Me sorprendo ante el apodo, a Damiano no le pega nada que le gusten ese tipo de abreviaturas de su nombre.
– Le conocí en el bar en el que trabajo, luego nos encontramos fuera mientras yo esperaba a unos amigos y esa misma noche me lo encontré otra vez aquí mismo.
Los tres asienten a la vez mirándome fijamente y yo no puedo evitar soltar una carcajada.
– Y la pregunta del millón es; ¿Cómo coño le aguantas? –me pregunta ¿Leo?, sí, creo recordar que se llamaba así.
– Hombre yo no hace mucho que le conozco, y tampoco hemos pasado tantísimo tiempo juntos. Esa pregunta tendría que hacérosla yo a vosotros –respondo riendo y desviando de vez en cuando mi mirada hacia el susodicho.
Y ahí nos quedamos un rato hablando, sobre Damiano, sobre lo que estudia cada uno, sus aspiraciones para el futuro y ,por supuesto, sale a la palestra la discusión sobre el precio de las copas. Cuando me quiero dar cuenta ya me he acabado mi Bellini, el Aperol Spritz de Damiano y parte de la copa de Thomas.
De los altavoces de la discoteca empieza a sonar "Noche de sexo". Me levanto de un brinco del sofá blanco. Literal desde que llegué a Italia nunca había escuchado una canción española de fiesta.
Me muevo por la pista del reservado con soltura. Corrijo, el alcohol hace que me mueva por la pista del reservado con soltura; ahora sí. Siento unas cuantas miradas sobre mí, más concretamente sobre mi culo, pero no me importa. Animo a los chicos a levantarse para que bailen un poco, pero el único que se atreve es Leo. Se acerca a mí y me engancha de la cintura para moverme a su ritmo. Yo no dejo de cantar la canción a todo pulmón, disfrutando como nunca.
Leo me arrima más a su cuerpo sin separar sus manos de mi cintura y se acerca peligrosamente hacia mi cuello. Yo no reacciono, sus brazos me siguen moviendo al compás de la música y su cercanía tampoco me molesta. Pero no caigo en que el italiano también está en la sala hasta que siento como alguien tira de mí hacia atrás separándome por completo de Leo.
Al girarme me encuentro con los ojos del italiano, están completamente negros y desprenden entre furia y decepción. Me pega a él y me sostiene la mirada unos segundos. Tira de mi brazo para guiarme hacia la salida, no sin antes beberse de un solo trago un vaso, probablemente de Whisky, que había en una de las mesas; a la mierda el mal vicio.
No habla, solo tira de mí caminando a un paso que se me hace costoso seguir . Una vez fuera del local me apoya en la pared, pasea sus ojos de los míos hasta mi boca varias veces, me agarra del cuello y se lanza sobre mí; devorándome con furia , como si quisiese dejar claro que eso que está haciendo solo lo tiene permitido él. Yo le sigo el beso, nuestras lenguas entran en una pelea sin fin que hace que se me escape un leve gemido de entre los labios. El italiano aprieta sobre mí con su rodilla y yo arqueo la espalda ligeramente.
Sonríe, pero no es una sonrisa tierna. Sonríe con superioridad, sabiendo el poder que tiene sobre mí. Y yo, no puedo negárselo.
Su agarre en mi cuello se vuelve más intenso. Damiano gruñe al verme cerrar los ojos y me aprieta más contra la pared.
– No vuelvas a hacerme eso –dice jadeando sobre mi boca.
Saco fuerzas de donde puedo para contestarle. El primer intento sale mal, y solo puedo emitir un sonido de placer, pero al abrir mis ojos y verle contra mí siento la necesidad de responderle, de jugar un rato.
– No he hecho nada –digo con voz suave sin apartar mi mirada de la suya.
Gruñe otra vez, como un animal. Un animal furioso al que le han destrozado algo de su pertenencia. Un animal que esta sediento de contacto físico. Un animal desesperado porque están jugando con él. Un animal cachondo porque ese juego le pone a cien.
– No me ha hecho ninguna gracia verte bailar así con Leo– dice acercando su cara más a la mía.
– La cuestión es que yo puedo bailar con quién me de la gana –reprocho frunciendo el ceño.
Damiano pasa el pulgar por la arruga que he creado entre mis cejas mientas niega lentamente con la cabeza.
– La cuestión, –dice remarcando estas palabras –es que estando conmigo no quiero que bailes así con alguien como Leo.
– Dos cosas, cariño – digo subiendo una mano hacia su pecho. – Yo –me señalo, –no estoy contigo, por lo menos no de una forma en la que tu me puedas impedir hacer nada. Y, ¿Qué tipo de gente es Leo?
Damiano pone los ojos en blanco ante mi primera afirmación y se centra en responder a mi pregunta.
– Es uno de esos a los que se la pela que una chica esté con un amigo suyo si a él le parece que está buena –hace una pausa y se relame los labios. – Y tú, cariño, estás muy buena.
Hola!! Perdón que ayer no pude publicar. Hoy volvemos con un capitulito intenso jajajaj, espero que os haya gustado.
Quiero aclarar que como actúen los personajes es todo ficticio, no les estoy juzgando ni les describo así por nada en específico, solo por darle juego a la historia.
También quería daros las gracias porque poco a poco la historia va llegando a más gente y eso me hace muy feliz :)
Como siempre podéis dejarme cualquier opinión, duda o sugerencia tanto por aquí como por mi cuenta de tiktok: tdelukka.
Mucho amor.
Att: delukka <3
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Sin sentimientos
RomanceMi nombre es Anna, Anna Luca. Tengo la vida de una universitaria española normal y corriente, aunque en Roma. Mis días son de lo más monótono , salir con amigos, ir de fiesta, y perder horas en un trabajo mediocre para pagarme la comida. Tengo un...