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Loretta lo sabe muy bien, sabe que en el momento de cruzar esa puerta de contención, su vida correría un gran peligro. Esta es la primera vez en sus siete años trabajando para la fundación que sentía miedo en tratar a un SCP. Tal vez el motivo sea porque su jefe, Arthur Jones, le advirtió que tuviera cuidado con sus palabras y acciones, o si no, sería parte de las estadísticas de asesinatos de su nuevo paciente. No es raro que algún SCP se salga de control y asesine unos cuantos científicos, Clase-D o Equipos de Respuesta, los asesinatos son habituales en la fundación. Sin embargo, el SCP-049 ha logrado pasar de clasificación Euclid a Keter en tan solo una semana por matar a 178 personas en un solo día, obviamente, Loretta no quiere morir, al menos no en su primera sesión con este SCP.

Y allí está la joven doctora, a punto de entrar a su primer entrevista con su nuevo individuo a estudiar.

—Es hora de entrar Loretta. —afirma su amigo y compañero de trabajo, Oliver Simonsson, este pertenece al área de los Oficiales de Respuesta Táctica, escolta a Loretta en casi todas sus sesiones desde que ambos trabajan allí.

—Está bien. —responde la joven, sin oportunidad para negarse de entrar.

Oliver abre la puerta desde su monitor para que su amiga entrara a la sombría sala de interrogaciones, dónde la esperaba su nuevo paciente, el cual apenas si puede levantar la mirada. Se nota que le han puesto una gran dosis de tranquilizantes, y por supuesto, a Loretta no le gustó nada eso. Ya está bien asegurado con las esposas y su arnés de contención clase III que rodeaba su cuello, no hacia falta que lo doparan para la entrevista. En ese estado no hay probabilidades que responda cosas coherentes a las preguntas que debía formular la joven.

Loretta camina sin apuros hasta donde se encuentra su paciente, y este no le quita sus ojos de encima ni un segundo. Analiza cada movimiento de la doctora hasta que se sienta en la silla que está al frente suyo. Un silencio bastante incómodo se hizo presente en esa habitación mientras la joven acomoda sus carpetas en orden sobre la mesa, lo único que puede hacer el SCP es observarla en silencio.

—Eh bien, comment commençons-nous? «Bien, ¿como empezamos?» -—el acento de la chica es perfecto, logrando captar toda la atención de el SCP.

Sin embargo, otro incómodo silencio se hizo presente. Esos segundos en los que la joven no obtuvo respuesta alguna se hicieron eternos, hasta que por fin el SCP dignó a responder.

—Tranquila, no hace falta que use el Francés conmigo, ¿señorita...? —pregunta mirando directamente a los ojos de la chica.

—¡Discúlpeme! No me presenté, soy la doctora Loretta Gros. —la joven empieza a sentir como sus mejillas arden de la pena que tiene por cometer ese error, y está roja. Tal reacción le causa gracia al SCP ya que se ríe un poco.

—No se preocupe, tiene un bello nombre, señorita Gros, a mi me puede decir cuarenta y nueve. —responde, después aparta la mirada de la chica para centrar su atención en las carpetas de la mesa.

Y que bueno que apartó sus ojos de ella, se ha puesto aún más roja por ese halago hacía su nombre, pero ese rubor no tardó en desaparecer, la joven se sabe controlar y tiene que hacerlo en esta situación.

—Bien, ¿puede responder unas cuántas preguntas? Si no le incomoda por supuesto.

El doctor se tarda en responder de nuevo, una clara señal de que no está seguro de aceptar. Está nervioso, o bueno, así lo pudo notar Loretta, ya que su respiración se volvió más pesada y estaba jugando con sus dedos de forma muy torpe, también dejó de hacer contacto visual con ella, las carpetas que la joven lleva son más importantes para él que contestar y prestarle atención.

Dangerous Love (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora