XVI

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Me lo estaba pensando, ese hombre que está detrás de mi viste como un loco satánico, ahora quiere que entre a esa cabina refinada que me llevará a un destino que todavía desconozco, tampoco tengo idea alguna de sus verdaderas intenciones, ¿y si me quiere matar por estar aquí?

— Me cansé. — pronunció esas palabras con un notorio enojo, acto seguido me empujó hacía adentro de la cosa que parecía el interior de un lujoso automóvil.

Me encerró para poner en marcha el aparato, todo iba bien hasta que agarró buena velocidad, pasé de estar parada tratando de salir a sentarme obligatoriamente en el suelo por la fuerza que usa para moverse a gran celeridad por un tunel cerrado, la sensación que recorre mi cuerpo es de un vacío gigante, esto a su vez me da las ganas de vomitar más horribles de toda mi vida, es muy difícil explicar lo que siento ahora mismo, es comparado al malestar mínimo pero molesto que cualquiera llega a percibir cuando está en un avión a punto de despegar, solo que lo mio se multiplica por cien.

Sigo tirada en el piso alfombrado, no puedo ni moverme un solo centímetro por que ya siento que la cabeza me va a explotar, sería una falta de respeto si culpo al tal creador de esta fundación por tener un transporte como estos, él si debe resistir a los malestares que estoy sintiendo, yo soy la debilucha que puede morir solo por experimentar dolores no tan nuevos aunque si muy fuertes.

No tengo ni idea de cuanto tiempo estuve en este viaje incómodo, tal vez fueron segundos, o un minuto, solo sé que mi sufrimiento terminó abruptamente con el freno en seco del aparato, el karma también hizo de las suyas conmigo por burlarme del trompazo tan bárbaro que recibió el SCP-106, la inesperada suspensión de movimiento me hizo dar un golpe increíble en la frente, abriendo una herida en mi piel, esto lo supe por la sangre tan rara que tengo en mis dedos por tocarme en esa zona afectada.

Me levanté como pude, me siento aturdida, bastante como para seguir adelante en busca de algún botiquín y todavía tratando de no ser vista, aunque a estas alturas ya me vale un kilómetro de pepinos si me descubren, ya me encontré al importantísimo Fundador el cual no me hizo nada a pesar de lucir como asesino ocultista, no creo que nadie más me haga algo por intentar encontrar algunos fármacos que me ayuden a parar el sangrado, tampoco quiero que se infecte la cortada tan grande que debió quedarme, tengo que seguir adelante.

Frente a mis ojos se encontraba un largo pasillo, oscuro como los que ya he visto y atravesado, solo que este tiene el mismo toque elegante, refinado, hasta lúgubre del transporte que me trajo hasta aquí, totalmente diferente a lo que se ve en los pisos superiores.

Al primer paso que doy mi cuerpo cae de nuevo al piso, sigo débil, no tuve de otra más que salir a gatas de la cabina, otro factor por el cual no pude caminar con normalidad es el maldito mareo que aun me atormenta a pesar de que el viaje ya había terminado, me pareció bastante corto, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba a salvo, eso creo, en cualquier momento los de la Insurgencia del Caos pueden llegar hasta acá, no le veo nada de seguro a esta peculiar ubicación.

Choque con algo, inmediatamente me cayó en la nuca un objeto hecho en vidrio que se partió al instante de tocarme, no me hizo daño de milagro... Un raro milagro, los pedazos afilados de cristal debieron cortarme, no fue así, ni siquiera sentí el fuerte impacto como para que se rompiera.

Levanté mi cabeza, inspeccione con cuidado el corredor que no parece tener fin, pronto llegué a la conclusión de que no hay nadie cerca por que ni había una sola gota de polvo a la vista, tomé esta oportunidad que tengo para levantarme y espabilar mis sentidos, necesito estar atenta a mi entorno si no quiero acabar muerta.

♤♤♤

Este lugar es un laberinto, tiene muchos pasadizos, corredores sin salida, puertas falsas, ¡de todo! Ahora mismo estoy mas perdida que un piojo en la lana de una oveja, hay hasta trampas en el piso, mentiría si digo que no estuve a punto de morir, lo peor, ¡era ácido! Si no me hubiera fijado en mis zapatos no estaría contando mi travesía, apenas si toque la compuerta oculta entre la alfombra y se abrió, dejándome ver el humeante líquido transparente que estuvo a punto de hacerme trizas.

Dangerous Love (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora