XII

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Por más vueltas que haya dado no pude dormir ni un poco, lo único que logré fue desordenar mi cama, lo llevé al extremo ya que a la hora de levantarme tenía todas las sábanas enredadas por mi cuerpo, también fue un gran problema arreglar mi ropa arrugada pero a la final logré quedar decente para la sesión que debía tener hoy con mi querida doctora.

No tengo ni idea de que horas son en estos momentos, solo puedo sentir que me levanté muy temprano, bueno, tampoco pude dormir asi que me dio igual y empecé con mi tan aburridora rutina de cada miserable día en esta cárcel.

Arreglé mi cama, limpié el lugar, me aseguré que todas mis herramientas médicas estuvieran completas y en su respectivo lugar, tomé apuntes sobre la evolución que tuvo uno de mis actuales experimentos, entre otras cosas sin mucha importancia, al principio sentía que hacer todo esto en el transcurso del día, tarde o noche era divertido, entretenido, pronto se volvió un bucle que me llevaría a la locura tarde o temprano.

La única parte de mi rutina que sigue siendo mi favorita es el leer los libros nuevos que me traen cada semana, no solo son de medicina, tengo mucho de donde escoger y sin duda alguna los de romance se han vuelto mis favoritos.

Antes leía de misterio, fantasía, acción, de todo pero siempre evitaba lo que tuviera que ver con el amor, muchas veces me encuentro textos muy cliché para mi gusto, la misma historia pero con diferentes personajes o lugares, todo eso cambió de un momento a otro, hasta puedo decir que ahora anhelo un poco vivir una de esas típicas historias con la que se ha "robado" mi corazón, la señorita Gros.

Me siento raro, incómodo, asustado, un poco enojado, todo gracias a estas cosas que estoy empezando a sentir, después de tantos años de vida, estoy experimentando amor, la perdición para muchos, una cura para otros, como en mi caso, mi amada doctora me está salvando del infierno y dolor por el que estaba pasando.

El tiempo que me tomé en hacer mis cosas se pasó volando por fortuna, ahora podía sentarme con mucha tranquilidad para seguir con la lectura del libro "El Ángel se enamoró del demonio", una historia que toma parte de nuestra realidad para juntarla con hechos o cosas fantásticas, me siento un poco identificado con este relato ficticio, prácticamente es un amor imposible y bastante peligroso entre el bueno que siempre salva a todos, con la villana que quiere acabar con el mundo entero. No me pasa exactamente lo mismo pero en parte si, no veo oportunidades de quedarme con mi doctora asi como el chico que aparenta ser un Ángel de entablar una relación amorosa con la maligna mujer.

No sé ni por qué hago esto, ahora me siento peor por darme cuenta que nunca tendré nada con Loretta, llegará el momento donde me dejará solo, donde ya no podré verla mas por que es probable que le asignen otro caso cuando esté terminado su trabajo conmigo, en ese punto tendré que terminar de hundirme entre mi sufrimiento y desgracias.

Tiré el libro con mucha fuerza para que estuviera lejos de mi, esto provocó que algo o más bien alguien se quejara de dolor.

- Si no me quieres aquí solo dímelo, no me lances tu basura cliché en la cara. - se quejó mientras miraba la parte trasera del libro, donde estaba la sinopsis.

- Tampoco te invité. - contesté irritado.

Dyo me ignoró por completo, tiró lo que tenía entre sus manos, todo para estar de metiche en el desorden que aún tenía en mi escritorio, tomó sin cuidado uno de los muchos papeles que se encontraban allí para leer mentalmente y reírse de lo que estaba viendo.

- Y si algún día te llegara a besar, mis labios junto con los tuyos de transformarían en la delicia más perfecta del mundo... - lo noté, trató de no comenzar con sus risotadas. -. Doc, solo te digo que tu boca debe oler a cañería, hace mucho no te debes de lavar los dientes, pobre chica...

Dangerous Love (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora