XIII

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-SCP-079-


Ya han pasado dos días desde la última visita del "doctor" Brown, se me hace raro que ese intento fallido por ser un profesional en la medicina no haya vuelto, a cada segundo me bombardea con preguntas estúpidas que prefiero no responder, lo único que puedo hacer en esos casos es tirarle un sermón de groserías para que me deje en paz, de hecho, nunca en mi vida he deseado caminar, no lo necesito, pero esa opinión cambia a un deseo irresistible de tener patas para salir corriendo cuando ese hombre entra a mi habitación, prefiero morir antes de escucharlo otra vez.

Mejor ni sigo creyendo en que vendrá, ya tuvo que haber pasado el cambio de turno y no llego para mi buena suerte. Ahora me puedo relajar, sin decir malas palabras, sin estar serio, hasta puedo decir que si fuera humano tendría una gran sonrisa en mi rostro por estar solo con mis pensamientos, es lo que toda anomalía como yo desea después de tanta tortura por la que pasamos, estar solos y tener un momento para descansar del cruel mundo que nos rodea es un lujo, no todos tienen esta oportunidad que tengo yo ahora.

Pensándolo bien... Ya no hay ni una pizca de paz, algo pesado cayo frente a mis narices provocando un fuerte estruendo, me molesté aun mas al saber que 106 fue el culpable de acabar con la tranquilidad que me rodeaba.

- Debería llover dinero, no pendejos. - fui el primero en hablar, ya que mi honorable "invitado" no dejaba de limpiarse la mugre que ahora tiene en su ropa.

- Que menopaúsica andas pedazo de chatarra vieja. - respondió con cierta burla en sus palabras.

No voy a hablar, me quede esperando a que me pidiera su favor de siempre, ¡solo viene a eso! Que desgracia la mía de estar en este lugar con idiotas como él, ni siquiera invita un vaso de agua -nótese el sarcasmo ya que soy una computadora que ni le puede caer una sola gota de algún líquido por que explota al instante-.

- ¿Estás bien? - indagó el viejo acercándose más a la mesa en donde estaba.

Empezó a analizarme por todos lados cuando ya se encontraba a escasos centímetros de mi, hasta tuvo el descaro de levantarme y sacudirme como si fuese una caja con algo importante en su interior, debo admitir que me dejó un poco aturdido, si, a pesar de ser una computadora empecé a sentir mareos por la poca delicadeza que tiene conmigo.

- ¡Ya! Deja de tocarme con esas asquerosas manos podridas. - me quejé y ordené que me bajara sin obtener éxito, su propósito era hacerme enojar aún más.

- Estas hueco, no te suena nada por dentro. - se rindió, la única opción que le quedaba era bajarme y dejarme tranquilo, si logró hacerme enfurecer, aunque le quedó un objetivo pendiente como veo.

- Mejor dime que quieres, asi te largas rápido.

Mostro duda antes de decirme, obviamente se puso en su papel de actor, es un descarado que ni saluda cuando entra, ahora no creo que se lo piense mucho para pedir mi ayuda -otra vez-.

- Traté de entrar a la celda de 096, y no pude asi que...

- Nos vas a meter en problemas a todos si quieres que abra esa puerta, no lo hare. - rechacé de inmediato su idea, no dejé que acabara con su diálogo pero ya era lógico a donde quería llegar, ahora solo falta que pelee para obtener lo que quiere.

- ¡Déjame terminar maldita maquina! - Listo, ya va a empezar con su show. -, necesito decirle algo bastante importante al larguirucho, más bien darle detalles de un plan. - añadió con algo de... ¿Nerviosismo? Si, estaba nervioso, se le notaba a leguas por su voz temblorosa.

- ¿Qué plan? - no iba a dejar ir esta oportunidad de saber algún dato que me sirva para liberar a 682.

- La máscara idiota, ¿como se llamaba?

Dangerous Love (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora