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Castle estaba poniendo sus últimas pertenencias en una bolsa de lona cuando Kate entró por la puerta. Él había sido oficialmente dado de alta. Ryan y Jenny
acordaron llevar a James y a Reece por la noche al loft.

Planearon una cena y una película con los cuatro niños. Su padre tenía a Lily en el desván hasta que llegaron a casa.

Ella se sentó en la cama y habló sin sentido. Castle le contó que estaba tan emocionado por ver a los chicos de nuevo.

Cuando por fin pudo ver a los niños. Fue primero Reece quién corrió a los brazos de su padre y no pudo ser expulsado de ahí por un buen rato. Al parecer no había provocado en él un desconcierto al ver a su padre de nuevo, si no todo lo contrario.

Mostró celos cuando Rick sostuvo a Lily para que Kate pudiera usar el baño. En cambió James se sentó en uno de los extremos del sofá. Por el tiempo largo, se sentó y miró.

Él no entabló conversación ni mostró afecto hacia su padre. La Dra. Miller había llamado a Rick antes de que viera a los niños y le advirtió sobre el estado de ánimo de James. Ella lo entrenó para dejar que James lo guiara y no para presionarlo.

Castle intentó hablar con él, pero James mantuvo sus respuestas a una palabra o nada en absoluto. Le hacía preguntas a Reece o le contaba cosas que había aprendido mientras estaba en el hospital.

En un momento dado, Kate se sintió tan frustrada que quiso decir algo. Castle sintió su irritación e insinuó que deberia de llevar a Reece y a Lily a dar un paseo por el pasillo.

Una vez que salieron de la habitación, Castle se sentó al borde de la cama. No quería invadir el espacio personal de James, pero después de participar en miles de interrogatorios, sabía que era una manera de hacer que un sospechoso hablara.

Mientras el pensamiento corría por su mente, Castle se rió para sí mismo. Estaba comparando a su hijo de seis años con un delincuente común.

Castle solo se sentó. Él no dijo nada. Él no miró a James. Sin pensarlo mucho, aprovechó su personalidad interior infantil que todavía conservaba. Él comenzó a alternar lentamente moviendo sus piernas hacia adelante y hacia atrás. Cada tercer golpe, levantaba su pierna y veía cuánto tiempo podía mantenerla extendida. Su pierna derecha nunca permaneció en el aire por mucho tiempo.

Una vez hizo una mueca de dolor cuando dejó caer su pierna. Su rodilla no estaba en la mejor forma. Inmediatamente, su mente regresó a esa casa en Harlem y en el momento en que Tyson lo apuñaló en la rodilla. Los doctores dijeron que los músculos se habían curado, pero que habían perdido fuerza y que aún sentirían dolor.

Castle se inclinó y se frotó la rodilla. No se dio cuenta de que James se había levantado del sillon y se acercó un poco a la cama.

James estaba de pie en el borde de la cama mirando intensamente a Castle masajearse la pierna y la rodilla.

-¿Que te paso?.- él susurró.

La pequeña voz cogió a Castle desprevenido. Cuando se voltio a verlo, vio ojos color azul como los de él concentrados, mirándolo intensamente. Pero lo que llegó a él fue darse cuenta de que estaban llenos de miedo, rebosantes de lágrimas y abiertos de par en par con inocencia.

-Tu pierna. ¿Qué le pasó a tu pierna?.- James dio otro paso más cerca del borde de la cama. Mantener el pie de cama de plástico y unas pocas pulgadas entre él y su padre era una distancia cómoda.

-Oh, estoy viejo.- Castle le dio unas palmaditas en la rodilla. -Unos años antes de que nacieras, tu mamá y yo fuimos a esquiar. Intenté hacer un truco y me rompí la rodilla.-

One last time Donde viven las historias. Descúbrelo ahora