Capítulo Veinte

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Ronnie en multimedia.

Caminé hasta una avenida cercana de donde estaba, no sabía en donde estaba, seguramente en este momento me estén buscando por todo el hospital, pero así salgan y me busquen por todas partes, yo no estaré allí, ya que ahora me encontraba en un taxi rumbo a San Francisco de nuevo, el taxi me dijo que estábamos en un pueblo en las afueras de la ciudad y que tomaría más o menos una hora llegar.

Al llegar me bajé y me concienticé de que estaba en bata de hospital sin llaves, y sobre todo sin dinero. El taxista esperaba su pago y yo me enojé más aún.

Estaba a punto de comenzar a darle explicaciones al conductor, del por qué no tenía dinero para pagarle, pero fué entonces cuando una mano delgada, se asomó por la ventana con 20$ entre sus dedos, el taxista le sonrió a Ronnie y al bajarme arrancó.

Narra Ronnie.

El taxi se marchó, dejando el espacio de donde se encontraba el auto ente Jay y yo, el me miraba fijamente, serio y ví el cansancio en su mirada, me miraba con lo que yo decifraría como odio.

Yo me sentí horrible en el momento que entré y ví aquellas pruebas en sus manos, entré en pánico y me rehusé a enfrentar a Jay con repuestas a las preguntas que seguramente me haría, en ese momento. Así que salí y apresurada me fuí de allí, tomando un taxi hasta llegar aquí con mamá, ella fué a verme al final, desperté y ella estaba allí, a mi lado, estaba allí para mi brindandome su apoyo y con lágrimas en sus ojos.

En fin, luego de pensarlo tanto, he reflexionado, ya todo lo que paso, pues, lamentarse siempre no es la solución, teníamos que hablar y llegar a la conclusión de alejarnos, o en cierto modo tratarnos como lo que somos y no como queremos ser.

El seguía mirándome y yo a él, me acerqué y agarrando su mano, siento como se tensa y su mirada baja hacía nuestras manos, hago caso omiso a eso y lo arrastro por la puerta de mi casa hasta llegar a mi habitación, lo solté y abrí el cajón de mi mesita de noche, y saqué la foto de papá con su madre, mientra el seguía parado firme, observándome.

- También me sentí terrible cuando lo supe. - le dije pasándole la foto, él la tomó y la observó detalladamente durante unos minutos. - pero creo que no es nuestra culpa. - dije viendo su cara enojada. Y asistiendo, creo que ahora lo entiende.

- No entiendes.

- Claro que sí.- dije sentándome a su lado en la cama, seguida de él.

- No, yo viví engañado, creyendo ue ese sujeto era mi padre, confiando en ellos, creyendo que eras la única que me podía hacer sonreír de verdad, desde que tengo uso de razón, crecí junto a mi hermana, pensado que era hijo único, eso duele ¿sabes?- dijo en tono seco y sin mirarme.

- Jay estamos en la mismas. - el negó con la cabeza y dijo:

- No lo entenderías.. confíé en ti, y no pudiste decírmelo.

- Claro que no, sólo si escucharas que pasó y como me sien...

-ya no importa. - me interrumpió- Ronnie, se sincera, ¿en algún momento pensaste que habría un nosotros?- me miró tan profundo que me puse realmente nerviosa

- Yo.. no lo sé.. - no sabía que decir, yo quería a Jay más que a nadie, pero desde que supe todo ya no tenía mucho sentido seguir queriendolo.

El asintió y salió, por la ventana, dejando caer la foto al suelo.

El crujido de sus zapatos al impacto contra el suelo, me hizo captar la realidad, que a Jay no lo detendría la noticia y supe que no había más tema del cual hablar.

Perfectas ImperfeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora