Zoro

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Tras su última frase avanzó hacia la escalera que subía al gimnasio. Intentó ser fuerte, no girar la vista atrás, seguir siendo duro, no mirarla y... Mierda.
Justo antes de cerrar la puerta tras de sí, el espadachín no pudo evitar mirar a la gata desde lo alto, tan preciosa...

Zoro - Joder...

Bufó y dió un portazo, estirando los brazos y crujiendose el cuello avanzó por el gimnasio, respirando para calmarse, miró alrededor dispuesto a ejercitarse, pasó los dedos por el banco de pesas recordando el encuentro que tuvo con Lola días atrás, una pequeña sonrisa salió de sus labios.

Zoro - Vaya cagada...

Él, que era duro, el abanderado del autocontrol, el que se reía de Law por haber caído en las redes de la gata... Que era eso que sentía?
Se dejó caer en el banco agarrándose las sienes, no sabía si era amor, pero le temblaban las manos al verla, tenía que esconderlas en los bolsillos para seguir aparentando frente a la mediomink, a ver... Era imposible que la chica hubiera percibido sus sentimientos no? Quizás sí era capaz de ocultarlo, de seguir como hasta ahora, de ocultar sus celos, la chica prefiriera estar con él a con Torao?

Apretó los puños.

Zoro - Maldito Torao...

Miró al techo, la chica no aparecía, no había ido tras él? No pudo aguantarse y fue hacia la ventana, la gata seguía en la cubierta, miraba hacia el mar... Que iba a hacer? Que tortura! Corrió la cortina y se fue a entrenar, aún tenía la capacidad de abstraerse y pasar horas sin pensar alrededor, así que eso haría, lo que estaba claro es que si presionaba a la muchacha no conseguiría nada.

Pasó el tiempo, notaba el sudor bajando por su espalda, incluso su rato de meditación había sido inútil, de vez en cuando la imagen de Lola sonriendo se le aparecía, se levantó de un salto y fue hacia la ducha.
Se enjabonó, el agua corriendo por su cuerpo le aliviaba algo la tensión de los músculos y la mente, cerró los ojos y respiró, de repente la puerta y seguido unos ruidos, metal moviéndose... Sus pesas.

Rápidamente se secó y vistió, quien iba a estar moviendo sus pesas si no era ella? Trastabilló al ponerse los zapatos y con ansiedad agarró el pomo.

Por dios que sea ella.

Rugido de tigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora