VIII: ¿Puedo entrar?

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Desde aquél día le había quedado una sensación extraña a Zephyr, como si estuviera permanentemente siendo vigilado.

Al día siguiente Bex y Evan lo cuestionaron enormemente acerca del por qué había faltado a esa salida que llevaban planeando al menos un mes, Zephyr por su parte no podía decirles nada de lo que había pasado realmente, solo les dijo que un tipo extraño se le acercó y para perderle el rastro se había metido a una tienda en donde se encontró con su hermano, era una verdad a medias, pero a los muchachos les había bastado esa explicación, supuso que por el hecho de haberse encontrado a Artemis y así no había regresado solo a casa.

Esa noche las cosas estaban extrañamente tranquilas, incluso los grillos que todas las noches Zephyr solía escuchar fuera de su ventana no estaban, fue en ese momento que el sonido de una notificación lo sobresaltó.

"Asómate por tu ventana."

Era lo único que decía el mensaje de aquél número que supuestamente solo era para emergencias. Obedientemente Zephyr se dirigió a la ventana con el teléfono en mano y justo frente a su casa, en la acera cruzando la calle estaba Anthony,  justo como la primera vez que lo había visto frente a su casa.

"¿Puedo entrar?"

Fue el siguiente mensaje que recibió.

"¿Cómo vas a entrar? Mis padres están dormidos y ni en un millón de años creerían que eres mi compañero en la escuela"

Al parecer ese mensaje le había causado gracia a Anthony, podía ver su sonrisa desde arriba.

En ese momento el rubio comenzó a caminar hasta quedar al pie de su ventana e hizo lo que Zephyr se estaba imaginando, escaló el árbol que estaba abajo y llegó hasta la cornisa del primer piso, ésta media aproximadamente 45 cm de ancho, así que Anthony podía pararse ahí perfectamente, incluso no tenía que estar parado, en cuclillas quedaba perfectamente a la altura de la ventana.

—¡¿Estas loco?! Entra ya antes de que un vecino llame a la policía —y  sin esperar ni un segundo más, Zephyr abrió por completo la ventana para hacer que Anthony entrara—.

Anthony entró sin protestar mucho y en un momento ambos ya estaban frente a frente, el mayor intentó acercársele, pero Zephyr puso su mano en su pecho deteniéndolo.

—Cateo de rutina, señor. 

De esa forma, Zephyr podía hacerse el valiente, estaban en su habitación, cualquier cosa que hiciera sería escuchada por sus padres y si trataba de matarlo, seguramente sus padres lo sabrían. 

—¿En serio sigues sin confiar en mi?—la expresión seria de Zephyr no cambio para nada y ahora que Anthony lo veía detalladamente sin ninguna interrupción, podía decir que la mirada de Zephyr era muy penetrante—.

—¿En serio sigues sin confiar en mi?—la expresión seria de Zephyr no cambio para nada y ahora que Anthony lo veía detalladamente sin ninguna interrupción, podía decir que la mirada de Zephyr era muy penetrante—

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—Está bien... —dijo Anthony con resignación y alzó las manos a la altura de su cabeza—.

Por su parte Zephyr comenzó a tocar el cuerpo de Anthony, en su chaqueta a la altura de su pecho encontró una navaja suiza, en el bolsillo de los costados encontró una daga con funda incluida, y a la altura de su cintura la pistola que Anthony cargaba a todas partes,  colocó todo en su escritorio y siguió en su tarea de esculcarle y quitarle cualquier cosa que pudiera hacerle daño; se agachó un poco más y comenzó a tocar sus piernas hasta llegar a sus tobillos, aunque ya no encontró nada más, alzó la cara por un segundo y pudo ver a Anthony devolviéndole la mirada con una mueca que delataba que se estaba aguantando la risa, no fue hasta ese momento que Zephyr se dio cuenta de la situación y de la posición en la que estaban, frunció el ceño y simplemente le rodó los ojos.

—Ahora sí...haz lo que sea que ibas a hacer —Zephyr se levantó y dejó que Anthony se moviera libremente por la habitación, aunque mientras Anthony estaba de espaldas a él, cubrió las armas con el montón de ropa que tenía en su silla—.

—Que bonita habitación —dijo Anthony—.

—Tu no viniste solamente a eso —se sentó en la silla del escritorio, tratando de cubrir el montón de ropa detrás suyo, para ese momento Anthony ya se había dado cuenta de lo que estaba haciendo, pero decidió no decir nada—.

—Eres muy inteligente —y con toda la confianza del mundo Anthony se sentó en su cama, pero no en la orilla, como alguien que recién acaba de entrar a una casa ajena... por la ventana; si no más bien se sentó recargando espalda en la cabecera— Solo venía a decirte unas cuantas cosas.

Zephyr se recargó en el respaldo de la silla, no tenía idea de qué esperarse, porque tratándose de Anthony, cualquier cosa podría salir de su boca. ¿Qué sería esta vez? 

—Quiero presentarte a mis amigos.

Tenía que ser una broma. Anthony no le podía estar pidiendo algo tan estúpido como eso, es decir, no son nada ¿Cómo por que querría hacer eso?

—Ya sé que suena raro... Pero hay una razón para eso...De ahora en adelante pasaré más tiempo contigo.

La cara de Zephyr debía ser una mezcla de varías emociones que ni el sabía cómo acomodar. En efecto, cualquier cosa podría salir de la boca de Anthony y solamente eran cosas que le ponían los nervios de punta a Zephyr.

—No.

—Aquí va la parte divertida... Probablemente te maten en unos días si no me dejas hacerlo —definitivamente Anthony no tenía tacto para comunicar malas noticias—.

—¡¿Cómo?!—gritó Zephyr—.

Anthony trató de calmarlo haciéndole gestos con las manos, pues en efecto, su voz había sonado demasiado fuerte y pronto se encendió una luz en el pasillo, ambos se miraron asustados y sin pensarlo mucho, Anthony se escondió detrás de la puerta, mientras que Zephyr volvía a sentarse frente al escritorio.

—¡Zephyr! ¿Está todo bien? —su padre abrió la puerta y por poco golpea a Anthony, quien estaba pegado a la pared y girando su cabeza para que su nariz no pegara en ella—.

—Es que... perdí en un juego...

Al parecer no se le hizo raro al señor Maxwell, pues sabía que sus hijos jugaban videojuegos hasta muy tarde.

—¿Tu computadora no está debajo de ese montón de ropa? —le señaló—.

Y tan pronto como su padre apuntó hacia allá, la presión del chico disminuyó, casi sentía que su padre tenía Rayos X y podía ver debajo de todo aquello.

—No...No, estoy en mi teléfono —sacó el teléfono de su bolsillo y se lo enseñó—.

—Okey... Ve a dormir ya, Zeph —dijo el hombre no tan convencido de la respuesta de su hijo, pero la habitación se veía muy normal, así que dejó el tema ahí—.

El mencionado asintió y tan pronto como la puerta se cerró, soltó un largo suspiro y coloco sus manos en su cara respirando pesadamente.

—Me voy a morir un día de estos y probablemente sea de un paro cardiaco —mustió Zephyr—.

Anthony dejó salir una pequeña risa y volvió a su lugar en la cama del chico, aunque esta vez se sentó en la orilla, frente a él, quien aún estaba sentado en la silla.

—Zephyr... esto es serio... —alargó su mano para tocar una de las del menor, las cuales aún cubrían su rostro—.

Zephyr lo miró, pero no estaba molesto, sus ojos ahora estaban vidriosos, lo que daba a entender que estaba a punto de llorar.

—¿Por qué no solo me mataste ese día? Jaesang lo dijo... no sé por qué sigues aquí —Poco a poco, a cada palabra que Zephyr pronunciaba, la voz iba quebrándosele y las lagrimas comenzaban a caer por su rostro—.

Anthony apretaba los labios mientras miraba como las lagrimas de Zephyr resbalaban por su nariz y luego caían a sus manos, las cuales estaban en su regazo, el menor jugaba con sus dedos, verdaderamente estaba nervioso y tal vez al borde de un ataque de ansiedad.

—No pude hacerlo, no tuve el valor de hacerlo. 

Angel With A Shotgun || ʰʸᵘⁿʲⁱⁿ ᵃⁿᵈ ˢᵘⁿᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora