Angel With A Shotgun || ʰʸᵘⁿʲⁱⁿ ᵃⁿᵈ ˢᵘⁿᵒᵒ

XXII: Buenas noches, Zephyr

Los padres de Zephyr habían llegado un poco después de que Zephyr llegara a casa, venían con Artemis en el auto, apenas eran las 6 de la tarde, dos horas habían pasado desde el incidente, pero la noticia de lo que había pasado en la escuela de los chicos se había esparcido como pólvora y ambos corrieron para saber si sus hijos estaban a salvo. Los padres de Zephyr habían esperado al menos media hora a Zephyr luego de haber encontrado a Artemis, pero nada, un maestro les dijo que él junto con dos amigos habían salido corriendo y luego nadie supo nada de ellos. De hecho, la madre de Zephyr entró a casa diciendo algo como "iré a quitarme las zapatillas, iré a buscar a Zephyr... no debe estar muy lejos", pero por suerte no había sido necesario. El alma le regresó al cuerpo al ver a su pequeño en uno de los sofás, pero volvió a sentir que desfallecía al ver el estado en el que se encontraba, con el uniforme lleno de sangre, y una venda en el hombro izquierdo, la cual también tenía restos de sangre.

—¡Zephyr! —la señora Maxwell dejó caer su bolsa y su teléfono mientras corría para acercarse a Zephyr— ¿Qué te pasó? ¿Esos tipos te hicieron algo? —Zephyr negó—.

—Escapé y me corté con una reja de metal.

La madre de Zephyr no esperó mucho más luego de eso y abrazó con cuidado al menor, mientras Zephyr le devolvía el abrazo a su madre miró a Artemis detrás de ella, tenía un rasguño en la cara y su padre lo sostenía, como si no pudiera estar en pie por sí mismo; el estómago se le revolvió al pensar que le habrían hecho algo por su culpa, que esto se estaba saliendo de control y comenzaba a afectar a su familia también.

Poco después, durante la cena, Zephyr se enteró de que Artemis había sido golpeado en el abdomen por uno de los tipos que entraron a la escuela, ya que había querido defender a una chica que había sido acosada por esos hombres. Zephyr por su parte se mantuvo callado y comiendo, la culpa que sentía en ese momento casi podía ser tangible de tan grande que era, definitivamente tenía que hacer algo, ellos ya se habían acercado de esa forma hasta él, no pasaría mucho tiempo antes de que pudieran hacerle algo a su familia directamente.

—No tengo tanta hambre... Iré a dormir —dijo Zephyr levantandose de su asiento y llevando sus platos hasta el fregadero—.

Zephyr solo había comido lo suficiente para que sus padres no le dijeran que debía alimentarse y que la herida no se curaría sola. Había tomado una pastilla para el dolor y ya comenzaba a hacer efecto.

—Esta bien... buenas noches, Zephyr —dijo su padre despidiendolo—.

Su madre y su hermano también se despidieron de él y Zephyr subió hasta su habitación. Ahora eran las 8 de la noche y seguía sin tener noticias de Anthony, tenía una sensación rara en el estómago, estaba muy nervioso y lo poco que había comido sentía que lo vomitaría en cualquier momento. Miraba su celular constantemente, entraba cada 3 minutos a sus mensajes y nada, ningún rastro de Anthony, lo más preocupante era la hora de su última conexión, había sido a las 15:40, eso significaba que había ido como todos los días hasta la escuela de Zephyr por él, pero ¿por que no se había aparecido en toda la tarde?

Zephyr ni siquiera se puso el pijama, solamente se cubrió con las cobijas, tenía frío y era debido a la ansiedad que le provocaba no saber nada de Anthony. Se recostó mirando al techo y así se quedó, colocó sus manos sobre su pecho y trato de normalizar su respiración y controlar los espasmos en su abdomen que solo provocaban que le doliera el estómago, pero es que era casi imposible, no podía callar sus propios pensamientos, el silencio de la noche era tal que parecía que la vocesilla en su cabeza gritaba y le decía que algo había pasado.

Ahora ya eran las 10 y aquella hora y media que pasó dando vueltas en la cama se le había hecho eterna, intentó ver algo en su teléfono, pero no podía concentrarse en nada y terminaba desesperandose, así que lo dejó debajo de la almohada con la vibración activada y el sonido lo suficientemente alto como para escucharlo si llegaba un mensaje y él se hubiera quedado dormido.