Wintknow es un lugar cálido, a pesar de no ser muy conocido está lleno de felicidad y buenos momentos o al menos eso era antes de que la oscuridad se adueñase de la ciudad, no todo lo que crees es real, no todos son de fiar y recuerda tener cuidado...
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-Estoy bien- dije ante la clara preocupación de Wade por mí, aunque era una mentira tan clara como el agua.
-¿Puedo ver las fotos?- preguntó, asentí pasándole el álbum sintiéndome un poco extraña al verlo observar las fotos de mi antigua vida, lo vi pasar las fotografías y sonreír, hasta que inesperadamente se detuvo en la misma foto que yo hace un rato.- ¿cazabas?
-Sí, no recuerdo mucho de ese entonces, pero lo que sí sé es que no lo hacía por gusto, era más por la tradición familiar, toda la familia de mi padre solían hacerlo así que cuando les dije que odiaba dañar a los animales por diversión se alejaron de nosotros- dije sorprendiéndome de que ese recuerdo seguía intacto, supongo que uno no elige que cosas olvidar y que otras recordar- mi padre fue el único que lo comprendió y no me obligó a hacerlo.
Wade parecía sorprendido por lo que dije y entonces sonrió.
-¿Te conté alguna vez como conocí a tu padre?- ante su pregunta negué con la cabeza.- fue antes de que el virus se propagara, mi hermano Ezra trabajaba con él en laboratorio junto a mis padres, en ese entonces yo solo era un pasante que no tenía ni la más mínima idea de que el virus ZMB sería nuestra perdición, cuando descubrí lo que era en verdad me asusté, fui el único del laboratorio que tenía un mal presentimiento, Ezra fue el paciente cero, por accidente la rata de prueba lo mordió así comenzó todo, quedé atrapado en la nave junto con otros doctores, tu padre, sin duda alguna era demasiado valiente, gracias a él y otros doctores pudimos escapar, como él era un doctor de mayor rango que el mío le pregunté por mi familia pero ya era muy tarde, Olive, toda mi familia fue contaminada y asesinada.
-Lo lamento Wade, debió ser muy duro para ti- lo vi limpiarse los ojos con la manga de su suéter negro, bajó la mirada y suspiró.
-Descuida- dijo en un tono de voz apagado- hice todo lo que pude por ellos.
No comprendí del todo sus últimas palabras, me dije a mí misma que debía dejar de querer comprenderlo todo porque bien sabía que cuando lo habías perdido todo lo último que querías era recordar pues el recordar trae consigo el dolor y entonces comienzas ahogarte de dolor primero sin darte cuenta y luego sin poder salir de ese mar que se ha formado en tu interior, muchas veces era mejor callar que morir en el intento de aceptar la realidad, una donde estabas completamente solo.
Dejamos de lado el asunto del álbum, moví unas cuantas prendas de ropa del armario revelando una palanca, no mencioné eso porque me daba una idea de que era lo que se escondía allí, Wade recibió una llamada del trabajo, le había pedido ir urgentemente por un problema ocasionado en su puesto de trabajo, nunca le pregunté a Wade cuál era su trabajo por ende no tenía ni siquiera la posibilidad de imaginarme que problema pudo surgir a las seis de la mañana, fuera de su horario laboral.
-¿Estarás bien si te dejo aquí? Podría regresar en cuanto resuelva el problema.- asentí de igual manera necesitaba tiempo para examinar la casa, le acompañé hasta la rejilla de la casa, le di un beso en la mejilla y lo vi partir en el auto rentado.
Por mi parte me quedé ahí, quieta, como si estuviera esperando que algo pasara pero no lo hizo, volví a la casa cerrando las puertas y me dirigí a lo que era mi habitación, me metí en el armario y tiré de la palanca que había encontrado, la cama se alzó un poco de su lugar original y se desplazó a la izquierda, un pedazo de loza alzada me hizo saber que debía buscar ahí, con cuidado alcé la loza encontrándome con una maleta negra dentro había mucho dinero, lo dejé en la maleta y me la llevé a casa cuando Wade volvió, no hablamos mucho en el camino ambos estábamos concentrados en nuestros problemas así que hicimos un acuerdo de silencio mutuo, al llegar a casa saludé a los hermanos Monroe y me encerré en mi cuarto, por primera vez en casi dos años me permití llorar, ahora que lo recordaba casi todo me asustaba ver en quien me había convertido, era un monstruo sin corazón, le quité la vida a un montón de infectados pero seguían siendo humanos en el fondo, maté a Steve para evitar que se convirtiera en un infectado, no pude salvar a mis mejores amigos y de cierto modo me sentía culpable por la traición de Dafne y Jaden, debí haberlo prevenido, fui una tonta que ni siquiera pudo salvar a su propia madre, aunque lo recordaba no lo sentía mi vida pero si me sentía culpable de lo que había sucedido, indirectamente todo era culpa mía, si hubiese disparado más rápido, si hubiese escuchado a Marshall, si hubiese cuidado más de ese par, si no hubiese dejado a Grace hacer vigilancia ese día, si Steve y yo hubiésemos sido más cuidadosos al pasar por los infectados, nuestra historia sería completamente diferente, no pude evitar pensar que de no haber sido por mí y mi poca fortaleza tal vez aún vivirían, imaginaba que estaríamos todos ahora sentados en el comedor, escuchando a Grace tocando el piano, a Marshall riendo mientras preparaba unas galletas, a Steve bromear acerca del mal sabor que tenían, a mis padres sonriendo mientras escuchaban una de mis historias sobre alguno de mis libros favoritos; Pero a fin de cuentas solo era y sería siempre eso, mi imaginación.
Los chicos no preguntaron cómo estaba y muy seguramente se debía a que ellos ya habían escuchado mis lamentos, cuando me tranquilicé un poco me levanté y comencé a escribir una carta, al final coloqué un destinatario; Dirigido a la señora Luan Orlou.
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