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Título:«Love Starts With A Coffee». (Parte 3).

Sábado en la noche.

El día había sido productivo y el reloj marcaba las 10:45 p.m.  Era hora de regresar a casa.

Suspiró. La idea no le gustaba en absoluto. Era totalmente frustrante tener que volver a su infierno cotidiano. Lo único bueno de todo el asunto: mañana volvería a trabajar, lo que significaba volver a ver al castaño guapo con el traje caro que lo traía de cabeza.

Disipó esos pensamientos. No podía permitirse pensar en otra persona, no cuando estaba casado con Bucky. ¿Él, siendo infiel? Él ni siquiera sabía el significado de la palabra “infidelidad”.

En cuanto puso un pie de vuelta en casa, le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Tragó saliva. Esperó lo peor. Lo primero en llegar fue una bofetada que le marcó el rostro, siguiéndole a esta un grito que por poco lo dejaba sordo y, finalmente, un golpe con el cinturón.

¿Qué era lo peor que podría pasar? Fue el pensamiento que retumbaba en su mente mientras las lágrimas caían por sus mejillas como si sus ojos fueran las cataratas del Niágara.

Después de un montón de reproches y preguntas por parte de su esposo, escuchó el llanto de los bebés lo que, de alguna forma, le causó una sensación de alivio. Ellos siempre lo salvaban, indirectamente, de la mano alzada y la furia de Bucky.

Al entrar a la habitación de los niños, sintió paz y logró respirar tranquilo. Cerró la puerta y, acercándose a la cuna, los tomó en sus brazos. Inmediatamente dejaron de llorar.

—Tranquilos, tesoros. Estoy aquí. —fue lo que alcanzó a decir antes de volver a sollozar. —No volveré a irme, lo prometo.

En ese momento sólo pudo pensar en el castaño guapo que conoció en la cafetería esa mañana y fantasear con cómo hubiera sido su vida de haber estado con él.

Estaba cansado de fingir una felicidad que no sentía. Cada día que pasaba, su mundo, su vida, su corazón se desmoronaba y no podía hacer nada para evitarlo.

Estaba condenado a vivir en un eterno infierno. No existía esperanza alguna.

Simplemente se preguntaba: ¿Alguna vez sería feliz? ¿Qué debía hacer? ¿Quedarse con Bucky por mucho que éste lo maltratara? ¿O divorciarse de él y rehacer su vida?

Eligió la primera opción. No podía hacerlo. En su familia el divorcio estaba prohibido. Era considerado una aberración y, al fin y al cabo, él era un chico obediente y sumiso. El día de su boda juró amarlo “hasta que la muerte los separe”, pero nadie le advirtió sobre las consecuencias.

Esto apenas comenzaba.

Love Starts With A Coffee ☕ (Stucky/Stony) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora