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Título:«Love Starts With A Coffee». (Parte 11).

Todo acaba: el agua, la vida misma... Incluso el amor. Sí, el amor también acaba, tarde o temprano.

Steve sabía más que nadie que nada era eterno. La llama del amor en su matrimonio se extinguió hacía bastante tiempo, pero su dependencia emocional no le permitía abandonar a Bucky a pesar de cómo este lo trataba.

Tony lo trató tan bien en esos cortos dos días en que estuvo en su casa que su miedo a volver incrementó en su pecho. Era un día soleado y hermoso, pero Steve se enfocó más en lo que estaba por venir.

Bucky estaba libre del trabajo ese día. Por lo tanto, lo encontró en el sofá de la sala con otro chico, mucho más joven y atractivo. Tal parece que el castaño tenía predilección por los rubios, ya que el muchacho también era rubio. ¿Qué clase de maldición era ésta?

Llevó el cochecito a la habitación de los bebés, los acostó en la cuna y colgó la pañalera en un gancho del armario para volver abajo.

Bucky seguía besándose con su amante y, al ver a su esposo con expresión de disgusto y las manos en la cintura, comentó haciéndose el inocente: —No me mires así, amor. No es lo que parece.

Steve no respondió. Se alejó caminando hasta la cocina. ¿Qué iba a hacer? No se sabía.

“Normal”, pensó Bucky. “Un momento, algo anda mal”.

Despidió al jovencito, que se fue con una sonrisa en el rostro. Había estado con Bucky Barnes y era su amante. ¿Qué más podía pedirle a la vida?

—Ven acá. ¡Ahora!

Ante el llamado Steve acudió enseguida. Pasó largos minutos en la cocina calmándose, reprimiendo su enojo y las ganas de gritarle. No tenía derecho de molestarse con él. Bucky podía hacer lo que quisiera. Después de todo, era él el que mandaba en la relación. Steve sólo obedecía.

—¿Dónde estabas? —cuestionó escuetamente, no recibiendo respuesta al instante. —¡¿Dónde diablos estabas, maldita sea?! —volvió a preguntar, esta vez a gritos. —¡DEJA DE LLORAR, QUE PARECES NENA, Y CONTESTA! —lo abofeteó al notarlo llorando.

—Por... Favor, no me pegues... Haré lo que quieras, pero deja de pegarme...—su voz se quebró, su rostro dolía y las lágrimas no dejaban de caer.

—¡De rodillas! —James se sacó el cinturón y Steve supo exactamente lo que significaba: castigo.

Se arrodilló sin rechistar dándole la espalda y, uno por uno, los azotes se escucharon. Uno en la espalda y los demás en las piernas. Martirio constante. Eso significaba su matrimonio para Steve.

“¿Hasta cuándo vas a seguir soportando tantas penurias? Él no te ama”, lo recriminó una vocecita en su subconsciente.

“Quiero amor, no más dolor”, susurró su ya destrozado corazón.

—Perdóname por esto, Tony...—habló consigo mismo antes de ser tomado forzosamente por las muñecas y lanzado al sillón.

El cuerpo de su esposo se colocó sobre él y, aunque Steve se mantenía renuente y forcejeaba, Bucky era más fuerte y lo usó para satisfacer sus deseos.

No hubo llanto, no hubo lágrimas. Sólo el vacío en su interior le recordaba que su mera existencia era una pérdida de tiempo, que debía terminar con su vida antes de desgraciar la de los demás.

Bucky podía estar mejor sin él, no cabía duda.
Tony también podía estar mejor sin él.

Tony... Ay, Tony.

Recién lo conocía y sentía que se conocían de otras vidas.

Era algo recurrente en sus sueños. Soñaba con Tony desde antes de conocerlo y poseía un pequeño diario lleno de esos sueños.

Sueños que se fueron rompiendo uno tras otro a medida que se rompía su vida.

Era una estrella perdida.

Love Starts With A Coffee ☕ (Stucky/Stony) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora