[3] La historia del Coco

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"Una mañana la pequeña Lucero había levantado a sus padre por un accidente que tubo, uno de los niños del pueblo le lanzó un piedra a la cabeza por qué ella tenía los ojos dorados, otros pequeños se unieron al bochinche llamando "Monstruo" a la pobre niña quien llorando regreso corriendo a su casa.

Lucero sentía tanta pena por las mentes tan infantiles de los jóvenes niños con los que antes jugaba que ella decidió apartarse de todos, hasta ese día en el que se metieron con ella, al decirle a su padre Yunen se enfureció de tal forma que asustó a su mujer.

La niña de cabellos miro a su padre por primera vez de aquella manera, sintió miedo a verlo así, un aura oscura lo rodeaba, parecía un espíritu maligno que aveces rondaban sus sueños, con calma le tomo de la mano a su mamá dándole una sonrisa, le pidió a su papá que se relajara un poco ni quería que se causará un revuelo en el pueblo por culpa de ella.

Yunen sabía que a su mujer y a él los veían como personas muy raras, de la noche a la mañana los dos se habían enamorado y estaban juntos, la mayoría de los rumores que rondaban en las bocas era que el había nacido del vientre de una prostituta maldecido por una bruja, todo debido al color de sus ojos.

El príncipe lo que menos quería era que le pasara algo a las dos mujeres que tanto amaba, así que una noche de luna llena decidió hablar con su padre contándole que ahora era padre, y pidiéndole que las protegiera si algo llegaba a pasar, que enviara a alguien para protegerlos de los que quisieran hacerle daño, pero lo que no sabía el astro oscuro es que desde hacía muchos años era ignorado por sus padres debido a que Suvan había despertado de su sueño.

Los días pasaban, y el príncipe sin dejar de hacer lo mismo cada noche subía a la colina para hablar con la luna, pero no recibía respuesta, cansado pegó un leve grito al aire, su corazón estaba hundido en la desesperación del miedo de perder a su familia por el capricho de la maldad humana, los aldeanos cada vez se ponían más agresivos hacia su familia y eso le daba temor.

Su hija Lucero le había pedido que no hiciera nada a los aldeanos que en su ignorantes mentes todo lo diferente era malo, y era de esperarse ese comportamiento, Yunen sabía que su pequeña señorita era una erudita y sobresalía en conocimiento muy por encima de los demás niños, el estaba orgulloso de ella, el desde que la vio pensó en la pequeña como una estrella más que podría ascender al cosmos si su padre cumplía su petición.

El sol la amaría por la brillante sonrisa que desprendía y su padre la atesoraría como uno de los seres más hermoso que hubiera conocido por el gran corazón que poseía, pero sus súplicas no eran escuchadas, o eso el pensaba.

Yunen un día después de regresar de la colina fue recibido en el pueblo por dos hombres quienes se acercaron a él con una mala noticia, su mujer había caído por uno de los desfiladeros dejando atrás su canasta de flores.

El joven príncipe con el corazón roto corrió hasta el final del bosque donde había un claro muy vasto lleno de flores, pero este estaba justo en frente de un gran acantilado, allí el como pudo se asomó a la orilla tratando de visualizar el cuerpo de su mujer, pero no lo vio, dudoso de lo que habían dicho decidió precipitarse a mirar más afuera de lo seguro.

Yunen fue detenido por su hija, quien con lágrimas en los ojos y una cortada en su cara le pedía a gritos a su padre de que no saltará al vacío, de que no la dejara sola, la niña exaltada asustó al príncipe quien solo la miro extrañado, se alejo del bordillo y abrazo a su pequeña sintiendo como está lloraba.

Lucero le dijo a su padre que su mamá había tenido muchos problemas con las personas del pueblo, ella no se había quedado callada con lo que le habían hecho a ella y por eso se volvió crítica de muchos, cada día todos la ignoraban más de lo normal, las miradas de desprecio se hacían cada vez más claras y la pequeña lo sabía por qué desde las sombras cuidaba a su madre.

Fria oscuridad {Jack Frost x Pitch Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora