Capítulo 12.

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Aquel hombre soltó mí mano, le sonreí ligeramente para separarme un poco de el.

—¿Que hace una dama como usted sola en un hotel?—.

—No estoy sola de hecho veng...—.

Micky se puso frente mío.

—Ella no está sola, viene conmigo, y si nos permites es hora de que vallamos a nuestra habitación—.

El volvió a tomar mí mano, me despedi de aquel hombre, entramos al ascensor, el momento era tan silencioso que empezó a incomodar.

Su rostro estaba serio, las puertas del ascensor se abrieron y ambos salimos, Micky abrió la habitación para luego cerrar la puerta.

No dijo nada, se quito el saco y los zapatos, para luego sentarse en el sillón.

Me quite la chaqueta junto a los tacones, me senté a lado de Micky, pero ni me miro.

—¿Ahora por qué estás enojado?—.

—¿Acaso no es obvio?—.

Hablo sin mirarme, su tono era fuerte, como si estuviese regañando a uno de sus hermanos.

—Ire a la cama, no tengo ganas de discutir contigo—.

Me levanté de allí y me fui, no quería tener una discusión con el y que después estemos mal.

Me acosté en la cama y apague la luz, lo único que se podía ver era las luces de la ciudad a través de la ventana.

Cerré mis ojos, estaba realmente cansada, que quería dormir y despertarme mañana al medio día.

Sentí como el lado contrario de mí cama se hundía, al fin decidió descansar, no le di importancia, escuché como se sacó los pantalones y la camisa.

Se removió en su lugar, suspiré, espere unos minutos para que dejara de moverse, pero sentí su mano en mí vientre, iba a hablar pero el me interrumpio.

—Estoy enojado contigo, no con mí bebé—.

[...]

Los rayos del sol se posaban sobre mí rostro, me levanté suavemente y vi una mano sobre mí, Micky aun estaba dormido, con cuidado quite su brazo de mí y salí de la cama.

Me estaba empezando a dar hambre así que decidí pedir servicio a la habitación, me fui a vestir en lo que llegaba la comída, hasta eso creo que Micky ya se estaría despertando.

Amarre mí cabello en una coleta, estaba haciendo un poco de calor, me maquille un poco, no me gustaba tener mucho maquillaje en mí cara, preferia el natural, pero no me molestaba tener un poco de brillo en mis labios.

La puerta sonó, fui a abrír, tome el carrito dónde venía la comida y agradeci, sentí como la puerta se abria, dejando ver a Micky bostezando.

—Buenos días vello durmiente—.

Dijo llevando un poco de jugo a mí boca.

—¿Que hora es?—.

Mire el reloj que estaba en la habitación.

—Son las 8:30 am—.

—Comeremos y nos vamos, hoy es el cumpleaños de Alex y tenemos que estar ahi—.

—Bien, ven come conmigo ¿Si?—.

Se acerco a mí y se sentó a mí lado.

—¿Sigues enojado conmigo?—.

—Nunca me podría enojar contigo—.

𝙎𝙞 𝙣𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣-𝙇𝙪𝙞𝙨 𝙈𝙞𝙜𝙪𝙚𝙡 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora