Capítulo Uno

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―¡Cómo es posible! Aun no lo entiendo.
―Kilian, ya sabes cómo se hacen los niños ―dijo ella―. Sí hubieras usado los métodos adecuados, esto no hubiera pasado.
―Eso es lo que no entiendo. La doctora que te vio en Estambul cuando intentaste escapar, me dio un método anticonceptivo seguro que te apliqué antes de que despertases. No entiendo que es lo que ha pasado.
―¡Aplicaste un método anticonceptivo sin mi consentimiento! ―exclamó ella.
―Sí. Pero no necesito tu consentimiento, Anne. Recuerda que soy tu dueño. Tanto cuerpo como alma.
―Pues a mí me da igual que seas mi dueño, pero él bebe es de los dos. Así que, tenemos que afrontar lo que este porvenir.
―Y si Demir te matan. Que porvenir le vas a dar a nuestro hijo. Criarse sin su madre. No estaré listo para afrontar esto solo.
―Mi padre tampoco lo estuvo y él tuvo que lidiar conmigo desde que mi madre murió. Como también con mi mal comportamiento.
Ambos hicieron una breve.
―Mi padre no conocía de nuestro pasado hasta que no se lo dije antes de morir. Y muy en el fondo, supo que estaría bien en tus manos. Pero yo me doy cuenta que tú no eres él. Un hombre que lo sacrificó todo por su hija para que tuviera la educación que un día le dieron sus abuelos. La misma niña que conociste frente al piano y que mirabas con las mejillas sonrojadas, Kilian.
―No me recuerdes eso.
Ambos se calmaron y Anne le dijo sin dudar:
―Voy a cuidar de nuestro hijo, con o sin ti. Pero recuerda que, si lo hago sin ti, nuestra relación se vería más afectada que cuando nos encontramos hace semanas. Seré tu esposa sí. Pero solo me desviviré por mi hijo.
Entonces, Kilian al ver las palabras de Anne que eran seguras, no le dijo nada.
―Necesito pensar, Anne.
―Pues haz lo que quieras. Pero si tomas la decisión de dejarme sola para criar a nuestro bebe, ya sabes la que acabo de tomar yo.
Tras respirar profundamente, Anne se retiró a ducharse para irse a la universidad.
En cambio, Kilian se quedó pensativo con respecto al embarazo de ella.
Entonces cogió su teléfono móvil y marcó el número de teléfono de su hermana Katherine.
Él se lo puso en la oreja y esperó a que ella le cogiese.
―Tu llamada es matutina como siempre, Kilian.
―Lo sé. ¿Cómo están las cosas en la mansión?
―Bien. Tranquilas. Estoy aquí con Elizabeth. Hemos disfrutado una noche juntas.
―No me interesa tus prácticas sexuales, Kathi.
―Nunca me has llamado así. Por lo menos, hacia cinco años.
―Necesito que vengas hermana.
―¿Qué ha pasado? ¿Te ha hecho algo esa niñata?
―No ―respondió él―. Es precisamente a ella a quien le pasa.
Él hizo una breve pausa y después le dijo:
―Anne resulta que si está embarazada.
―¡Qué!
―Necesito que vengas a Gales.
―Kilian yo no puedo viajar. Tengo dos trabajos que atender y la mansión no se puede quedar sola.
―Pero necesito que estés aquí. Ahora sí que te necesito a mi lado.
―¿Quieres que logre convencer a Anne que aborte?
―No lo sé. Ella está dispuesta a tener al bebe.
―Voy a ver qué puedo hacer para pasar un largo tiempo en Gales. Mientras tanto, tengo que...
―Katherine, yo podría supervisar la mansión ―la voz de Elizabeth la interrumpió.
―No, nena ―dijo ella―. Si he de darte un lugar, que sea a mi lado. Le diré a Joel y Elian que se encargue de la mansión. Pero de la facultad tengo que arreglar unos asuntos, antes que nada.
―Te espero entonces ―dijo Kilian.
―Sí. Hazlo. Mañana cogeremos un avión para ir a Gales. Pero te dijo una cosa.
―¿Cuál?
―Sería muy bonito que tuvieras un hijo. Yo me muero por ser tía, ya que yo decidí no tener la posibilidad de ser madre.
Pero él no dijo nada. Solo se quedó pensativo con esas palabras de Katherine.
Kilian colgó el teléfono móvil en breve y pensó las cosas con claridad. Y él sabía que Anne tenía razón. Era su cuerpo y ella decidía si abortar o no. Por lo que decidió esperar a que las cosas estuvieran calmadas y hablase muy detenidamente sobre el tema con ella con una cena.

Él pensaba sin parar, mientras que veía unos informes en su ordenador. Unos informes que tenía que acabar para poder entregarlos a tiempo a la empresa del socio español.
Demir estaba sentado en la silla del escritorio de la habitación de hotel. Esperando novedades de los movimientos de Anne. Ya que sabía que Walter no le iba a defraudar.
Él prendió un cigarrillo y comenzó a fumárselo, mientras que pensaba en los días que había pasado en la cárcel y los días en lo que no se podía acercar a Anne por esa orden de alejamiento. Eso le enfureció y le daban ganas de actuar ya para secuestrarla. Sin embargo, Demir sabía que para que un plan funcionase y saliese bien, había que actuar sigilosamente y sin dar mucho de qué hablar.
Tras fumarse el cigarrillo, ordenó al servicio de habitaciones que le sirvieran el desayuno.
En pocos segundos, cuando la chica de la servidumbre del hotel entró; Demir la miró de arriba abajo.
Después, él le ordenó que dejara el desayuno en la cama y que se bajara las bragas.
Ella no le obedeció y Demir fue hasta a ella para forzarle a hacerlo.
Cuando él la puso a cuatro patas y le folló hasta que se corrió. Donde ese orgasmo le quedó exhausto.
La chica se marchó en cuanto se puso de nuevo con la ropa interior y se marchó de la habitación.
Demir se puso de pie, mientras que se ponía los pantalones y caminaba para poder sentarse a desayunar. Sin embargo, mientras desayunaba tranquilamente, comenzó a pensar que los orgasmos seguían siendo mejores los que provenían del pasado. Unos que recordaba cada día desde que quiso vengarse de la única mujer que tenía la culpa de todo.

El timbre de la facultad sonó cuando el profesor estaba explicando algunos ejercicios que sus alumnos tenían que hacer.
Mientras que todos salían, Anne recogía sus cosas pensando en el porvenir que iba a tener su bebe si Kilian no estaba a su lado para cuidarlo. Pero también pensaba en que no debería de haberse quedado embarazada cuando su ex novio estaba cerca.
En pocos minutos, ella salió de la clase y caminó para ir a comer algo a la cafetería. Ya que no había desayunado por la conversación que había tenido con Kilian esa mañana.
―¡Anne! ―escuchó.
Ella se giró y vio a James que corría hacia a ella.
Ante ella, él le dio dos besos en la mejilla y después le preguntó:
―¿Por qué no me cogiste el teléfono esta mañana?
―Estaba dormida y no lo sentí. Fue Kilian quien leyó tu mensaje.
―¿Le has dicho que estas embarazada?
―Se lo tuve que decir bruscamente porque pensó que tú y yo habíamos mantenido algún contacto físico.
―Ese tipo está loco.
―No lo está. Solo que
―Anne, no le justifiques. Nadie juzga a nadie sin conocer lo que realmente pasa.
―Lo sé. Pero no debería de hablar de ello. Ya que yo también juzgue sin conocer la historia de los demás.
―¿Y cuándo fue eso?
―De eso hace ya algún tiempo. Fue mucho antes de conocernos, James.
Hicieron una breve pausa.
―¿Ibas a la cafetería?
―Sí. Tengo un poco de hambre. Pensar en todo esto y en que tengo a alguien dentro de mí, me levantó el hambre.
―Pues vamos. Allí hablaremos con un buen desayuno.
Ella asintió.
James y Anne caminaron para ir a la cafetería. Y mientras que caminaban hablaron del examen que tenían próximamente.
Sin embargo, ella no dejó de pensar en las consecuencias de aquel embarazo. Algo a lo que sabía que tendría que afrontar sola.

―Quedaremos esta noche ―dijo Osman, mientras que se acercaba a Aysel.
―Por mí, perfecto. Pero que sea en tu departamento ―respondió ella.
―Hacemos planes de película y cena o serie y cena.
―Me da igual, Osman. Solo quiero pasar una velada y pasarla bien.
Osman se decía que había escogido bien a su nueva compañera de juegos. Él seguía pensando que fue una locura en mantener relaciones con la cuñada de la que fue su único amor. De Katherine. Ahora entendía por qué ella le tenía tanto odio cuando se vieron aquella primera vez en dos semanas.
―Y a mí también me da igual ―respondió él.
Después, ambos se dieron un beso en los labios y ella continuó haciendo un trabajo de la facultad en su ordenador.
En cambio, el teléfono de Osman comenzó a sonar mientras que el veía como ella estaba atenta a su trabajo.
Cuando él miró quien era, se apartó enseguida mientras que su corazón palpitaba rápidamente.
Él cogió enseguida el aparato y solo escuchó unas palabras que lo dejarían sin saber que hacer:
―Por fin coges el teléfono. Aun te sigo necesitando.
Osman colgó el teléfono móvil y no dijo nada.
Sin embargo, él fue ante Aysel y le dio un beso para despedirse. Ya que quería olvidar lo que había escuchado yendo hacia la siguiente clase que tenía. Pues él necesitaba pensar.

Anne llegó un poco más tarde al departamento.
Había comido algo con James fuera de la universidad y tras un breve paseo, él le llevó de vuelta a casa.
Ella dejó sus cosas en la entrada como ya era su costumbre y fue hasta la cocina. Ya que notó el buen olor que procedía de ella.
Cuando Anne entró, vio que Kilian había puesto la mesa y estaba preparando lo que parecía ser pollo al horno con algunas especias.
Ella se acercó a la barra de la cocina y Kilian mirándole después, Anne le dijo:
―Que prepares algo de cenar, no significa que no siga enfadada.
―Lo sé. Por eso estoy preparando esta cena. Por qué necesitábamos hablar.
―Ya me lo dijiste todo está mañana.
―Lo sé. Pero Katherine tiene razón.
Anne trago saliva y le dijo:
―¿Has hablado con ella?
―Sí. Ella vendrá a Gales en unas horas.
―Tú sabes que no quiero estar en una misma habitación que ella.
―Lo sé. Pero antes de que ella venga a convencerme de ser padre quiero decirte que no vas a estar sola. Que voy a estar a tu lado.
―Lo dices en serio.
―Sí.
―Vale.
―Anne, perdóname por mi comportamiento de esta mañana.
―No tengo nada que perdonar. Por qué sé que ambos no estamos preparados para ser padres. Más aún cuando nos ronda ese hombre.
―Lo sé.
Después de eso, hubo un silencio que llevó a Kilian a servir la cena.
Mientras que cenaban tranquilos, él le preguntó cómo le había ido el día en la universidad y ella le dio una respuesta breve. Pero seguía sin entender por qué Kilian había aceptado esa noticia tan pronto. Algo que se lo preguntaría al día siguiente. Ya que estaba cansada de todas las emociones de ese día.
Tras recoger entre los dos la cocina, se marcharon hasta la habitación.
Ahí, ella comenzó a desnudarse para ponerse el pijama de seda. Pero no le dio tiempo a ponérselo, cuando tuvo a Kilian detrás de su espalda y masajeando su clítoris.
Después de un mansaje, Kilian la tumbó en la cama y ambos hicieron el amor como acto de reconciliación. Algo que a él le calmó su enfado y a ella la pasión que él había encendido.

Tentaciones Ocultas (Mi Amuleto #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora