Tentaciones Ocultas (Mi Amuleto #3)

Capítulo Seis

Él despertó al día siguiente después de aquel orgasmo al ver lo que Walter había montado en su habitación.
Demir se levantó y lo primero que hizo fue ducharse. Y cuando terminó de hacerlo, fue a buscar algo para desayunar.
Mientras que lo hacía, comenzó a pensar en el negocio que tenía entre manos. Algo que le ayudaría a salir hacia adelante con sus planes de venganza.
Demir se paró a pensar que cuando tuviera a Anne en sus manos, la llevaría de vuelta a Estambul. Donde le haría recordar algunas cosas que pasaron el pasado. Pero antes, tenía un planeado hacer cosas en ese lugar que alquilo ese lugar.
Cuando terminó de desayunar, salió de allí y decidió ir por su cuenta para ver cómo era la vida que tenía ahora la mujer que le arruinó la suya.

Él entraba en su departamento, tras haber estado dos días en el departamento de ella.
Osman respiró profundamente por que aquel día no tenía que ir a la facultad. Por lo que descansaría después de tantos orgasmos con la mujer que ahora formaba parte de su vida.
Cuando entró en el salón para encender un fuego, se percató de la figura que había ante la chimenea. Por lo que, sin pensarlo dos veces le dijo:
―¿Quién eres y que haces en mi departamento?
―Ya te has olvidado de que tienes una misión o tengo que recordártelo.
La voz le dejó exhausto y no supo que decir. Solo se cayó de culo en uno de los sofás.
―Ya veo que no lo has hecho. ¿Por qué no has dado señales?
―He estado muy liado con la facultad.
―Pues ya es hora de que te olvides de estudiar. Él te necesita. Te quiere a su lado.
―Pues aún no pienso marcharme. Mas dejando cabos sueltos.
Entonces él le cogió por el hombro y le volvió a decir:
―Te recomiendo que los resuelvas y nos vayamos. Al menos que quieras que él tome medidas y haga lo que menos quieras.
Pero Osman no le dijo nada.
Ambos estuvieron hablando del motivo por el cual se marchó del departamento aquel día y Osman solo estaba desconcertado y pensando en Aysel de forma brutal sin parar.

Él se levantó de la cama rápidamente en cuanto abrió los ojos y se despejó. Pues había tenido una pesadilla que le había hecho perder la razón por lo que vio en ella.
Kilian fue hasta la mazmorra muy despacio y se cambió de ropa. Tenía que quitarse de alguna forma el enfado que le producía aquella pesadilla.
En pocos minutos, cogió del cajón un collar, una correa, una mordaza y unas cuerdas de color rojas.
Kilian volvió a la habitación una milésima de segundo después y fue hasta la cama para despertar a Anne.
Ella sintió como la cama se movía y abrió los ojos muy despacio.
―Buenos días, nena.
―Buenos días, Kilian.
Él la besó y luego, Kilian le cogió la mano y dejándola de besar, le dijo:
―Date la vuelta.
Ella le obedeció sin rechistar.
Cuando ella se giró, Kilian le quitó su camisa del pijama de seda y le quedó desnuda de la parte de arriba.
Kilian puso los brazos de Anne en su espalda y notó un poco de dolor. Pero a su vez esa excitación que le envolvía.
En breve, Kilian puso a Anne en pie y le terminó por quitar los pantalones del pijama de seda y los dejó tirados en el suelo. Como a ella desnuda.
―Hoy estas solo para mi placer. ¿Has entendido?
―Sí, señor.
Kilian sacó la mordaza de su bolsillo y se la puso en breve a Anne sobre la boca.
Después, puso sobre su cuello, el collar y en breve, puso la correa.
Anne se preguntó el motivo por el cual Kilian quería dominarla. Pero enseguida supo cuál era.
En pocos segundos, Kilian la hizo caminar detrás de él.
Cuando llegaron a la mazmorra, Kilian llevó a Anne a una jaula que había debajo de la cama y la entró allí.
―Quiero divertirme contigo hoy. Pero antes, voy a arreglar un asunto con el ordenador de trabajo y vendré a por más.
Kilian fue de nuevo al cajón y sacó otras cuerdas del mismo color que la de los brazos.
Cuando volvió ante ella; ató sus piernas y sus muslos por separado.
―Así me aseguraré que no roces tus piernas para conseguir un orgasmo antes de tiempo.
Cuando Kilian terminó de atárselas, caminó hasta la puerta de la mazmorra sin decir nada. Quedando a solas a Anne y ansiosa del placer. Algo en lo que ella se tuvo que resignar a que él regresase.

Ella se había levantado temprano porque había tenido una pesadilla que no quiso tener.
Katherine se levantó de la cama; dejando a Elizabeth dormida y se fue hasta el salón para sentarse en el sofá.
Ahí, comenzó a pensar en el sueño. Lo hacía tanto que sus lágrimas comenzaron a brotar cuando el accidente que tuvo Kerem aparecía una y otra vez en su cabeza sin parar.
De pronto, Katherine sintió que alguien le tocaba el hombro izquierdo.
Al girarse y al ver a Elizabeth detrás de ella, esta le abrazó enseguida.
―¿Qué ocurre, nena? ―le preguntó ella.
Pero Katherine no le dijo nada y continuó abrazada a aquella mujer que ahora era su compañera de vida.

Él se fumaba uno de esos cigarrillos que tanto le gustaban, mientras que miraba por el balcón de la habitación en la que había dormido.
Demir miraba sin parar el lugar que había escogido para comenzar con sus planes.
Él comenzó a pensar cuando era un poco más joven. En como conoció a Anne y lo feliz que era hasta que descubrió su secreto con la droga y el narcotráfico.
Demir pensó en los besos que le daba Anne y en lo que ellos provocaban. Y esperaban que cuando la secuestrara, hicieron el mismo efecto que antes.
Cuando terminó de fumarse aquel cigarrillo, fue hasta su despacho hacia el lado oeste del lugar. Donde estuvo mandando un e-mail a su borrador para que uno de sus socios leyera lo que próximamente harían.

Él regresó a la mazmorra cuando terminó de arreglar unos asuntos, mientras que veía a Anne desnuda y metida en aquella jaula, volvió a excitarse. Como también recordó aquella pesadilla que le hizo volver a enfurecerse.
Kilian fue ante ella y le desató los pies. Así podría lograr lo que él más deseaba.
En pocos segundos, abrió la jaula y sacó de ahí a Anne.
Él desabrochó el cinturón de sus pantalones y en segundos, se los bajó. Y en cuestión de segundos, Kilian le quitó aquella mordaza.
―Ya sabes lo que tienes que hacer ―le dijo―. Hazlo y sorpréndeme con otras cosas con tu boca.
Kilian le dio el pene y ella abrió la boca.
Él metió su polla en la boca de Anne y en breve, Kilian comenzó a moverse.
Mientras que él se movía, Anne comenzó a usar la lengua en forma distinta. Algo que empalmó más a Kilian.
Él llegó al clímax y sacó rápidamente su pene del interior de la boca de ella. Ya que no quería correrse si no era con ella.
Kilian tumbó en el suelo a Anne y abriéndole las piernas, fue directamente a su sexo. El cual comenzó a lamer.
Mientras que Kilian hacia círculos sobre su sexo, ella notaba esas sensaciones que sentía cuando ambos se unían y se devoraban sin piedad el uno al otro.
Cuando Kilian notó el clímax en Anne, paró de lamerle el clítoris y en segundos, metió su pene rápidamente en el sexo de ella. Penetrando muy lentamente su vagina para lograr de nuevo el clímax.
Anne pensó en que no daría mil millones por abandonar esa vida. Ya que notaba como esas nuevas sensaciones con las que ya tenía. Unas que el propio Kilian le provocaba. Unas que ni el propio Demir le hizo sentir en su tiempo de novios. Y esas nuevas sensaciones, le hacían muy feliz.
Una embestida fuerte, sacó a Anne de sus pensamientos.
Kilian sonrió cuando vio que Anne se fundía junto a él en el más profundo deseo. Ambos eras esas tentaciones ocultas que ambos no sabían que existían, pero que ahora deseaban cumplir juntos.
Ambos llegaron al clímax y Kilian fue penetrando muy despacio.
Él le dio un beso, mientras que notaba lo lubricada que estaba Anne. Eso le gusto.
En breve, Kilian comenzó a aumentar sus embestidas y Anne gimió más fuerte. Sintiendo la pasión, el deseo y el éxtasis en una sola sensación.
Varios minutos, Anne y Kilian se corrieron juntos. Fundiéndose en el deseo que ambos tenían al ser uno.
Kilian cayó rendido encima de Anne y comenzó a respirar entrecortadamente.
Cuando obtuvo el aire suficiente, Kilian desató a Anne y ambos se abrazaron en pocos minutos tras terminar de respirar.
―Voy a dejarte el collar. Quizás mañana también estes para mi placer.
Pero Anne no dijo nada. Solo se aferró más a Kilian y cerró sus ojos para poder descansar.
―Te amo, nena.
Kilian hizo una breve pausa para esperar la misma respuesta en Anne. Pero no la obtuvo.
Después Kilian cerró los ojos y se quedó dormido en el instante.
Y mientras ella dormía, tuvo un mal presentimiento. Uno que la tuvo despierta durante un buen rato.