Capítulo Nueve

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La noche se hizo eterna cuando recibió la llamada de él para que fuera a despedirse a una cafetería cercana al aeropuerto.
Aysel esperó sentada durante una hora tras llegar a la hora que acordaron verse. Pero Osman nunca apareció. Por lo que se dio cuenta y pensó a la vez que este era igual que su ex.
Aysel se marchó de la cafetería y maldijo el día en que Osman y ella se conocieron. Como en los días en que había mantenido relaciones.
Cuando llegó al departamento, se fue hasta la habitación y ahí dejó que las lágrimas saliesen para que se le escapase el alma.

Él se despertó antes que él y se percató en algo mientras que llevaba su mano a la cara de Kilian y también se la acariciaba.
Él respiró profundamente y Anne apartó su mano de la cara.
Kilian terminó por abrir los ojos y vio en Anne un ángel recién caído del cielo.
―Buenos días, nena ―dijo él.
―Buenos días ―respondió ella.
Kilian le dio un beso en los labios en breve y Anne se dejó llevar.
Cuando dejó de besarle en pocos segundos, Kilian llevó sus manos hacia el estomagó de ella y comenzó a acariciarlo.
―Desde que te encontré y no supe que eras la niña de la que me enamoré ―le dijo―, has sido mi pequeño amuleto de la suerte. Un amuleto muy preciado al que he querido cuidar.
―Tan solo lo dices porque estas enamorado de mí y tengo en mi vientre a tu hijo o hija.
―Lo digo por muchos motivos, Anne.
Él volvió a besar a Anne y ella se dejó llevar.
En pocos minutos, ambos se levantaron de la cama y bajaron a desayunar.
Después ambos se ducharon juntos y cuando salieron, ambos se vistieron y ella se marchó a la universidad. Sin embargo, Kilian fue a buscar a su hermana. Ya que necesitaba su consejo en una cosa.

Él se lamentaba una y otra vez por no acudir a la cita que habita tenido con ella para despedirse. Pero fue la insistencia de Walter lo que hizo que Osman faltara a ella. Como también a la mujer que le entregó su amor.
Ambos se montaron en el avión y Osman pensó en que acababa de hundir su vida por tomar malas decisiones. Unas que les estaba repercutiendo a su futuro y su felicidad.
Después, ambos se sentaron y la azafata les sirvió un vaso con licor.
Osman se relajó mientras que se la tomaba.
Y durante el viaje, él pensó en Aysel y que tenía que buscar una excusa por lo que había ocurrido por el plantón. Ya que sabía que toda su vida era una pesadilla.

Ella se levantó de la cama y dejó durmiendo a Elizabeth pacíficamente. Pues se había despertado y fue hasta la cocina a por un vaso de leche.
Katherine comenzó a pensar con claridad que iba a hacer con los negocios. Y tenía claro que no iba a deshacerse de la mansión de sus padres. La mansión a la que bautizaron después de morir como Las Cumbres.
De pronto, el timbre del departamento sonó.
Ella fue hasta la puerta y cuando abrió, vio a Kilian ante ella.
―Buenos días, hermanita.
―¿Qué haces aquí?
Kilian pasó al departamento y fue al salón.
Ahí, Katherine y Kilian se miraron a los ojos.
―¿Qué ocurre Kilian?
―He venido a buscarte.
―¿Buscarme para qué?
―Quiero que me des tu opinión con el anillo.
―¿Qué anillo? ―preguntó ella―. ¡Oh! Ya veo.
Entonces Katherine se sentó y le dijo:
―Al final le vas a pedir matrimonio a la niñata.
―Sí.
―Vale. Dame diez minutos y nos vamos.
Kilian asintió.
Katherine se marchó para poderse algo de ropa cómoda.
En cambio, Kilian comenzó a pensar que lo que iba a hacer, era un bien para Anne y para él. ya que sabía que ella era la mujer de su vida. La niña que conoció en su juventud y de la cual se enamoró.

Ella caminaba un poco más tarde para salir de la universidad.
Antes de salir por la puerta, el teléfono móvil de Anne sonó. Pero cuando fue a cogerlo del bolso, fue demasiado tarde para coger aquella llamada que la interrumpió de sus pensamientos.
Cuando ella miró quien le había llamado, enseguida llamó a Kilian.
―¿Dónde tenías el teléfono, nena?
―En el bolso. Cuando lo fui a coger se había cortado. Lo siento. ¿Qué ocurre Kilian?
Y mientras que él le respondía se puso a pensar.
―Quería decirte que te espero en el departamento. Estoy preparando tu plato favorito.
―Vale.
Pero ambos hicieron de aquel silencio que fuera incomodo.
―¿Qué ocurre nena?
―Tenemos que hablar antes de la cena.
―Te escucho.
―Prefiero decírtelo cuando llegue.
―Vale. Te amo. Que no se te olvide.
Ambos colgaron el teléfono y ella continuo su camino hasta el coche, pensando en que tenía que decirle eso que le inquietaba a Kilian. Algo que sabía que le gustaría.
Esta se montó en el coche en pocos segundos y puso en el asiento de atrás, su bolso. Ya que deseaba llegar al departamento y contarle todo eso que tenía en su pecho a Kilian. Algo que seguía inquietándole.
Ella arrancó el coche, pero enseguida notó un cosquilleo sobre su nariz. Uno que la asfixiaba.
En pocos segundos, Anne se quedó dormida sin saber qué es lo que pasaba.
Cuando Demir vio que estaba dormida con aquel cloroformo de algunas horas de duración, se bajó del coche y sacándola a ella del volante, la llevó hacia su coche.
Y cuando lo hizo, arrancó su coche y se la llevó de la universidad hacia su guarida.
―Nos vamos a divertir mucho juntos, Anne. Tanto que no tendré piedad si intentas escapar...

Tentaciones Ocultas (Mi Amuleto #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora