Tentaciones Ocultas (Mi Amuleto #3)

Capítulo Dieciséis

Ambas despertaron tras el largo orgasmo que había tenido la noche anterior.
Elizabeth se abrazó a Katherine y comenzó a escuchar el latido del corazón de esta.
Ellas no se dijeron nada. Solo sintieron el calor que ambas desprendían. Como también el perfume que inhalaban la otra de la otra.
Katherine se levantó poco después y fue a preparar los desayunos, mientras que Elizabeth se duchaba.
Tras desayunar, Katherine llamó a su hermano para saber cómo estaba la situación y si tenía noticias de Anne. Y este le respondió que aún no sabían nada de ella. Ya que no había llamado.
Tras colgar, Katherine se fue a la ducha y después se marcharon para ir a la ciudad a resolver unos asuntos.

Él se despertó por su teléfono sono.
Tras colgar su teléfono móvil, Kilian se levantó de la cama y fue hasta la cocina.
Ahí, se sirvió un café con unas tostadas. Ya que llevaba mucho sin comer y tenía hambre.
El inspector Roblar apareció ante él y dejó de comer, diciendo:
―Ha habido alguna novedad.
―No, señor Riaza. Aun no apareció ha llamado. Pero no perdamos la fe.
Pero Kilian no le respondió y dio un bocado.
Él le sirvió en una taza, café descafeinado y después se lo entregó al inspector.
―Gracias, Kilian.
―No hay de que. Es lo menos que puedo hacer en estos momentos.
El inspector Roblas tomó de la taza y cuando se terminó el café, volvió a marcharse para continuar con la investigación.
En cambio, Kilian continuo con su desayuno y después se unió al inspector con sus hombres.
Él la hizo levantarse temprano y ducharse.
Ambos desayunaron y tras terminar de hacer, Demir le puso un localizador que emitía calambres. Ya que quería asegurarse de que no escapase durante su salida del hogar.

Una hora después, ambos llegaron al banco. Ya que decir quería cerciorarse de que Anne no mentía. Pero, aun así, él quería buscar otra cosa más importante que unas fotos y un video.
Cuando lograron acceder, el gestor del banco los dejo solos con la caja y antes de que Anne la abriera, le dijo:
―¿Como sabía que mis padres tenían sus cajas fuertes en dos países diferentes? Y una de ellas en esta ciudad, Demir.
―Os estuve investigando durante meses y años. Abre la caja fuerte de una puta vez, Anne.
―Todo esto es por unas fotos y un video.
―No es tan solo por eso. ¡ABRELA!
Entonces Anne abrió la caja fuerte y vio las joyas de su madre con una nota: hija, si has abierto esta caja fuerte, significa que tu madre y yo ya no estamos en el mundo. En esta caja fuerte están las joyas de tu madre y en la carpeta tienes las escrituras de la casa. Espero que seas feliz y que con la ayuda económica que también te dejo, te ayude a ser una mujer de provecho. Te queremos. Víctor Fermosel.
Anne no supo que decir. Solo fueron sus lágrimas las que salieron en su lugar.
En cambio, Demir buscó lo que quería y no encontró nada.
―¿Dónde está el documento? ―le dijo nervioso―. Este no es ―dijo mientras que veía el documento de la casa.
―¿Qué documento? El único que está aquí es el de la casa.
―Fue un convenio que firme con tu padre antes de dejarlo contigo. Una en el que me cedía poder para todo lo suyo si llegaba a cambiar y dejarte marchar. Incluso a ti, si lo hacía.
―¿Por qué mi padre firmaría algo así?
―Ya te lo he dicho. Le prometí cambiar y lo intenté. Por eso lo firmó antes. Pero eso es algo que no te incumbe.
Ambos hicieron una pausa. Pero Anne notó como Demir estaba furioso.
―Levanta y vamos. Voy a cobrarle a tu padre ese papel de otra forma.
Anne se levantó enseguida y le dijo:
―¿Qué vas a hacer?
―Camina ―esquivó su pregunta.
Anne caminó para salir del banco.
Cuando llegaron a recepción ella dio la orden que todo se quedaría tal y como esta. Metido en la caja fuerte.
Tras eso, salieron del edificio y cuando se montaron en el coche, ella comenzó a temblar.
Demir le inyectó un sedante de unas horas en el cuello y esta comenzó a quedarse dormida.
Después de eso, el arrancó el coche y se marcharon del establecimiento del banco. Y mientras que conducía, sabía que no le haría daño. pero sí que se divertiría al verla sin que ella pudiera hacer nada. Solo le suplicaría clemencia.

Ellas había llegado al departamento y comenzó a hacer la cena.
Cuando terminó de hacerla y después de cenar, fue hasta el cuarto de baño.
Ahí, se desnudó y antes de meterse, el timbre del departamento sonó.
Aysel se puso aquella toalla y salió del baño.
Cuando abrió la puerta del departamento y se quedó sin saber que decir.
―Al parecer, he venido muy bien.
―¿Qué haces aquí? Pensé que
―He venido de solucionar una cosa de la facultad y antes de volver a casa de mi padre, pensé en venir a verte. Pero ahora no pienso volver a casa.
Ella le hizo pasar. Pero Osman sin ningún rodeo, él cerró la puerta y en breve le quitó la toalla.
En breve, él le arrastró hasta el cuarto y ahí le demostró todo lo que le había echado de menos.
Y en sus gemidos, Aysel le dio su respuesta. Una que a él le gustaba tanto escuchar.

Ella comenzó a despertar. Se sentía exhausta por lo que Demir le había inyectado. Por lo que fue a llevarse las manos a la cabeza. Pero no puedo.
Anne miro hacia su cuerpo y vio que lo tenía todo lleno de cinta de embalar. Pero lo peor fue sentir algo en su sexo. Algo que le hacía sentir incomoda. Ya que el tacto parecía conocerlo, pero no sabía si era un vibrador en forma de huevo.
Ella no encontró explicación a lo que estaba pasando. Pero fueron sus balbuceos lo que le hicieron ponerse nerviosa.
―Lo curioso de hacer probado de todo en el sexo es momificar a alguien. Eres la primera a quien se lo hago.
Ella forcejeó aún más y paro de hacerlo, cuando sintió cosquillas sobre su sexo.
―Me alegra haber puesto ese vibrador sobre tu sexo antes de terminar de momificarte.
Demir paro las vibraciones y se acercó a ella con un espejo.
Anne se percató que la cinta de embalar era de color morada. Pero se dio cuenta que en realidad no era cinta de embalar, si no, cinta de bondage.
―Voy a darte un buen escarmiento. Pero ahora tengo que resolver unos asuntos importantes. Sera en otro momento cuando lo hare. Pienso divertirme contigo.
Ambos se miraron a los ojos y ella le maldijo con la mirada.
Demir dejó el espejo a un lado y sin decirle nada, se marchó de la habitación.
Ella comenzó a removerse, hasta que no pudo más. Salvo que descanso y en breve, tras forcejear un poco más; se quedó dormida.