Capítulo Cuatro

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Él se despertó con una buena y mala sensaciones a la vez. Había algo que le decía que tenía que actuar ya. Pero había otra cosa que le dijo que no lo hiciera. Fue el escozor que aun sentía sobre su hombro lo que le hizo retroceder en sus planes a Demir.
Él se levantó de la cama y fue hasta el salón de la habitación para desayunar.
Mientras que caminaba, pensó en el nuevo hogar. Uno donde lograría sus objetivos y vengarse.
Demir entró en el salón y vio a Walter. Que estaba sirviéndole el desayuno como siempre.
―¿Aun seguimos sin nuestro hogar? ―le preguntó Demir.
―Nos la dan esta tarde ―respondió él.
―Vale. Encárgate entonces de que tenga una habitación privada amplia. Y que su tejado tenga cadenas para hacer posible mis planes.
Demir se sentó y después le dijo:
―Encárgate de una habitación para ella y otra para divertirme.
―Sí, señor.
Hicieron una breve pausa.
―Mis hombres están de camino, Walter.
―Sí. El único que no ha dado señales de vida es su hombre de más confianza.
―En ese caso, tendrás que ir tu personalmente a buscarle, Walter. Eso cuando nos instalemos en el lugar.
―Lo haré, cuando tenga todas sus órdenes de la casa a punto, señor.
Pero Demir no le dijo nada.
Después él comenzó a desayunar y se hizo el silencio, mientras que Walter se marchaba.
Demir en cambio, comenzó a pensar en un plan junto al hombre que era en esos momentos su socio.

Ellas despertaron juntas después de un orgasmo que duro lo suficiente.
Katherine sabia como controlar los orgasmo femeninos y masculinos. Sobre todo, los de Elizabeth. Que llevaba un poco más de un año a su lado.
―Buenos días, Eli ―dijo ella.
―Buenos días, Katherine.
―¿Qué tal has dormido?
―Bien. Aunque un poco extraña.
―Eso es normal. Ha sido la primera vez en mucho tiempo que has dormido fuera de la mansión.
―La extraño.
―Lo sé. Pero nos quedaremos un tiempo. Así vigilare que esa niñata no cometa un error durante el embarazo.
―No creo que la mujer de tu hermano cometa la locura de abortar.
―Por su bien eso espero.
―Katherine, desconecta de la vida privada de esos dos. Voy a vestirme e iremos a desayunar.
―Cierto. Aquí no hay nada y habrá que ir a un supermercado.
Elizabeth se levantó de la cama y caminó desnuda hasta su ropa. Donde Katherine la contempló sin descanso.
Tras ponerse la ropa, Katherine hizo lo mismo.
Después de eso se marcharon a desayunar y al supermercado a hacer algunas compras.

Ambos despertaron exhaustos después de que se quedaran dormidos tras el orgasmo.
Kilian miró a Anne. Que estaba muy pensativa. Pero no le dijo nada, salvo darle un beso en la frente.
―Eres una diosa en la cama cuando te poseo y afrodita cuando despiertas ―dijo él.
―Serás tú que me ves con buenos ojos, Kilian ―le respondió ella―. Eso o es lo que me dijiste anoche.
―¿Y qué es lo que te dije anoche?
―No te hagas el tonto.
Kilian se puso encima de ella y mirándole a los ojos, le dijo de nuevo:
―Es cierto lo que te dije. Te amo y no estoy dispuesto a perderte.
―¿Desde cuándo sabes que estas enamorado de mí?
―El día en que Demir casi te lleva a su lado. Ese día en que te vi tirada en el suelo.
―¿Y porque me lo negaste cuando te lo pregunte hace días?
―No lo se. Porque quizás fui un idiota.
―Los idiotas comenten muchos errores y tu solo has cometido uno ―respondió ella―. Nuestro reencuentro no ha sido muy buena, pero intentas ser otra persona.
―Te equivocas, Anne. Jamás voy a ser el marido o padre ejemplar. Seguiré siendo el hombre que conociste hace semanas. Ya que tu no sientes nada por mí, nena. Pero al fin de cuenta, ambos sabemos que cuando nuestros cuerpos se unen, reaccionan como si fueran bombas explosivas a punto de estallar.
Pero ella no le dijo nada. Solo le dio como respuesta el silencio, mientras se levantaba del suelo.
Ella se marchó a la ducha y Kilian se extrañó.
Él se levantó también y fue hasta el cuarto de baño.
Ahí, vio a Anne desnuda y eso le excito.
Kilian se acercó a ella y comenzó a tocarle lentamente su cuerpo. Hasta que sintió ella un masaje en su espalda.
―Si vamos a compartir una vida juntos, deberías de esperar un poco más de este año. Que todo esto de Demir pase y
―Anne, no voy a esperar más de un año. Tengo ese acuerdo con tu padre que en paz este. Y no voy a echarme atrás.
Pero Anne no dijo nada.
Kilian continúo haciéndole el masaje.
En pocos minutos, Anne y Kilian salieron de la ducha.
Después de vestirse, desayunaron juntos con una conversación diferente.
En una hora, ambos se marcharon por su camino. Anne fue a la universidad y Kilian a resolver unos asuntos.

Tras dejar a Aysel un poco de respiración, Osman paseaba por la facultad.
Por una vez pensó en si se encontraría con Katherine. Pero fue el rumor en la biblioteca de un profesor lo que le hizo aliviarse al enterarse de que no estaba en la ciudad.
Cuando entró en la clase, vio de lejos a la mujer que ahora le atraía. Una mujer que le hizo olvidar lo que había sido una obsesión por otra mujer.
Osman abrió su libro y comenzó a leer unos folios de los cuales tenía un examen en breve.
Aysel se acercó a él y con un beso lento en los labios, se sentó a su lado y estudiaron juntos. Y mientras que lo hacían, pensó en su futuro al lado de ella. algo que no sabía lo que duraría.

Un poco más tarde, Anne llegó al departamento y comenzó a oler a algo que tenía especias.
Cuando entró en la cocina, vio a Kilian con una copa de vino en la mano.
Ella se acercó a él y ambos se dieron un breve beso.
―¿Qué tal el día en la universidad? ―le preguntó él.
―Bien. Aunque un poco cansada. Supongo que el culpable es el que está aquí dentro ―ella se tocó su estómago―. ¿Podrías darme un vaso con zumo de naranja, por favor?
―Si, nena.
Kilian fue hasta la nevera y le sirvió el zumo en breve.
Después, se lo entregó a Anne y ella comenzó a beber.
Él se acercó más a ella y poniéndose a su espalda, le tocó su estómago muy suavemente.
―Espero que el sexo no se acabe después de nacer esta cosita que llevas dentro.
―No se acabará el sexo. Pienso tener más hijos en el matrimonio, Kilian. Pero no será después de que él bebe nazca. Sera un poco más tarde. Cuando todo esto acabe y estemos casado con esa nueva vida. Como también que Demir este en la cárcel metido.
―Hablando de la boda, mañana vendrá de Estambul mi estilista. Vendrá a traer unos vestidos para un hombre de la ciudad ―le dijo de pronto―. Quiero que sea el quien te haga el vestido de novia. Yo ya le he encargado mi traje. Así que, solo falta el tuyo.
―Vale.
Tras hablar un poco del examen después, ellos cenaron.
Después, ambos recogieron la mesa y la cocina.
En breve, se marcharon a la habitación.
Ahí, se mudaron de ropa y en pocos segundos, se acostaron.
Kilian apagó la luz y después se abrazó a Anne.
―Te amo ―le dijo él―. Y jamás me arrepentiré de ello.
Anne no dijo nada. Solo cerró sus ojos y se quedó dormida.

Tentaciones Ocultas (Mi Amuleto #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora