¿Ya no se trata de venganza?

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•19•

Dolor.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas de dolor.

Max había enrollado tan fuerte mis manos con las cadenas al punto de hacer sangrar mis muñecas. Mis piernas estaban amarradas por estas también, y la sangre estaba empezando a salir por lo ajustadas que estaban.

Visualicé cómo jugaba con una navaja en su mano, mirando la sangre que caía,y la sonrisa curva volvió a aparecer en su rostro.

—¿Qué haré? —preguntó caminando de lado a lado.

Me mantuve en silencio.

—Tal vez, si...—la puerta se abrió de repente.

Rebekha entró asustada.

—Caín volvió, vamos sube ya —ella se acercó soltando las cadenas y dejándolas solo en mis manos ligeramente.

No pude evitar los quejidos que solté cuando paso el trapo húmedo por mis heridas.

—Ay Claire, te dije que no resistirías —ella negó con la cabeza.

Max había salido de la habitación, yo solo observaba a Rebekha, físicamente era muy parecida a Caín.

—¿Tú sabías todo este tiempo? —pregunté con mi barbilla temblando.

—Siempre lo supe, cuando me encontré con Caín después de mis dos años en las sombras, me enteré de la muerte de mi tía, sabía de la muerte de Dante, pero lo de Lilia fue la gota que derramó el vaso —ella se levantó —Siempre estuvimos ahí, en la sombra, viéndote, escuchandote, recolectando información, pudimos ver que también eras un alma en desgracia pero eso no evitará que seas la manera de vengarse de William.

—Pues están perdiendo tiempo —mire mis heridas—Mis padres no moverán un dedo por mí.

—Es que ya no solo se trata de la venganza, se trata de que Caín te quiere junto a él, y eso lo tiene claro desde que era un niño.

Salió cerrando la puerta. No podía sentarme bien por las heridas en mis muslos, y las manos me ardían por las cortadas.

Ellos no moverían un dedo por mí.

Estaba destinada a pasar mi vida en desgracia.

Pasaron los días, solo venia Rebekha a traerme la comida y soltarme las cadenas para ir al baño. Me sentía débil, no había probado ni un solo bocado desde que llegué, no quería probar su comida, no me duchaba, lo veía innecesario.

Horas y horas en cuatro paredes, había tenido más de una crisis en las que mis uñas habían desgarrado la piel de mis piernas y brazos.

Caín no había bajado desde la última vez que me confesó todo, tampoco lo preguntaba, pero, estaba sufriendo.

Estaba teniendo una batalla moral, mi parte racional lo odiaba y detestaba, y la otra deseaba tanto su cercanía que lloraba de frustración.

Tenía una dependencia hacía Caín demasiado fuerte.

Trataba con todas mis fuerzas para no caer en sus juegos, en sus engaños de falso amor, porque él no me amaba, él estaba obsesionado y lo que hizo estaba mal.

—Tus crisis, ¿Eran las mismas de antes? 

—No, habían empeorado, siempre solía dañar las cosas de mi cuarto, romper algo, gritar, pero en ese momento había acudido a las autolesiones,el verme encadenada, en cuatro paredes, sola y sin posibilidad de escapar, la ansiedad me hacía enterrar las uñas en mi piel, en jalarme el cabello, en tirar de las cadenas tan fuerte intentando alcanzar la puerta que terminaba con las muñecas lastimadas una y otra vez.

CAÍN [Engaños #1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora