Prolongar la felicidad

3.4K 386 44
                                    

Tony despertó y rodó en la cama perezosamente. Había dormido como un bendito, como hace mucho no lo hacía. Bostezó y se estiró en la cama antes de abrir los ojos. No reconoció el lugar, no vio su cuadro de Steve en la pared y se incorporó rápidamente. Pronto, su mente trajo de regreso todo lo ocurrido el día anterior por la tarde y la noche. Se miró en aquella cama que no era la suya con una ropa que no era suya y que además le quedaba grande. Sonrió. Sonrió tan amplió que le dolieron las mejillas y con entusiasmo retiró las sabanas y colcha, bajó de la cama y corrió hacia la puerta de la habitación.

Escuchó las voces de Peter y Steve a lo lejos; la risa de su hijo se filtró hasta él como un rayo de luz. Parecía increíble, era como si le hubieran cumplido un deseo. Siguió las voces y llegó a la cocina. Peter estaba sentado frente a la barra en uno de los bancos, tenía un plato enfrente con una pequeña montaña de hot cakes y se las estaba arreglando para llenarlos de jarabe de maple. Steve estaba frente a él con una sonrisa y un sartén en la mano, estaba dejando sobre otro plato un último hot cake. En total eran tres platos, un vaso de leche, uno de té y otro de café.

Cuando apareció en la cocina, Steve levantó la vista y le sonrió.

—Bueno días —le dijo.

—¡Papi! —Peter le miró y Tony pudo notar lo bien que lo estaba pasando —. Llegas justo a tiempo para desayunar.

—Peter dijo que se comería tus hot cakes, si no aparecías.

—¡Ese fuiste tú, Steve!

Los dos rieron y Tony sintió que se derretía por dentro, sintió nuevas lágrimas picándole los ojos, pero éstas eran de alegría, una alegría que no podía expresar de otra manera.

—Buenos días —dijo y caminó hasta Peter para darle un beso en la frente. Luego, levantó la vista hacia Steve, quien le mandó un beso disimuladamente, al cual él respondió.

Como aún no habían hablado propiamente con Peter, preferían mantener un poco la distancia. Tony se sentó con ellos en la barra y tomó el jarabe de maple para empapar sus propios hot cakes, luego, le dio un sorbo a su taza de café, estaba justo como le gustaba y volteó a ver a Steve con un gesto que decía "lo recordaste". La mirada que él le devolvió le dijo "por supuesto".

Comieron mientras Peter les contaba sobre un gatito que había visto el otro día en la escuela, y de pronto, el propio niño hizo una pausa.

—Creo que se me hizo tarde para ir a la escuela—dijo.

Steve y Tony ni siquiera habían reparado en el reloj, pero era cierto. Peter estaba una hora tarde ya. Tony dio un respingo.

—Pepper va a matarme, ¡yo también voy tarde!

Peter rió cuando su padre se levantó de banco con el tenedor en la mano y tres pedazos de hot cake pinchados en él. Tony llamó a Pepper y le pidió perdón, le dijo que también le explicaría; pero no se iba a perder ese desayuno por nada del mundo, así que logró convencerla de modificar su agenda.

—¿Qué haremos con la escuela, Pete? Una hora es mucho tiempo y de aquí a que te cambias, vamos por tus cosas...—dijo Tony.

—Puedo... faltar hoy —dijo Peter tímidamente.

—Puedo cuidarlo por hoy, si tienes que irte pronto —dijo Steve con un claro guiño en su entonación.

Tony sonrió.

—Te lo agradecería mucho —dijo.

Una hora después, Tony estaba vestido y listo para marcharse. Le pidió a Peter que se portara bien y se fue al trabajo, con solo una cosa faltante: un buen beso de Steve.

La brújula del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora