Planes

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Víctor abrió la puerta, cuando vio a Obadiah del otro lado, chasqueó la lengua y caminó hacia el mini bar que tenía en el departamento.

—¿Sigue aquí? —preguntó Stane desviando la vista.

—No, ya se fue —dijo Víctor al tiempo que derramaba vodka en un vaso.

Stane se sentó en el sofá, no esperaba que Víctor le ofreciera algo, ni lo quería. Lo observó desde ahí, sus fachas, con la bata de dormir semi abierta y la sombra de la barba. No lucía bien, pero tampoco le importaba.

—Te dije que paras con esto, si Tony te descubre...

—Me importa un bledo —respondió Víctor dándole un trago a su vaso, luego, caminó hacia la sala y se sentó en el sofá frente a Stane —. ¿Sabes lo que es vivir sin sexo?

—Tony ha vivido así por seis años.

—Porque Tony está loco —Víctor le dio otro trago a su copa —. Sigue enamorado de él. Le es fiel como un estúpido.

—Al menos deberías dormir en tu casa.

—¿Y ver el maldito cuadro ese? Ya me estoy cansado de ver esa cara todos los benditos días.

—Pensé que podrías seducir a Tony —Stane sonrió burlonamente—, pero al parecer sobreestimé tus capacidades. A este paso es más fácil que tú te quedes sin nada.

Víctor rodó los ojos.

—Cierra la boca —murmuró antes de darle un sorbo a su vaso —. Ambos subestimamos la capacidad del "alma gemela", al parecer. Porque para que rompa la cláusula del contrato y tenga que entregarme la mitad de todo, tendría que serme infiel, y sólo lo sería con ese tal Steve.

Stane suspiró. No lo iba a negar. Los planes no habían salido como quería. Ni ahora ni antes. Lo de Howard había sido suerte, su boda con María también, que el maldito Howard hubiera dejado todo a su hijo, no lo sabía. Habría sido tan fácil quitarle a Tony su herencia, si eso no hubiera pasado, si todo se hubiera quedado a nombre de María. Pero no.

Aun así, había tomado las riendas de la empresa mientras Tony alcanzaba la mayoría de edad, sustituyendo a María como albacea. Pero si quería todo, todo, las propiedades, otras inversiones, las empresas periféricas, todo, tenía que deshacerse del heredero legítimo.

Intentó jugar sus cartas primero, antes de aplicar medidas desesperadas. Jugó una doble cara, y parecía haberse ganado la confianza de Tony, hasta que éste conoció a Steve Rogers, su alma gemela. Ese chico, era perspicaz, muy observador, por más que Stane le lanzaba sonrisas y lisonjas, Steve siempre le veía con el ceño fruncido. Tony le dijo una vez que a Steve no le caía bien, aunque sabía bien por qué. Corazonadas, hay personas que nacen con eso. El problema era que Tony lo escuchaba y pronto comenzó a dudar también.

A los 21 años, Tony alcanzó la mayoría de edad, su madre había fallecido y Stane era el "familiar" más cercano. Stane esperaba poder convencerlo de dejarlo a cargo y vivir de sus rentas, pero el chico dijo que quería hacerse cargo de su herencia. Sólo consiguió un poco de tiempo, mientras Tony terminaba su carrera.

Algo se le ocurría, pensó, pero entonces, las acciones de la empresa comenzaron a bajar, las finanzas decayeron y se encontró al borde de la quiebra. Necesitaba dinero, y pensó que podía obtenerlo si se hacía de todo lo demás, vendería las propiedades al menos. Pero eso estaba fuera de su control.

Más que nunca necesitaba deshacerse de Tony.

—Steve está muerto —dijo Stane —, deberías hacer algo, porque en cuatro años, la mina de oro se te acaba.

—Creí que estaba en coma —dijo Víctor ignorando todo lo demás.

—En coma, muerto, como vegetal, el punto es que la brújula de Tony no se ha movido en seis años.

—Ni siquiera estás seguro de eso —Víctor fue ahora quién se rió —. Si ese hombre hubiera despertado... todos tus esfuerzos se habrían venido abajo. Antes tuviste suerte de que Tony sobreviviera.

Stane se hundió en el sofá. Sí, suerte.

Cortar los frenos del auto de su hijastro había sido más simple de lo imaginado. Tony tenía que morir, así, él sería el pobre padrastro que lo había perdido todo, excepto el dinero. Pero Tony sobrevivió al accidente, tuvo heridas graves pero que no comprometieron su vida. Fue entonces que, mientras Stane mascullaba su mala suerte y la buena estrella del muchacho, apareció el padre de Víctor.

—También tú tuviste suerte— dijo Stane con una mueca —. Fue un buen negocio, y nos convino a los dos, porque tú habías echado a perder el negocio que tu padre te había dado.

Víctor le dio otro trago a su vaso. Sí, suerte, el matrimonio con Tony hacía a su padre semi dueño de una empresa que siempre había ambicionado, y él, bueno, podría darse la vida que quería y llevar a cabo su propia agenda.

—La verdadera suerte la tuvimos porque ese quedó en coma—aceptó.

Stane asintió. El coma de Steve facilitó las cosas, era algo que Tony no debía saber, porque de otra manera jamás habría aceptado el trato. Había pensado en matarlo, pero dado el estado en el que estaba, pensó que la naturaleza haría lo propio.

—Como sea, ¿qué quieres ahora? —dijo Víctor con cara de fastidio —. El embarque ya está casi listo, así que no me fastidies.

—Necesitamos más control, que Tony nos ceda otro departamento.

—No lo hará.

—Lo hará, si se encuentra en un estado de vulnerabilidad parecido al anterior.

—Ya no tiene más almas gemelas que puedas matarle

—Pero tiene un hijo.

Víctor levantó el rostro y le miró confundido.

—Eso sería...

—Un susto nada más, no pongas esa cara —Stane rodó los ojos —. Dijiste que iba a ir a una excursión.

—Sí, algo de exploradores.

—¿Cuándo es?

—Creo que el fin de semana.

Stane sonrió.

—Bueno, siempre pueden ocurrir accidentes en esas excursiones.

Mientras Stane y Víctor confabulaban, otra confabulación estaba por llevarse a cabo. Tony estaba en su oficina metido en unos papeles, cuando Pepper entró sin tocar. En las manos llevaba unas cuantas, pero muy gordas, carpetas.

—¡Lo tengo, Tony! —casi gritó al entrar —. ¡Ya sé cómo entregarte tu libertad!

 ¡Ya sé cómo entregarte tu libertad!

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Espero que les haya gustado.

¡Nos estamos leyendo!

La brújula del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora