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Desperté con el cuerpo quemándome de dolor.

¿Donde estaba? ¿A donde me habían traído?

No podía ver absolutamente nada y el que solo escuchara mi respiración y mi corazón palpitar me estaba volviendo loca.

Intente moverme para acomodarme un poco debido a que estaba incómoda en la posición en la que me habían dejado, pero fue una muy mala idea, ya que el dolor en mi cuerpo se extendió por todo mi cuerpo haciéndome gritar.

¿Que me habían hecho?

Aguantándome el dolor intente levantarme, pero fue en vano, ya que mis piernas estaban muy débiles haciendo que cayera de golpe al suelo, seguido del sonido de unas cadenas moviéndose.

Gracias a ese sonido, pude darme cuenta de la presión en mis muñecas y tobillos, por lo que empecé a moverme, notando que el sonido de las cadenas también sonaban.

Me resigné y me quede tirada en el suelo, intentando pensar en otras cosas.

Maldición.

¿Que es este lugar? ¿Por que no puedo ver nada?

En ese momento las palabras del señor del parche llegaron a mi cabeza.

"Esos ojos se pueden vender muy bien".

Asustada y olvidándome por completo del dolor, llevé mis manos rápidamente a mi cara y poder tocar mis ojos.

Debido al toque, un ardor se hizo presente en la zona haciéndome cerrar el ojo rápidamente.

Empecé a reírme aliviada dándome cuenta que no me los habían quitado.

Me quede tirada boca arriba, internado ver alguna salida o por lo menos un mísero rayo de luz.
Pero nada, todo estaba malditamente oscuro.

Intente agudizar mi oído intentado escuchar cosas fuera del lugar, pero nada.

El único sentido del que no me habían privado era del olfato, debido a que podía oler una extraña mezcla a oxidado y otras cosas más, desconocidas para mi.

Suspiré volviendo a cerrar mis ojos y poder descansar un rato.

Quizás así pueda recuperar mis fuerzas y huir de aquí para poder encontrarme con mi familia.

Familia...

¿Estarán bien?

No sabía cuánto tiempo llevaba en este maldito lugar.

Debido a que no podía ver ni escuchar nada de lo que sucedía fuera, había perdido por completo el conteo de los días y horas.

Había llegado hasta 19 días.

¿Cuanto tiempo había pasado?

Desde que desperté solo he permanecido en este lugar, siendo alimentada con un vaso de agua y dos malditos panes, las cuales me lo tiraban desde un agujero que abrían en el techo, siempre a diferentes horas, lo cual me traía completamente confundida.

Desde hace unos días había podido moverme más, caminar por alrededor del lugar y entrenar para poder volverme mas fuerte.

Desde hace unas cuantas horas me encontraba sentada en una de las esquinas, al fondo de la gran caja, mirando fijamente al frente, esperando que algo sucediera.

Por alguna extraña razón me sentí exhalatada, expectante de que algo sucedería en cualquier momento.

De un momento a otro, empecé a escuchar como golpeaban fuertemente a mis costados, dejándome exaltada y confundida por el fuerte sonido.

—ES HORA DEL RECREO— escuché un grito mientras se abría la puerta, por lo que me levante rápidamente para ponerme en posición para atacar.

Tenía razón, algo estaba por suceder.

La puerta se empezó a abrir haciendo que cerrara rápido mis ojos y retorciera hasta pegarme a la pared debido a la luz repentina.

—Que bueno que ya salieron, se estaban tardando mucho—Hablo el hombre mirando con una sonrisa a todos los hombres que salían de sus celdas.

—Que es esto— gruñó uno de los líderes que tenían capturados— Aun no es hora de salir—

Todos los líderes que se encontraban dentro de la cueva se encontraban confundidos.

—Claro que no— de río el hombre—Esto es solo para decirles que tienen a un nuevo amigo— dijo el hombre mandando a uno de sus trabajadores a sacar a la chica— El líder de la aldea Tónkawa, la última que nos faltaba y la que nos me trajo problemas—murmuró.

Las caras de todos los líderes se pusieron serios y con un toque de arrepentimiento al escuchar de que aldea provenía.

Todos ellos sabían que habían cometido un error al no aliarse con la aldea y dejarlos de lado.

Quizás si hubieran acudido a sus súplicas, hubieran podido mantener con vida a sus familiares o amigos.

Pudieron ver como varios hombres se pusieron delante de la puerta, mientras que otro alumbraba hacia dentro. Estaban sorprendidos que el líder sea tan fuere como para necesitar que varias personas lo retengan.

—Señor, no tiene puesto su bozal— dijeron asustados los hombres mirando a la chica que se encontraba gruñéndoles desde adentro.

—¿Y que esperan para ponérselo?—

Uno de los muchachos que tenía el bozal empezó a caminar lentamente hasta meterse dentro del contenedor ante la mirada atenta de todos.

Después de un poco de silencio, se pudo escuchar un grito de dolor seguido de un golpe seco contra el suelo.

—Atrápenla mientras está distraída— dijo el hombre del parche apareciendo por atrás, asustando a sus subordinados, que rápidamente hicieron lo que les dijo.

Pero la chica no se dejó.

Todos los líderes se quedaron confundidos al ver como una adolescente se abalanzaba sobre uno de los hombres para después arrancarle un pedazo de su cuello, justo donde se encontraba su yugular.

¿Ella era la líder?

—AHORA— gritó el hombre haciendo que 2 hombres más la agarraran de sus brazos y la tiraran al suelo, inmovilizándola, mientras que otro se acercaba para ponerle el bozal.

—Hola mocosa— saludó el del parche acercándose a ella, para después sacar un palo de su cinturón para acercárselo a su estómago, dándole una descarga haciéndola gritar.


Dato curioso: El tónkawa se piensa que es una palabra Waco, en el sentido de "que todos permanezcamos juntos". La tribu se describe a sí misma como, "La gente del lobo" ya que según la tradición oral se afirma que todos descienden de un mítico lobo.





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White Wolf  [BNHA] [Kaminari Denki x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora