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Todos se quedaron mirando como la niña caía al suelo.

Todos estaban en silencio, mirando el cuerpo sin saber qué hacer, no sabían como sentirse al respecto.

Todo tipo de emociones recorrían sus cuerpos.

Felicidad por haber acabado con la persona que les había causado tantas desgracias en sus vidas.

Tristes por haber perdido tantas vidas inocentes.

Tenían tanto coraje por haber perdido tanto tiempo y personas peleando con tan solo una niña de 16 años de edad.

Sobre todo, tenían miedo de lo que les esperaba más adelante. Al fin habían conseguido todo lo que querían.

¿Ahora que?

—Al fin— dijo alguien arrodillándose para poder empezar a llorar de emoción— ¡JODER SI!— gritó ocasionando que los demás empezaran a gritar emocionados para después abrazarse y llorar juntos.

Habían logrado purificar su tierra de esos malditos.

Después de todo este tiempo el clan Kevedo, el cual se había creado hace mucho tiempo, había logrado triunfar.

Este clan se encargaba de acoger a personas sin poderes para después meterse en sus cabezas y poner de en contra de todas las personas con poderes, sobre todo, contra esa aldea que fue la que comenzó todo.

El único que no se mostraba feliz era el actual líder del clan, Manzo Wadan.

Después de haber contado todos las personas caídas, no deberían sentirse felices, si no, avergonzados.

Por que todo eso lo hizo una niña.

—Dejen de perder el tiempo y súbanse, aun tenemos mucho que hacer— murmuró Manzo cargando a la niña, para meterla dentro de la camioneta negra.

El viaje hacia su guarida en Tokyo, más precisos en la prefectura de Shizuoka, estuvo lleno de gritos de emoción y festejos.

Una vez que llegaron, todos bajaron y se formaron esperando a que su líder les hablara.

—Métela a "la cueva"— gruñó el del parche lanzando a la muchacha al suelo con fuerza, para después patearla frente a los trabajadores, quienes lo miraban temerosos.

Ya no había alegría.

Habían llegado de la misión y el hombre no se podía encontrar más que furioso.

Habían ido con más de 400 personas y solo habían vuelto unas 20.

—¿Señor?— le pregunto uno de los trabajadores que no había ido a ninguna mision, mientras se arrodillaba frente a la niña un tanto confundido—¿A la cueva?— la agarró delicadamente para empezar a verla.

Su cuerpo estaba lleno de moretones, heridas abiertas, cicatrices.

—No dejes que te engañe— se rió— Ella es la causa de muerte de todos tus compañeros— el hombre levanto su mano y señaló detrás de él como los demás trabajadores traían carretas llenas de extremidades y hombres muertos.

Sabiendo eso, el trabajador, con los ojos oscuros de ira, dejó de agarrarla con delicadeza para agarrar una de sus piernas y empezar a arrastrarla por todo el lugar, en dirección a la cueva.

Muchas personas empezaron a gritar de la furia que sentían al haber perdido contra una pequeña niña, pero eso no fue todo, no faltaron los que empezaron a tirarle basura, escupirle y hasta orinarle encima a la chica, antes de que desapareciera de su vista.

Todos ellos habían perdido a alguien importante por culpa de ella, o así lo creían.

Por que nada de esto hubiera pasado si no hubieran atacado la aldea.

—Te mereces todo esto y mas, bastarda— murmuró el hombre soltándola para sacar una radio y decir un código para que le puedan abrir la puerta hacia "la cueva".

La cueva.

Un lugar alejado de la guarida en donde guardaban y entrenaban a sus "mascotas", las cuales eran animales y mayormente hombres, líderes sumamente peligrosos que habían logrado capturar cuando "conquistaron" las demás aldeas.

La aldea de esa mocosa era la última que les faltaba tomar.

Todos ellos se encontraban separados por unas grandes cajas de metal completamente negras, similares a los contenedores, simplemente eran un poco más grandes.

Cuando el sonido de la puerta abriéndose llego a los oídos de los animales y hombres que se encontraban dentro, estos no duraron en empezar a gruñir o a gritar haciendo que el hombre encargado de la niña riera.

"Vaya pedazos de basura"

Fue lo único que pudo pensar antes de volver a agarrar la pierna de la niña y nuevamente, arrastrarla hasta la última caja que tenían disponible, la cual se encontraba en medio de todas.

—Abre el contenedor 25— volvió a decir en la radio.

No tuvo que esperar mucho tiempo antes de que la puerta de abriera, desprendiendo un olor desagradable que lo hizo tener arcadas.

El contenedor no era más que un espacio completamente frío y oscuro. No había ninguna sola ventana o abertura de donde pudiera entrar luz.

En el suelo se podían ver rastros de sangre seca y excremento que no se habían limpiado con anterioridad.

El hombre volvió a arrastrarla, metiéndola en el contenedor hasta el fondo, en donde la soltó para agarrar unas cadenas que se encontraban colgadas al techo y pegadas al suelo.

Con estas, amarró muy bien las muñecas, el cuello y los tobillos de la chica para después arrodillarse rápidamente para poder asegurarse que el bozal esté bien puesto y también para ver que la pulsera borra kosei esté prendida.

Una vez que se aseguró que todo este bien, suspiró antes de dejarla tirada y salir de ahí con asco, para después volver a cerrar la puerta correctamente.

—Que vergüenza que esa niña nos haya hecho todo eso— escucho como uno de sus compañeros a lo lejos le decía, haciéndolo asentir.

—Ver como acaban a esa maldita será divertido— le respondió antes de salir de ahí.




Fin de la primera temporada.

White Wolf  [BNHA] [Kaminari Denki x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora