CAPÍTULO 4

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Mi decepción era enorme, al verlo a sus ojos miles de preguntas llegaron a mi mente.

-Disculpa creo que me he dejado algo en la cocina ¿Me ayudarías a buscarlo? - pregunto con la poca voz que tengo a George mientras camino y el me sigue, dejando a Carmen en la entrada.

Al entrar lo veo directamente a sus ojos y sin dudarlo mi mano golpea fuertemente en su rostro en forma de cachetada.

-Vine aquí por ti, estaba decidida por ti- digo viéndolo a los ojos mientras siento mis lágrimas caer para luego salir de esa casa sin importarme la presencia de Carmen.

Mientras conducía no pude evitar que algunas lágrimas cayeran hasta que llegara al hotel, al entrar al departamento intenté tomar una ducha, pero el dolor y la decepción inundaban cada pensamiento y cada lágrima que salía de mi rostro. Al ver mi rostro en el espejo intente calmarme.

-No volveré a ser usada y mucho menos sentirme usada- digo para mí misma.

Luego de vestirme y quedarme en mi habitación viendo películas llame a una pizzería para ordenar algo de comida, mi mente aún tenía preguntas rondando en mi cabeza. La puerta sonó varias veces, pero sabía que la pizza aun no debería llegar así que curiosa sin importarme como me podía ver en ese momento y con algunas lágrimas en mi rostro la abro. Al ver quiénes eran limpie mi rostro rápidamente.

-Perdón no esperaba visita- digo forzando una sonrisa.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta Lando en tono preocupado.

-No hablemos de eso, pasen ¿Les puedo ofrecer algo? - Respondo sonriendo.

-No te preocupes, estamos bien - responde Fiore con una sonrisa.

Tomamos asiento para tratar de conversar.

-Perdón- digo para atender una llamada y segundo después regresar -Disculpa había pedido una pizza y el delivery ya se encuentra abajo así que volveré en unos minutos- digo

-No te preocupes, iré yo. Creo que ustedes tienen cosas que hablar- dice Lando mientras sonrió y asiento.

-Te debo una disculpa, por todo lo que te hice en el pasado. No estuve bien y la verdad que ya no lo pienso justificar, quiero estar bien contigo, quizás hacer las paces e intentar ser amigas- digo sinceramente.

- ¿En serio? - pregunta curiosa.

-Si- respondo.

-Entonces empecemos de cero- dice Fiore mientras estrecha su mano - Un gusto, me llamo Fiore Rodríguez- responde con una sonrisa.

-Mucho gusto, mi nombre es Maria Alejandra pero mis amigos me pueden decir Male- respondo mientras estrechó su mano para luego reír de lo absurdo que podría ser este momento.

-Creo que necesitas un abrazo- dice para luego abrazarme- no sé por lo que estés pasando, pero creo que necesitas saber que todo estará bien en algún momento- dice ella tratando de ser reconfortante- Si quieres hablar estaré para escucharte- dice con una sonrisa mientras unas cuantas lagrimas caen de mi rostro.

Minutos después apareció Lando con la pizza, mientras hablamos por algunos minutos más para luego despedirnos sin antes cambiar números.

Sentía como si ya no tuviera tanto peso sobre mis hombros como antes.

Había decidido no hablarles de lo que paso con Alex y Verónica. Esa noche había decidido caminar para pensar mejor las cosas, poner en orden mis sentimientos. Hasta que sentí las luces parpadeantes de un auto, al voltear Verónica estaba conduciendo el auto teniendo a Alex de copiloto. La expresión de sus rostros era de sorpresa al verme ahí.

- ¿Male? - pregunta Alex.

-Sorpresa chicos- digo intentando sonreír.

Luego de ser subida al auto por Alex terminamos en un restaurante.

- ¿Así que has venido a Bristol recién y estas aquí por descanso? - pregunta Veronica.

-Exactamente-respondí omitiendo lo sucedido con George.

- ¿Por qué no avisaste? - pregunta Alex.

-Quería que fuera sorpresa, pero me han descubierto- respondo nerviosa.

La noche transcurrió tranquila mientras hablábamos de pequeños recuerdos de la infancia no logramos evitar reír tan alto en aquel lugar. Creo que en el fondo los necesitaba. Me hacía falta esas risas de complicidad en los recuerdos.

Luego de cenar me llevaron de vuelta al departamento. Esa noche cada recuerdo de lo que paso con George evitaba que conciliara mi sueño hasta que luego de batallar caí.

- ¿Hija dónde estás? - la voz de mi padre resonaba en un lugar oscuro mientras lo buscaba con desesperación hasta tenerlo en frente de mí.

-Aquí estoy- digo para abrazarlo y llorar.

-Debes prometerme ser fuerte pequeña mariposa-dice él.

-Lo soy- digo para luego verlo.

-Por qué de ahora en adelante tienes todo un camino por recorrer, en cada paso que de la familia ahí estaré- dice abrazándome para luego desaparecer y despertarme sobresaltada por el sueño. Mientras siento como sudor bajaba de mi frente noto que ya era medio día y había dormido mucho. Sin entender por qué había sentido ese sueño tan real decido ir a lavarme la cara pero sin dejar de sentir ese presentimiento de que algo está por pasar.

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Minutos después la puerta suena con alteración y decido caminar para abrirla y encontrarme con Alex y Verónica y sus rostros de tristeza.

- ¿Que sucede? - pregunto confundida

-Lo siento mucho- dice Verónica abrazándome.

-Tu papa falleció- dice Alex

Y como si todo pasara en cámara lenta sentí como si clavaran algo dentro de mí, cada vez más profundo y más doloroso. Corro para buscar mi celular en mi habitación y llamo a mama quien contesta entre sollozos.

-Es mentira- respondo.

-Hija- dice ella entre el llanto para sentir como me derrumbaba por dentro.

-Male- dice Jean Paul.

-Es mentira- digo guardando la esperanza de que sea así.

-Lo siento mucho- dice el quien ahora se dejaba escuchar su llanto para luego colgar la llamada.

¡Es mentira! - gritó mientras boto todo lo que vea al piso- ¡Es mentira! - gritó nuevamente para sentir como caigo y ser detenida por los brazos de Veronica quien me agarra y abraza.

El llanto se hace cada vez más audible, el dolor cada vez más fuerte, la desesperación cada vez más viva y yo cada vez más perdida.

Alex y Veronica me vistieron para luego llevarme al aeropuerto esta vez esperando por un jet privado. En el vuelo solo pasaba en el regazo de Veronica quien me sostenía como si su vida dependiera de aquello. Ambos tratando de ser mi fortaleza.

En Francia notó a la prensa desde las afueras de la pista del aeropuerto, al bajar siento como Alex decide cargarme hasta el auto de lo frágil que estaba en ese momento. Al llegar a casa no evite sollozar mientras me adentraba en mi casa buscando a mamá.

Al verme no dudo en caminar hacia mí con sus brazos abiertos mientras ambas llorábamos en la habitación vacía de papa.

El ya no está y una parte de mi tampoco.











BACK TO YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora