Luego de haberme tendido su mano para que me ayudara a levantarme, no la soltó, por lo que salimos así de mi casa, en dirección a la de Baji.
Mi mirada iba fija en nuestras manos, esto podrá sonar cursi pero nuestras manos encajan perfectamente.
—¿Sientes lo mismo?—dijo él interrumpiendo mis pensamientos.
—¿ah?—pregunté desconcertada.
—Que nuestras manos encajan a la perfección.—dijo sonriendo e inclinando su cabeza, haciendo sonar su aro de cascabel.
Estaba impresionada de cómo había podido leer mi mente, qué chico.
—¿Cómo supiste?—pregunté sorprendida.
—Lo siento así.—alzó sus hombros.Llegamos donde Baji luego de unos minutos, su casa no quedaba para nada lejos de la mía.
Abrió su garaje sin problemas y sin avisar.
—¿Está bien que la llevemos así sin más?—pregunté dudosa mientras él ya se estaba subiendo a su moto.
—No te preocupes, le avisé que vendría por ella uno de estos días. Ven sube.—dijo señalando el asiento. Hice caso y me subí detrás de él.—Tendrás que abrazarme fuerte.—me sonrojé.
Y así fue, recorrimos la ciudad en su moto.
Sentía el aire en mi rostro, era completamente relajante. Pero al mismo tiempo iba abrazándolo por la cintura, sintiendo su vientre marcado por sobre la tela de la polera que llevaba.
Fue imposible no sonrojarme y no sentir un calor recorrerme de pies a cabeza al sentir su cuerpo marcado.
—¿Sorprendida por mis músculos?—era increíble cómo este hombre podía leerme la mente.
—Uy si.—soné burlona, no pensaba admitirlo.
Él rió.—Llegamos.—dijo bajándose primero para luego ayudarme a bajar a mí.
—Es una vista hermosa.—admití, nos encontrábamos en un mirador donde se apreciaba toda la ciudad iluminada, ya que ya estaba anocheciendo.
—Tú eres hermosa,__.—dijo besando mi mejilla fugazmente. No supe qué responder.
Me acerqué a la baranda que tenía el pequeño mirador.
Corría una leve brisa nocturna, un escalofrío me recorrió al sentirla.
—Ten.—dijo sacando de su moto una chaqueta para luego tendérmela.
—Gracias.—le sonreí y me la puse, evidentemente me quedaba grande, Kazutora era unos centímetros más alto que yo.
Se acercó a mí y me abrazó por la espalda, apoyó su barbilla en mi hombro y sus manos rodeaban mi cadera. Me quedé inmóvil, no sabía qué decir o cómo reaccionar. Decidí simplemente disfrutar esa sensación. Parecía que todo volvía a ser como antes, volvía a sentir esa emoción al tener a Kazutora a mi lado. Sentía mi corazón latiendo a mil por hora.Me iba a girar para pedirle a Kazutora que sacara su barbilla de mi hombro porque luego de unos minutos así,comenzaba a molestarme su peso cargado en mí, pero al girarme mi cara quedó demasiado pegada a la suya, más bien, mis labios quedaron demasiado cerca de los suyos. Me giré rápidamente para volver a la postura anterior.
Él rió suavemente, llevó una de sus manos a mi mejilla girando mi cara hacia él.
Nuestros labios estaban demasiado cerca, probablemente estaba roja como un tomate.
—¿Qué ibas a decirme?—nuevamente leyéndome la mente, comenzaba a asustarme, salió hecho un mago del correccional.
—Kazutora, sale de mi hombro, me pesas.—dije casi sobre sus labios, interrumpiendo toda la pasión del momento. Él se alejó y se largó a reír.
—Acabas de arruinar nuestro momento de amor.—dijo quejándose entre risas.
—No te aproveches de mi, Kazutora.—dije bromeando, probablemente él sabía que yo estaba a su merced.
Ambos reímos y nos fuimos a sentar a una banquita que había a unos metros más allá.
—Me encanta la noche.—dijo él.
—A mí también.—
—Me gusta mirar las estrellas y la luna, me hace sentir que soy libre.—
—Eres libre, Kazutora.—me giré a verlo, él contemplaba el cielo con brillo en sus ojos.
—Lo sé, es solo que en el correccional no podía apreciar el cielo de noche, teníamos un tiempo para salir durante el día pero en la noche estábamos nuevamente encerrados.—dijo sin dejar de mirar al cielo.
—Ya veo.—no sabía qué responder.
—De todas formas me encantas más tú.—dijo volteándose a verme, automáticamente corrí mi vista. Me cubrí con mis manos, qué vergüenza.
—Y me encanta más que te sonrojes con todo lo que te digo.—soltó una pequeña risita y yo le di un golpe en el hombro—¡Hey! sin violencia.—siguió riendo mientras yo negaba con la cabeza de lado a lado.
—Deja de coquetearme tan descaradamente, ¡no sé qué decirte!—me quejé. Aunque no me molestaba en absoluto, no tenía idea de qué responder.
—Está bien, tranquila.—dijo llevando su mano a mi mejilla para acariciarme. Volteé a verlo.
—Te extrañé mucho.—le confesé.
—Yo a ti.—sonrió nuevamente inclinándose a un lado para hacer sonar su arito.
—Me gusta tu aro.—dije tocándolo con un dedo.
—Es genial ¿no?—asentí—Te regalaré uno igual entonces.
—Me gusta tu cabello también, el rubio con negro te queda excelente.—dije ahora llevando mi mano a su cabello.
—No te puedo regalar mi cabello, __.—sonó serio pero estaba bromeando. Me reí.—¿Esa es tu manera de coquetearme? Ya bésame ¿quieres?—dijo desafiante.
—¡Dios! Kazutora deja de decir esas cosas.—dije tapando mi rostro nuevamente, me avergonzaba, aunque en lo más profundo de mi ser, deseaba volver a sentir sus labios sobre los míos.
Soltó una carcajada y dejó de insistir.
Volvió a correr una brisa sobre la ciudad. Me acerqué más a él en busca de calor, enrollé mis brazos en él, acurrucándome en su cuerpo. Depositó un beso en mi cabellera y pasó sus hombros sobre los míos para apegarme más a él.
—Extrañaba esto.—admití.
—Yo también, eres de las pocas personas que me hace sentir querido.—sabía que no mentía.
—¿Quién es mi competencia?—dije bromeando, aunque sabía que era un tema algo delicado para él.
—Baji, claramente.—sonrió mirando la ciudad.
Sonreí también al verlo. Era un buen chico, nunca tuvo las intensiones de hacer lo que hizo. Era solo un niño que necesitaba que le recordaran lo especial que era.
Me quedé observándolo por un buen rato. Bajó su vista hacia mí y me sonrió.
Se acercó lo suficientemente a mi para besarme, pero no lo hizo. Simplemente quedó inmóvil frente a mí. Rozó nuestras narices suavemente, dándome un besito de esquimal (n/a: si no saben qué es, googleenlo).
—No lo haré tranquila.—me advirtió con una voz ronca. En el fondo deseaba que me besara apasionadamente y me hiciera sentir esas mariposas en el estomago que sentí años atrás. Iba yo a abalanzarme sobre sus labios cuando un ruido de motor nos interrumpió.
—Kazutora, no sabía que tenías novia.—dijo una voz masculina.—
omg !!!who's that pokemonnn???
*inserte audio de tiktok*🥸🥸Es necesario un poco de romanticismo po,,, sin amantes ¿quién se puede consolar? dijo la Raffaella Carrá🧍♀️.
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Mi buen amor [Kazutora Hanemiya]
FanfictionTrataba de pensar que todo había sido un error, pero en este tipo de ocasiones la policía no se equivoca. Él había asesinado a alguien. Con 12 años ya había manchado sus manos. Su miraba iba fija, sus ojos estaban rojos de enojo. Repetía una y otra...