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Desperté al día siguiente, Kazutora aún dormía. Ahora estaba de lado pero hacia mi.
Ahora podía observarlo detalladamente.
Algunos mechones rubios y negros caían por su frente, los deslicé detrás de su oreja.
Tenía unas pestañas largas, al tener los ojos cerrados se veían más. Su nariz era algo respingada y sus labios rosados.

Me quedé concentrada en sus labios hasta que sentí que despertaba.
—Buenos días.—dije suavemente.
—Hola.—dijo tapándose con las mantas.
—¿Quieres desayunar?—pregunté.
—Está bien.—respondió desviando su vista de mí.
Me levanté a preparar un café y sándwich.

Al volver, Kazutora ya se encontraba aseado, su pelo estaba mojado aún pero ya estaba vestido con ropa limpia.
—Traje café.—dejé la bandeja sobre la cama y este se sentó a comer.
—Voy a salir. No te preocupes por mí hoy.—dijo al terminar el café y dejar la taza sobre la bandeja.
—Está bien, ¿te espero con almuerzo o algo?—pregunté sin tratar de entrometerme demasiado, aunque me generaba mucha intriga saber dónde iría.
—No.—dijo levantándose de la cama para ponerse una chaqueta que había dejado a un lado. Salió por la puerta de la habitación donde habíamos dormido.
Suspiré.

Era ya domingo, casi las 10 de la noche y Kazutora me tenía preocupada, ¿y si se había metido en problemas? El sábado solo regresó a cenar y hoy había salido antes de que yo despertara.
A las 10:05 tocaron la puerta, fui corriendo a abrir y era él. Su ojo estaba morado, tenía rasguños por toda la cara y de su nariz seguía goteando sangre.
—Mierda, Kazutora ¿qué te hicieron?—pregunté alarmada.
—¿Me dejas pasar?—preguntó sin mirarme. Comenzaba a ser insoportable la manera en que me trataba sin interés alguno.
Me hice a un lado dejándolo pasar.
—Ve al baño, iré a buscar un botiquín para curarte.—le dije empujándolo al baño.
—No es nece..—lo interrumpí.
—No te hagas el valiente ahora ¿quieres? No vas a dejar mi cama llena de sangre.—dije respondiendo de igual manera en que él lo hacía, seco y cortante.
No dijo nada más y se fue al baño.

Saqué el botiquín de emergencia que tenía en la cocina y lo llevé.
Se había lavado la cara y su polera ahora estaba en el piso llena de sangre. Al verla la tomé rápidamente antes de que ensuciara y la dejé dentro de la ducha.
Él estaba sentado en la tapa del baño.
—Mírame.—le ordené para comenzar a limpiar sus rasguños de las mejillas.
Se quejaba al sentir los algodones sobre su piel.
—No deberías meterte en peleas un día después de estar libre.—dije seria, no me haría gracia que volviera a ser detenido
Él no respondió.
—Te deben tener en la mira aún, no hagas..—me interrumpió.
—¿Por qué ahora te preocupas por mí? Joder, pasaron 3 putos años.—dijo levantándose bruscamente, su tono de voz era violento.
(N/a: En el manga dice que fueron 2 años sino me equivoco, pero aquí son 3 jej)
—¿De qué hablas?—hice una mueca extrañada, alejándome un poco.
—¿Ahora que estoy libre vienes a hacerte la buena conmigo? ¿Qué quieres?—alzó una ceja desafiante.
—Kazutora, ¿de qué mierda hablas?—mi voz ahora sonaba con enojo.
—No fuiste ningún puto día a verme, no te interesó cómo estaba, simplemente continuaste con tu vida. Fue cuando más te necesité que desapareciste, y ahora haces como si nada, intentas hacerte la buena con...—no sé cómo, mi mano llegó a su mejilla, golpeándolo. Le había dado una cachetada, estaba enfurecida.
—¿Qué no me preocupe? ¿De qué mierda estás hablando? Enfermo. Estuve allí, sabiendo lo que habías hecho, sin entender por qué. Y ahora, te estoy tratando de ayudar ¿y así es cómo me tratas? Dime quién mierda te hubiera dado alojo después de haber salido de allí. ¿Ah?—dije mientras volvía a guardar las cosas al botiquín—Vete a la mierda, imbécil—salí del baño roja de la furia que sentía.
Sentí como el entraba a mi habitación y pegaba un portazo.

Excelente, buena idea traer a un loco a casa. ¡Bien, __! Mientras no llegue tu madre no pasará nada


Kazutora anda pesaito 😵

Mi buen amor [Kazutora Hanemiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora