Ya era 30 de octubre, me encontraba desde ya hace un buen rato preparando el biscocho de los cupcakes en la cocina.
Escuché que se abría la puerta de calle, probablemente Kazutora había llegado.
—Hola preciosa.—dijo entrando a la cocina. Sus ojos brillaron al ver los primeros cupcakes listos sobre el mesón, se estaba acercando para sacar uno pero lo detuve.
—¡Hey! No aún, son para mañana.—dije en voz alta, para que se detuviera, él hizo un puchero.—Kazutora, no.—dije seria.
—Está bien.—dijo frustrado. Se acercó a mí, yo me encontraba de espaldas pero me atrapó por mi cintura, pegándome a él.
—¿Te he dicho que eres hermosa?—dijo cerca de mi oído. Negué con mi cabeza.—Pues ahora te lo digo, eres hermosa.—comenzó a dejar besos en mi cuello. Un golpe de electricidad recorrió todo mi cuerpo al sentir sus labios sobre mi piel.
—K-kazutora..—dije suspirando, sin dejar de lado la decoración de los cupcakes.
—¿Si?—deslizo su lengua por el costado de mi cuello hasta llegar a mi oreja. Mordió suavemente el lóbulo y siguió con besos.
—Mmm, ¿qué insinúas?—pregunté riendo suavemente.
—Nada, bebé. Solo quiero mimar a mi chica.—sus manos estaban en mis caderas, me apegaban más a él. Sentía su bulto en mi trasero y eso me estaba provocando aún más.
—¿Ah sí?—dije dándome vuelta para quedar frente a él. Este sonrió y asintió.
Nuestras narices rozaban suavemente antes de ir al beso, soltábamos leves risitas inocentes y sonrisas pícaras.
Tomé la iniciativa y rompí la distancia que nos separaba, ahora nuestros labios se unían en un profundo beso.
Mordió levemente mi labio para que abriera por completo mi boca, permitiendo la entrada de su lengua.
Nuestras lenguas chocaban desesperadas por más, sus manos ahora estaban en mi trasero y cada vez me apegaba más a su cuerpo para sentirlo mejor.
Solté un leve gemido al sentir como su miembro chocaba contra mi zona. Este sonrió sin dejar de besarme.
En un movimiento brusco, corrió la bandeja donde estaban los cupcakes y la decoración, dejando libre el mesón de la cocina. Me tomó firmemente por mi trasero y me dejó sobre el mesón, ahora yo quedaba un poco más alta que él.
Abrió mis piernas y se ubicó en medio, rápidamente atiné a envolverlo con estas.
Besaba mi cuello mientras bajaba por este hasta llegar al escote de mi blusa.
Fue desabrochado despacio cada botón de esta hasta abrirla por completo.
Se alejó para contemplarme un poco, sus ojos brillaban, sus mejillas estaban rojas y se mordía el labio sutilmente.
—Eres perfecta.—dijo para acercarse de nuevo a mis labios.
Mis brazos rodeaban su cuello y mis manos llegaban hasta su cabello, despeinándolo por completo. Una de sus manos se encontraba en mi cintura y la otra recorría mi abdomen de arriba abajo, sin atreverse a tocar más allá de la tela de mi brasier.
Tomé su mano y la llevé a uno de mis pechos. Este se separó para preguntarme.
—¿Puedo?—asentí segura y volvimos a besarnos.
Su mano apretó levemente uno de mis pechos, aún sobre la tela. Al sentirlo se escapó de mi boca un gemido.
—Perdón, lo haré más despacio.—dijo nervioso.
—No no, está bien así.—dije volviendo a guiar su mano.
Sus besos ya no eran en mis labios, ahora bajaba por mi cuello hasta llegar a mis pechos, mientras besaba uno, el otro lo apretaba y jugueteaba. Mi mano llegó a mi espalda para desabrochar el brasier, que ya estaba sobrando.
Este se sorprendió pero me ayudó a quitarlo. Ahora sí podía hacer bien su trabajoSiguió bajando por mi abdomen hasta llegar a mi falda, la levantó con cuidado y trazó un nuevo camino de besos por el interior de mis muslos. Acariciaba la parte exterior de mis piernas.
Sentía tanto placer que llevaba mi cabeza inconscientemente hacia atrás, cerraba mis ojos fuertemente y se escapaban más gemidos que inundaban la cocina.
Llegó hasta mi intimidad y comenzó a dar suaves besos sobre la tela del calzón. Por un costado de este, comenzó a introducir 2 dedos para juguetear con mi clitoris.
Mis manos tiraban de su cabello para que no se despegara de allí.
—K-kazutora...—salió de mi boca como un gemido.—
—¿Qué pasa preciosa?—dijo mirándome pero sin alejarse de mi zona.
—Sigue, p-por favor...—él sonrió y siguió.
Lo que podía ver con mis ojos era maravilloso, Kazutora arrodillado ante mi depositando beso tras beso en mi intimidad.
Me sostuvo por la cintura, para comenzar a bajar mis bragas. Levanté un poco mi trasero para que pudiera quitarla sin problemas.
Bajó nuevamente sus manos, con dos dedos rozaba mi clitoris variando velocidades, primero despacio y después más rápido. Su boca también estaba sobre mi clitoris ahora, pasaba su lengua suavemente pero juguetón, a ratos succionaba despacio. Me tenía loca.
Sus dedos fueron a mi entrada, rozaban el borde para comenzar a introducirlo sin problemas, ya que ya estaba bastante húmeda.
Al sentirlo dentro, volvió a salir un fuerte gemido de mi boca. Sentí como sonrió y siguió haciéndolo. Introdujo sus dedos hasta lo más profundo que pudo y comenzó a moverlos en círculos. Dios mío, estaba en el paraíso.
—Mmmás...más rápido por favor.—supliqué y él obedeció.
Siguió por unos segundos pero luego se detuvo. Me tomó por mi trasero y me enrollé en él.
—Seguiremos en la cama.—dijo con una voz ronca que me prendió demasiado.
Mientras me cargaba iba besando su cuello y podía notar como a él le gustaba.
Ahora venía su turno.
Me dejó sobre la cama, sin embargo me incorporé.
—Es tú turno. Acuéstate.—dije de manera autoritaria. Este se sorprendió ante mi solicitud pero obedeció sin problemas.
—Soy tuyo.—dijo recostándose.
Comencé a besar su cuello, subía y bajaba, llegué a su oreja y le susurré.
—Siempre me imaginé que la primera vez sería contigo.—él sonrió y mordió su labio inferior.
Con su ayuda quité la polera que llevaba y pude observar su torso desnudo.
Kazutora es un manjar de dioses.
Besé su clavícula hasta llegar a sus pezones, succioné dejando una marca.
—Dé-déjame marcas, soy todo tuyo.—dijo acariciando mi cabello mientras yo besaba su piel.
Bajé por su abdomen hasta llegar a su pantalón. Su respiración se aceleraba cada vez más. Desabroché el botón y bajé su pantalón, me ayudó a quitárselo por completo.
Se incorporó sentándose en la cama y llevando su espalda al respaldo de esta.
Gateé hasta llegar donde se encontraba.
Observé su zona baja y se notaba excesivamente el bulto bajo su bóxer. Me mordí el labio inferior al notarlo.
Acerqué mi mano y comencé a tocarlo sobre la tela, inmediatamente de su boca salió un suspiro.
No me sentía cómoda con la tela impidiendo tocar por completo su miembro.
Bajé su bóxer y lo pude contemplar por completo.
Mi mano rodeó su tronco y comencé a moverla de arriba a abajo. Lo miré y se encontraba con la cabeza hacía atrás mientras mordía su labio.
—¿Está bien?—pregunté, era primera vez que hacía algo así.
—Así, p-perfecto.—dijo entre jadeos.
Sonreí ante esto y seguí.
Mis labios fueron a los suyos y nos unimos en un beso torpe, él estaba demasiado inquieto ante mi tacto.
Mi lengua chocaba contra la suya violentamente.
Se alejó.
—Con esta, te tocarás tú.—dijo llevando una de mis manos a mi zona, la otra seguía en su pene.
Asentí de manera sumisa. Una de mis manos frotaba mi clitoris mientras la otra subía y bajaba en su miembro.
Él simplemente me observaba, maravillado con lo que hacía. Acariciaba mi mejilla suavemente.
—Me encantas.—se volvió a acercar para besarme.
Mi agarre en su miembro ahora era más firme, y más rápidos mis movimientos, su respiración estaba muy acelerada.
Me detuvo violentamente. Me posicionó en medio de la cama, pero mis piernas caían al suelo. Quitó mi falda bruscamente, que era la única prenda que restaba.
—Abre las piernas.—me ordenó y obedecí al instante. Se dirigió a su bolso y sacó un pequeño paquetito. Era un condón.
Se posicionó entre mis piernas, comenzó a ponerse el preservativo, dios todo lo que hacía parecía sexy.
—¿Estás preparada?—
Asentí.
Comenzó a rozar su miembro contra mi entrada, mi cuerpo se movía en busca de más contacto.
—Hazlo.—supliqué. Y así lo hizo, comenzó a introducirlo, al comienzo se sentía demasiado invasivo y doloroso, después de unos segundos me acostumbré y Kazutora comenzó con embestidas más fuertes.
—Me-me encanta.—dije entre gemidos. Él me sonrió y siguió embistiéndome.
Levantó ambas de mis piernas y las llevo a su hombro, de esa manera podía llegar a lo más profundo de mí. Dios, se sentía tan bien.
Una de las manos de Kazutora rodeaba mis piernas para que estas no se cayeran de sus hombros y con la otra mano frotaba mi clitoris de una manera desesperada, pero causaba tanto placer en mi que no me quejaba más que por lo excitada que estaba.
—K-kazutora...ya voy a...—se detuvo bruscamente, soltó mis piernas y se quitó de dentro de mí.—¿Qué pasa?—pregunté extrañada y al mismo tiempo desesperada, necesitaba más.
—Vas a montarme.—dijo sentándose en la cama.—Ven.
Me levanté rápidamente para
posicionarme en frente de él.
Puse mis piernas a cada lado de las suyas, me senté sobre sus piernas sin meter su miembro dentro de mi aún. Me movía suavemente únicamente para disfrutar el roce. Me levanté un poco y posicioné su pene en mi entrada, luego comencé a bajar. Llevó su cabeza hacia atrás soltando un gemido. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me apretó más a él. Mis movimientos de a poco comenzaron a aumentar de velocidad. Él ayudaba levantándome desde la cintura. Subía y bajaba. Mis brazos rodeaban su cuello, para mantenerlo más cerca de mí y para no caer de la cama.
Puse mi frente pegada a la suya.
—M-mírame.—le ordené, ya que se encontraba con los ojos cerrados.Al mirarme le dije—Te amo Kazutora.
—Te amo,__.—me besó suavemente los labios, sin dejar de movernos desesperadamente.No bastaron más de cinco minutos para ambos llegar al orgasmo y quedar rendidos sobre la cama.
Kazutora era lo más hermoso que me había pasado, no tengo dudas de eso.
Nos quedamos uno frente al otro, una de sus manos se dirigió a mi mejilla para acariciarla suavemente. Nos mirábamos a los ojos prometiendo que estaríamos así de enamorados por siempre. Podría jurar que sus ojos me decían que estábamos enamorados uno del otro y nada más en el mundo importaba
Después de unos minutos nos quedamos profundamente dormidos.—
ahora rezar y sacar todos los pensamientos impuros🧍♀️🧍♀️🧍♀️🧍♀️🧍♀️🧍♀️NAKDNQKD
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Mi buen amor [Kazutora Hanemiya]
FanfictionTrataba de pensar que todo había sido un error, pero en este tipo de ocasiones la policía no se equivoca. Él había asesinado a alguien. Con 12 años ya había manchado sus manos. Su miraba iba fija, sus ojos estaban rojos de enojo. Repetía una y otra...