En la televisión se oía claramente como decían su nombre, Kazutora Hanemiya. Pero yo me rehusaba a creer que era él de quien hablaban. Mi amigo no era un asesino.
Salí rápidamente de la casa en dirección al lugar.Y entonces lo vi, con mis propios ojos. Trataba de pensar que todo había sido un error, pero en este tipo de ocasiones la policía no se equivoca.
Él había asesinado a alguien.
Con 12 años ya había manchado sus manos.
Su miraba iba fija, sus ojos estaban rojos de enojo. Repetía una y otra vez la misma frase, podía ver en sus labios, pero no podía oír qué era, el ruido de las patrullas me lo imposibilitaba.
—¡Kazutora!—grité para que me dedicara una mirada.
Pero iba demasiado concentrando maldiciendo una y otra vez a, su ahora, ex-mejor amigo.Esa misma noche, un policía al verme gritar su nombre desesperada, me pidió que lo acompañara a la comisaría.
Accedí a hablar en su favor, evidentemente no quitarían la condena, pero sí podría disminuir los años en que estaría privado de libertad.✧
Días después, declaré frente a la jueza, lo que debía decir era simple, primero decir qué tipo de relación tenía con él, cómo era Kazutora normalmente, cómo se comportaba con sus amigos, con sus padres. Si es que alguna vez tuvo alguna conducta violenta como esta.
Durante toda la declaración él no fue capaz de mirarme, supongo que la vergüenza que sentía era más grande.
Yo a ratos lo miraba de reojo.
Su mirada ya no tenía el mismo brillo que hace unas semanas. Debajo de sus ojos se veían leves manchas cafés, eran ojeras, probablemente no había dormido bien desde ese entonces.
Sus manos estaban reposadas encima del mesón café donde se encontraba él y a su lado derecho, el que parecía ser su abogado.Después de mi declaración la jueza me dio las gracias, salí para que entrara Baji.
Con Baji había sido lo mismo, no me miraba, desde aquella noche traté de hablar con él, para preguntar qué había pasado realmente. Qué había llevado a Kazutora a hacer eso, pero no accedió a hablar conmigo.
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Mi buen amor [Kazutora Hanemiya]
FanfictionTrataba de pensar que todo había sido un error, pero en este tipo de ocasiones la policía no se equivoca. Él había asesinado a alguien. Con 12 años ya había manchado sus manos. Su miraba iba fija, sus ojos estaban rojos de enojo. Repetía una y otra...