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Volví a mi habitación y Kazutora se encontraba acurrucado entre las sábanas, se le veía tranquilo.

No cerré la puerta, por si necesitaba algo, me fui a la habitación del lado a dormir.
Me quedé dormida al poco rato, sin embargo desperté al escuchar llanto.
Me levanté rápidamente aún algo mareada por el movimiento y fui a ver qué pasaba, al parecer Kazutora tenía una pesadilla.
—Kazutora....—le moví al brazo para despertarlo.—Kazutora, despierta, estás teniendo una pesadilla.—lo moví más fuerte y reaccionó.
Se incorporó rápidamente sentándose en la cama.
Su respiración estaba acelerada y lágrimas caían por sus ojos, llevó sus manos rápidamente a estos para secarse.
—Tranquilo, fue solo una pesadilla.—tomé una de sus manos para acariciarla.
Él asintió como niño pequeño.
—¿Mejor?—pregunté.
—Si..Gra-Gracias.—quité mi mano pero él volvió a tomarla.—No quiero volver a soñar lo mismo.—me sorprendí, al final si podía seguir siendo un niño pequeño.
—Ven, vamos a tomar un té para que te puedas dormir mejor.—no soltó mi mano, por lo que me acompañó hasta la cocina.
Herví agua y puse algunas hojas de té que mi madre me daba cuando me costaba dormir o cuando tenía algún dolor.

—Ten.—le pasé una taza con el té.
Él la tomó y la bebió enseguida.
Me quedé sentada frente a él, no quería preguntar qué soñaba, no creí que fuera indicado.
—Cuando era pequeña y tenía pesadillas, mi abuela me daba ese té con un chocolate, así podía dormir el resto de la noche.—le conté.
—Espero que me sirva también.—dijo sin ánimos.
Yo simplemente asentí.
—Iré a acostarme.—avisó segundos más tarde.
—Está bien, cualquier cosa me avisas.—le dije, pero ya había salido de la cocina.
Suspiré, lavé la taza y volví a acostarme.

Me quedé dormida nuevamente, pero desperté al poco tiempo.
Kazutora estaba al frente de mí, su mirada estaba fija en mi rostro, llegaba a dar miedo.
—Ka-zutora, ¿qué ocurre?—dije bostezando.
—__.—pronunció mi nombre después de mucho tiempo.
—¿Sí?—
—¿Puedo dormir contigo?—su mirada bajó al suelo, probablemente estaba avergonzado.
—Sí, ven.—dije moviéndome y dejándole espacio para él.
Se acomodó rápidamente quedando frente a frente.
—Date vuelta, te haré un masaje para que duermas.—le dije.
Él me hizo caso, ahora se encontraba boca abajo, yo no me moví de mi posición, simplemente saqué mis manos de debajo de las frazadas y comencé a deslizar mi mano por su espalda. Al comienzo, sus hombros estaban tensos pero minutos más tarde se había relajado por completo.
Después de unos minutos pude ver como se había quedado dormido.
Me acomodé despacio, sin hacer movimientos bruscos que pudieran despertarlo.


🪄ola gente

Mi buen amor [Kazutora Hanemiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora