Capítulo 26

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—La necesidad de que te toque otra persona no es algo que puedas conectar y desconectar.
No es algo que puedas controlar a fuerza de voluntad —musitó Lisa, que sabía muy bien por experiencia propia, por las noches que pasaba despierta con el cuerpo dolorido por la intimidad que habían compartido con Jennie. Sin duda necesitaba sus caricias.

Oh, sí, podría haber fingido ante sí misma que ése no era el caso.

Podía negarse que la deseaba, pero, en el fondo, esa parte de ella a la que Jennie había conseguido llegar se había negado a acatar sus órdenes y aceptar la mentira que Lisa se repetía en la mente.

La deseaba con todo el corazón. La deseaba más allá de toda lógica o razón.

Vio cómo sus palabras hacían que se oscurecieran los ojos gatunos de Jennie y el corazón la golpeó con violencia en el pecho.

La primera vez que entró en aquella habitación y vio las cortinas y la colcha de seda color gris oscuro, a juego con el lugar que habían compartido antes las dos, había sabido que alquilaría aquella casa se j duda.

Era la primera vez que estaba a solas con Jennie nuevamente desde que anunciaran su compromiso y su aroma cuando pasaban juntas de una habitación a otra la había empezado a enloquecer los sentidos antes de que Jennie la desafiara.

—Jennie…...

El calor familiar del aliento de Lisa en su piel hizo que Jennie se estremeciera.

Se dijo así misma que era por el rechazo, no por el deseo.

Pero era un rechazo extraño, que  hizo permitir a Lisa que la tomara en brazos y adaptara su cuerpo al de ella.

Y aún más extraño era el deseo que le hizo inclinar a un lado la cabeza para que Lisa pudiera apartarle el cabello de la cara mientras la miraba a los ojos antes de besarla.

Fue un beso tierno, gentil y cálido, un beso que Jennie podría haber esquivado o negado en lugar de emitir un gemido.

Pero emitió el gemido y la respuesta de Lisa fue estrecharla todavía más, besarla profunda e íntimamente.

Entonces sí intentó resistirse, dándose cuenta del peligro que corría, no por Lisa sino por sí misma, por la respuesta que subía en su interior como una oleada.

Por mucho que intentó obligar a su cuerpo a negar lo que quería, la necesidad que Lisa despertó se negaba a ser controlada.

El sutil roce del aliento de Lisa en su piel bastaba para hacerla estremecerse de necesidad, y en ese momento Lisa hacía mucho más que respirar contra su piel.

En ese momento la besaba, la tocaba con un deseo que, de no haber sabido que era imposible, habría parecido no ilógico.

Lisa le puso la mano en un pecho y le acarició el pezón con el pulgar a través de la ropa.

Un deseo intenso explotó dentro de Jennie, privándola de la capacidad para pensar o valorar.

Cuando Lisa le apartó la ropa para sacarle el pecho del sujetador y succionar sensualmente el pezón, Jennie estuvo perdida.

Fue vagamente consciente de que le recorría la espalda con las uñas a través de la tela, y de que sollozó con una mezcla de liberación e impaciencia cuando Lisa apretó su vientre contra su cuerpo y le puso una mano en las nalgas para alentarla a mover las caderas rítmicamente.

A mover las caderas contra Lisa en respuesta a su erección.

Lisa reconoció que estaba perdida, inerme, poseída por la intensidad de su necesidad por Jennie.

Sin duda tenía claro que Jennie era todo lo que deseaba, todo lo que desearía siempre.

Quería perderse en ella y olvidar todo lo demás.

Lo único que quería ahora era a Jennie.

¿Lo único que quería? Eso no podía ser posible....

No debía ser posible.
La soltó sin decir nada.

Jennie, devuelta a la realidad, se apartó con un gritito de negación, pasó delante de Lisa y se detuvo solo a recoger el bolso antes de bajar corriendo las escaleras y salir a la plaza.

El corazón la golpeaba con fuerza en el pecho.

Estaba físicamente enferma de disgusto por sí misma, era incapaz de creer lo que había hecho y lo que había sentido.

Paró un taxi y se subió.

Y, a pesar de todo lo que había pasado, no fue capaz de dejar de mirar hacia el dormitorio del que acababa de salir.

Lisa estaba en la ventana, mirando la calle.

A Jennie se le paró el corazón.

La culpa de lo ocurrido era de ella.

No tendría que haberla desafiado de aquel modo.

Sabiendo la clase de mujer que era Lisa, tendría que haber supuesto que no le importaría nada aumentar su humillación haciendo que volviera a desearla.

Y ella la había deseado. ¡Oh, cómo destrozaba su orgullo saber eso!

¿Cómo podía desearla todavía más? ¿Cómo podía?

Lisa miró desde la ventana el taxi que se llevaba a Jennie.

¡Gracias a Dios que se había ido!

Unos segundos más y habría empezado a suplicarle que la dejara amarla.

¿Amarla? Quería decir poseerla. Solo eso.....

La había excitado de tal modo que ya no podía pensar con claridad.

¿Por qué?

¿Por qué Jennie tenía aquel efecto en ella?

¿Cómo era posible, después de todo lo que había aprendido, que Jennie se hubiera metido de aquel modo en sus sentidos, en su corazón y…..?

¿En su corazón? ...
Lisa sintió el rugido de la sangre palpitándole en los oídos.

Jennie..
¿Por qué solo su nombre bastaba para llenarla de un anhelo tan intenso que parecía una forma de tortura para si misma?...

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Gracias por leer ✨

Designio Fallido (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora