La auxiliar de vuelo vestida de uniforme que esperaba a Jennie en la parte superior de las escaleras del avión privado con un discreto logotipo de empresa, el logotipo empresarial de Lisa, le dedicó una sonrisa de bienvenida cuando la acompañó hasta la cabina lujosamente amueblada mientras Lisa hablaba con el piloto.
—Estamos listas para despegar —le dijo la auxiliar.
Colocó la pequeña maleta de Jennie en lo que parecía una pared pero era en realidad un armario.
—En cuanto estemos en el aire serviré champán y canapés. Este es el mando de su asiento —añadió, mostrándole un mando a distancia—. ¿Quiere que le muestre cómo funciona?
Jennie sonrió amablemente y negó con la cabeza.
No era la primera vez que viajaba en un avión privado, pues su hermana tenía uno; y había reconocido la zona privada del aeropuerto en cuanto la limusina que las había recogido en el hotel había entrado en ella.
El interior de aquel avión era ligeramente más pequeño que el de su hermana, pero igual de lujoso o más.
La moqueta gris de rayas negras era gruesa y estaba inmaculadamente limpia; el cuero negro de los asientos resultaba tan suave que Jennie no pudo resistirse a pasar las yemas de los dedos por el brazo del suyo.
Aquella parte de la cabina estaba amueblada como una pequeña sala de reuniones, con sillones de cuero y un sofá, pero una puerta en la pantalla de cristal de la parte trasera atrajo su atención.
La auxiliar de vuelo captó su mirada.
—Esa puerta lleva a la zona de trabajo de la señorita Manoban y más allá están el cuarto de baño y la despensa. ¿Me permite su abrigo?
Jennie asintió con la cabeza y le devolvió la sonrisa.
Le entregó el abrigo. La auxiliar de vuelo era una joven muy dulce y la miraba de un modo de cariño que indicaba confianza.
Lisa que estaba a punto de entrar en la cabina, vio el modo en que la auxiliar de vuelo miraba a Jennie cuando le tomó el abrigo.
Enseguida la salvaje oleada de posesividad que la llevó desde el umbral hasta el lado de Jennie fue tan repentina y abrumadora, tan instintiva, que dictó sus acciones antes de que tuviera tiempo de pensar en desafiarla.
Se dijo que era perfectamente natural… dada la importancia del éxito de su plan. Y, dada la ingenuidad de Jennie, quería asegurarse de que nadie mostrara interés por ella.
Si, si duda la respuesta de celos solo había dictado por su plan nada más.
No por posesividad y desde luego, no por los celos de ver a Jennie con otra persona.
—Todavía no me has dicho adónde vamos —le recordó Jennie a Lisa cuando ella tomó asiento en preparación para el despegue.—No, y no tengo intención de decírtelo aún gatita. Es una sorpresa, ¿Recuerdas?
—¿Pero puedes decirme cuánto tiempo durará el vuelo? —sugirió Jennie.
—Unas cinco horas —contestó Lisa—. Y en cinco horas podemos llegar a muchos sitios. Nueva York, una de las ciudades más llenas de vida del mundo; o Dubai, un lugar de diversión.
Jennie se echó a reír.
—A Jisoo le encanta ir allí. Los lugares de diversión son sus favoritos cuando no está trabajando.—También está el Caribe —continuó Lisa.
—También puedes decirme adónde vamos en vez de tenerme adivinando —señaló Jennie, con una sonrisa.
—Ah, pero si hiciera eso, ¿En qué ibas a pensar las próximas cinco horas? —preguntó Lisa con suavidad.
Sus palabras podían parecer inocentes, pero Jennie sabía que no lo eran… como también sabía muy bien lo que ocuparía sus pensamientos en las siete horas siguientes.
Y no sería su destino, sino lo que ocurriría cuando llegaran a el destino incierto.
Será que Lisa la abrazaría, la tocaría, la llevaría a la cama y la haría suya. Lisa, Lisa,Lisa. Lalisa Manoban era su viaje y su destino...
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Cinco horas después, tras un almuerzo elegante seguido por una dorada al horno servida con verdura bien cocinada y de un postre que consistía en una mousse de naranja de vainilla y champán, Lisa había coqueteado con ella de un modo tan sutil que la mitad del tiempo Jennie no estaba segura de si decía o daba a entender lo que ella creía o si su deseo y su imaginación le hacían creer que las palabras de Lisa trasmitían un mensaje deliberadamente sensual y la promesa de los placeres por llegar.Una mirada por la ventanilla del avión cuando empezaban a descender le indicó adónde la llevaba Lisa.
Su rostro se iluminó de alegría. Se volvió hacia Lisa.
—¡Vamos a París! ¡Oh, Lisa! Gracias. Recordaste lo que te dije… —le puso la mano en el brazo en un impulso y volvió la cara hacia Lisa.
La bestial oleada de deseo salvaje que invadió a Lisa la dejó paralizada.
Era Jennie la que tenía que desearla de un modo tan insoportable que le resultara imposible resistir….. no al contrario.
No podía tener sentimientos hacía Jennie, tendió la mano para apartarla, pero un movimiento brusco del avión las pilló desprevenidas y Jennie perdió el equilibrio y cayó sobre Lisa.
Lo que dejó a Lisa sin otra alternativa que ceder a su instintiva respuesta de protegerla y sostenerla y cuidar que Jennie no se lastimara.
Y en cuanto estuvo en sus brazos, su cuerpo reaccionó a la presencia de ella como si Jennie fuera algo que anhelaba desesperadamente.
La necesidad empujó las barreras de su autocontrol; su excitación aumentó en intensidad.
Y en cuanto tomó la boca de Jennie en un beso con más pasión de lo que era su intención, anheló al instante mucho más que un beso.
Cuando el avión descendía desde las nubes a la ciudad que para Jennie era la más hermosa del mundo, no era Paris lo que atraía su interés, sino la propia Lisa.
La rapidez apasionada con que la había besado le encantaba y se apretó en respuesta contra el cuerpo de Lisa.
La lengua de ella acarició la suya con movimientos tan fieramente sensuales y urgentes como los del tango más explícito.
Comprendió que le habría dado igual adónde decidiera Lisa llevarla.
Lo que importaba, lo único que a ella le importaba, era estar con Lisa.
Lisa era ahora el paisaje de sus sueños y la ciudad de su corazón.....
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Gracias por leer ✨
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Designio Fallido (Adaptación Jenlisa G!P)
FanficLa empresaria Lalisa Manoban tenía una rival, la multimillonaria Kim Jisoo. Por suerte, Jisoo tenía un talón de Aquiles: Su hermana Jennie, a la que protegía a toda costa. El plan ideal de Lisa era seducir a la encantadora Jennie Kim y, cuando hubi...